Frances Gallardo: el paisaje más allá de la tormenta
FLAVIA VALLADARES MÁS mirando a FRANCES GALLARDO
La producción artística de Frances Gallardo (San Juan, 1984) es un asidero de inestimable significación para comprender la cultura del Caribe, en especial la de Puerto Rico y su diáspora. Ella que es una artista migrada -actualmente reside en los Estados Unidos- ha podido constatar en carne propia los efectos de la migración; fenómeno que acusa un proceso de feminización según los especialistas del tema. Estando lejos de su tierra natal, la creadora boricua ha profundizado ese interés -manifiesto en las obras desarrolladas en suelo patrio- por su idiosincrasia, la cual se encuentra transversalizada por una especial relación del ser caribeño con el paisaje-naturaleza. La suya es una ecopoética que bajo el prisma de la mirada femenina adquiere personalísimos derroteros de significación.
Cuando Gallardo dibuja, borda trayectorias de tormentas, cala en papel hermosos paisajes huracanados, elabora intrincadas tramas sobre materiales diversos o crea piezas instalativas multisensoriales, no solo firma como una artista polifacética, multimedios y propensa a la experimentación artística, sino también reflexiona sobre la historia ambiental del espacio antillano. Así, evoca la sobrecogedora sinfonía de la naturaleza, ensaya sobre una posible reconciliación del ser humano con el medioambiente y funda una geoestética muy particular. Su constante preocupación por el caos del mundo puede interpretarse como una postura ecológica que se configura desde una acuciosa mirada femenina y las particularidades climático-geográficas del Caribe. Guabencex -deidad de las tormentas en el sistema teogónico taíno- funge como pilar tutelar de ese poema visual y sonoro que a diario construye.
Podrías comentar sobre tu país y los roles que ocupa la mujer en la sociedad ¿Qué significa ser mujer, artista, boricua y caribeña?
La formulación de esta pregunta es sumamente política. Me provoca a pensar: ¿es Puerto Rico un país? ¿Una colonia? ¿La significación de algo implica una definición? Creo que si algo distingue la caribeñidad boricua que habito como mujer es la fluidez.
¿Por qué el arte? ¿Cómo fueron tus inicios en el mundo artístico?
A pesar de que mis padres no son artistas, en el hogar existía una sensibilidad por las artes en general y el uso de la imaginación casi como deporte. Entre las muchas actividades que realicé de niña estaba el dibujo, con los instrumentos y plantillas de paisajismo de mi padre o en cursos formales extracurriculares. Siempre me gustó el espacio de quietud que me proveía el acto de dibujar.
Creo que la obsesión desata la dedicación y eso potencia cualquier desempeño/vocación/profesión. Cuando llegó el momento de escoger un campo de estudio decidí que las Bellas Artes eran el camino bajo la sombrilla de las Humanidades. En la Universidad de Puerto Rico todo estaba integrado y me formaba como artista. Este fue un período de profundos procesos de autoconciencia, cambios de actitud respecto a mi identidad y a mi percepción de la historia político-social de la Isla. También me nutrí de una comunidad muy activa y participé de tertulias y proyectos expositivos autogestionados que moldearon mi sensibilidad hacia lo poético. El hacer mucho con poco, desde la precariedad, pero con propósito.
Una de las razones por las que continué con esta carrera fue el hecho de encontrar una comunidad curiosa, inconforme y crítica; pendiente a los meandros del país y que proponía proyectos sagaces que no existirían en el mundo por ningún otro motivo que “el arte por el arte”. Trabajábamos sin esperar nada a cambio. En una sociedad de consumo eso era un acto de rebeldía. Otra razón fundamental fue encontrar un megáfono y un lugar desde donde afirmarme.
Todavía las mujeres debemos enfrentar un sinnúmero de contratiempos en la inserción en el arte. Coméntanos sobre tu experiencia y las condiciones de trabajo.
Esta pregunta tiene respuesta en múltiples capas, cual cebolla. ¡Y también hace llorar! Pero a la larga, el sabor es dulce y el plato bien servido.
Ciertamente las condiciones de trabajo para las artes en Puerto Rico son precarias en general, sobre todo si la obra no utiliza las formas que el mercado valora. Mi primer paso para enfrentar los contratiempos fue desarrollar una autoconciencia, aprender a identificar las diferencias que existen en el trato/confianza/oportunidad hacia y con las mujeres. De esta forma he hecho lo posible por (de)construirlas con el fin de sortear esas dinámicas de poder.
Es un proceso doloroso pero liberador. Comienza desde adentro: valorándonos. Luego continúa hacia el exterior, apoyando el trabajo de otres. Esta actitud de solidaridad crea redes de apoyo mutuo que hacen una gran diferencia en la trayectoria de muches artistes. Saberme marginal supuso otra condición de trabajo: tomar iniciativas propias de exhibición y participación en proyectos, en vez de esperar una invitación.
Dicho esto, quiero plasmar mi agradecimiento a quienes me han abierto puertas en estos 14 años. Sin esos votos de confianza hubiese sido más complejo haber continuado la carrera. Aún hay retos: uno de los más grandes es la sustentabilidad económica. Por eso la pasión en lo que se hace es imprescindible. A veces la lógica te dice que hagas otra cosa para sustentarte.
Desearía contar con mayor apoyo económico para desarrollar mi trabajo a una escala mayor. Si bien se presentan oportunidades en importantes exposiciones o proyectos, estas no vienen siempre acompañadas del apoyo monetario del que se goza en escaños del arte más privilegiados. Esto dificulta mucho el desempeño. A veces es imposible sufragar los costos que viabilizan el crecimiento a largo plazo. No obstante, siempre me mantengo positiva y aspiro a encontrar fuentes estables de ingreso que apoyen directamente mi profesión.
En relación con lo anterior, existe un proceso en tu vida que aporta tintes particulares: la migración. ¿Qué significa para ti concebirte como diáspora?
Sin duda la migración y lo transitorio son parte de los orígenes del Caribe y de su futuro. Mi historia familiar y personal se han visto impactadas por ese movimiento constante. Eso permea mi trabajo y se expresa en mi obsesión por los elementos efímeros del paisaje como lo atmosférico.
¿Fueron las inquietudes por perfeccionar tus habilidades técnicas las que te llevaron a salir de Puerto Rico?
Sí. Migré a Nueva York porque es un lugar que está muy presente en el imaginario contemporáneo puertorriqueño. Es un camino natural. Eso me hace recordar a mi bisabuelo, quien también migró por unos años a East Harlem con su familia hasta que decidieron regresar a la Isla. Sin embargo, mi interés era abrirme otros caminos y el deseo de tener más herramientas técnicas para crear. Yo siempre tuve ese impulso por el “ir y venir” por las islas cual acto de recolección del alimento creativo. A lo mejor algo en mí conserva esa costumbre taína del nomadismo. Desplazarme es también un modo de encontrar afinidades con los movimientos atmosféricos que represento.
Es perceptible en tu obra el respeto por el trabajo manual ¿Qué significan el dibujo, las técnicas del bordado y el papel calado?
El dibujo siempre ha sido un pilar en mi quehacer y lo he empleado de múltiples maneras. A pesar de la diversidad de medios utilizados es el hilo conductor.
Mi trabajo es conceptual y poético, pero también hay un amor por la forma, el color, la composición. Me gusta el regodeo en el hacer y cómo esas exploraciones formales también son fuentes de significación, o más bien, de su búsqueda. Llevo a cabo una metodología que intenta relacionar, es decir, crear conexiones entre cosas aparentemente dispares. Mencionas dos buenos ejemplos: los dibujos bordados y los calados en papel. Ambas técnicas me han servido como herramientas formales que marcan cuestiones temáticas. Me explico:
En el caso del bordado sobre tela de la serie The Unnamed (2012-) dibujé en puntadas algunas rutas de huracanes del Caribe. Usé la página interactiva creada por la NOAA como referencia directa. Allí aparecen rutas desde el siglo XIX hasta el presente en cualquier punto del mapa digital que se presione con el cursor. Algo más me interesaba con esta serie: el nombrar como acto de poder. ¿Quién nombra, con qué a quién/qué, por qué, para qué? Entonces, me llamó la atención cómo ciertos huracanes en ese archivo escapaban al “bautizo” y de alguna manera eran cimarrones de la nomenclatura.
Como en el bordado -donde cada estilo de puntada tiene su propia cadencia- los ciclones también poseen su propio curso. El gesto de crear un patrón lineal distinto para cada ruta subrayaba poéticamente el carácter individual del ciclón/temporal/huracán, sin nombres. Por otro lado, la acción de bordar líneas que se entrecruzan en un punto creaba lugares de vulnerabilidad en la tela, quebrándola. Sin embargo, con la próxima puntada se sanaba el agujero. Así, una y otra vez, se rasgaba y se remendaba tal y como ocurre con los ciclos de la naturaleza impactados por el meteoro.
Por su parte, con los calados me adentré en el mundo gráfico de las capturas satelitales de las tormentas, especialmente la morfología de las nubes de estos sistemas. Sobre la base de esa información visual compuse lo que llamo “retratos” aéreos, cortando con navaja patrones de encajes sobre el papel. Al abstraer las formas y movimiento de las nubes a dichos patrones intentaba establecer un diálogo con las abstracciones de textiles como el mundillo y/o elementos de la arquitectura criolla como la rejería en hierro. Calar patrones marca el tiempo y genera la sensación de anticiparse a la llegada del huracán.
¿Qué otras intenciones te llevan al uso de estas técnicas?
Históricamente el encaje ha tenido un lugar exclusivo en la moda. Sus diseños eran creados solo por hombres y publicados en catálogos que llegaban a los hogares para ser bordados por las mujeres. En mi caso, tomo inspiración de diseños de la alta costura o patrones industriales encontrados en objetos de uso cotidiano. También invento mis propios diseños y los coloco en el mismo plano, democratizándolos. Irónicamente, hoy se le da muy poco valor a este trabajo textil. En Estados Unidos se les considera “women`s work” para insinuar algo peyorativo. Siento que incorporar estos patrones a representaciones de poderosos sistemas meteorológicos le restituye, de algún modo, la potencia a la labor femenina. La técnica del calado sobre papel toma otra dimensión como proceso artístico al emular los surcos del agua misma sobre la tierra. Algo sutil que a la vez puede vulnerar. Los nudos de estos encajes arropan toda la composición en un vórtice, así como los nudos de viento se enredan sobre ciudades y áreas naturales.
Al final, todo parte de mi obsesión por el dibujo y la trama. Esta última me permite (re)crear el paisaje o, mejor, una abstracción imaginada de su geo-grafía. Mi intención es hacer visible lo invisible, como en la obra que realicé con motivo de mi tesis de Maestría en Artes visuales en Cornell University: una instalación-ambiente que sugería un mapa de los cambios topográficos de Vieques y Culebra producidos por los ejercicios militares de la marina de los Estados Unidos. Se trataban de esculturas en malla metálica calada que creaban transparencias para aludir a la fragmentación.
Tu quehacer puede ser entendido como una ecopoética: reflexión ecológica sobre la geografía antillana bajo las fuerzas telúricas de la naturaleza ¿Qué lugar ocupa el huracán?
En una región donde el frente meteorológico arriba cíclicamente, el huracán y otros fenómenos -las trombas, las inundaciones, las sequías o el “polvo del Sahara”- son parte integral del imaginario, las tradiciones orales, la historia familiar, la cultura toda. El paisaje y el devenir atmosférico dan forma a una coreografía del vivir que conducen nuestro andar.
Sobre el huracán, me interesa su lugar/representación en las mitologías heredadas de nuestros ancestros arawakos en la demosofía, la religiosidad o la ciencia. Todas estas facetas del pensamiento proveen un caudal de acercamientos para observar más allá. Por otro lado, el meteoro tiene una dimensión de resistencia y empoderamiento. Fue este carácter el que más me llamó la atención durante los inicios de este cuerpo de trabajo que comencé en el 2009.
Para terminar, coméntanos del trabajo en el que te encuentras enfrascada ahora mismo ¿Cómo nació la serie sobre el polvo del Sahara?
La serie del Polvo del Sahara o “Aerosoles” surgió tras presenciar la severidad de la sequía del verano de 2014. Redirigí mi mirada hacia los cambios en el paisaje: del frescor húmedo y tropical a los colores y texturas áridas. Con motivo de mi investigación, visité el lago Carraízo en Trujillo Alto. Fue impactante caminar sobre su cama de barro seco donde observé peces muertos. También visité el bosque de Guánica en el sur oeste de Puerto Rico y me adentré en literatura que hablaba sobre el futuro de su vegetación a causa del cambio climático.
Como artista, me llamaba la atención el contraste en la yuxtaposición de paisajes cambiantes con el tiempo y su parecido a la técnica del collage. La referencia más evidente a esa impresión de collage y sobreimposición de texturas y atmósferas es el “Polvo del Sahara”. Me interesaba la forma en que el planeta está en un constante dinamismo y cómo las divisiones geográficas son, a la larga, ilusorias. La curiosidad me llevó a foros de científicos en línea que comparaban el uso de data satelital y los muestreos de aire. Ahí pensé: ¿por qué no tomar muestras de estos polvos y descubrir cómo se observan a nivel microscópico? ¿Por qué no utilizar las herramientas del campo de la ciencia para idear estos paisajes yuxtapuestos, tipo collage?
Durante ese tiempo cursaba la ya mencionada Maestría en Artes visuales en Cornell University y me acerqué al equipo del Textiles Nanotechnology Laboratory en el College of Human Ecology. Pude examinar a nivel nanoscópico una muestra de polvo recolectada en San Juan: el resultado fue alucinante. Para crear la serie de dibujos deduje que lo más apropiado era usar calor para grabar la imagen sobre papel, es decir, quemar la imagen con un láser, creando una conexión directa con las altas temperaturas que propulsan las tormentas de polvo que llegan al Caribe.
Lo más curioso de todo fue que al analizar esas corrientes migratorias de partículas me re-encontré con ese agente tan trascendental en mi historia de vida: el viaje. Ahí comprendí que me sentía profunda y visceralmente como diáspora. Ello me encauzó a enfocar mi más reciente obra sobre este tema y no otro. Como esa ventisca de polvo, continúo en movimiento. Por fortuna queda mucho por explorar, descubrir y decir sobre nuestro paisaje, sobre nuestro Caribe ¡Como artista y como mujer, eso me motiva!
Flavia Valladares Más. Bio MMM.
Frances Gallardo. Bio MMM. Web.