Angie Vera: «La relación y la búsqueda que hay entre la materia, los conceptos y yo misma, es lo que le da sentido a mi vida»
IRENE GRAS CRUZ mirando a ANGIE VERA
Si por algo se caracteriza Angie Vera (Borriana, Castelló, 1989) es por ser una artista plástica. Su obra se desarrolla, principalmente, a través del dibujo y la pintura, dos técnicas que conjuga y suele trasladar al ámbito de lo urbano cuando trabaja en murales de gran formato en la ciudad. Estos murales poseen un marcado carácter social y cuentan con un claro mensaje feminista, lo cual la sitúan como una mujer activista, preocupada por dar a conocer la historia de los movimientos sufragistas. Para ella su arte es su manera de mostrarle a la gente que el feminismo existe, les guste o no, quieran reconocerlo o no, y que lleva muchos años en activo. De ahí que su obra verse sobre mujeres ilustres que retrata perpetuando y evidenciando su causa y existencia, pero también sobre la cotidianidad que envuelve y circunda a cada una de las retratadas. Asimismo, Vera juega con los colores y el efecto que le confiere el blanco y negro, a la vez que explota las texturas que la pintura y el dibujo le ofrecen en una era donde lo tecnológico y digital están a la orden del día.
¿Quién es Angie Vera?
Soy pintora y también muralista. Mi faceta como muralista la desarrollo dentro del colectivo “Very Veritas” junto con mi hermana Julia Vera, quien se dedica a la parte del lettering y rotulación mientras que yo me encargo de la parte figurativa. Asimismo, también formo parte del estudio Isósteles de Burriana, que es un espacio creativo y centro multidisciplinar donde desarrollamos encuentros y talleres de arte.
¿Qué te llevó a estudiar Bellas Artes?
La necesidad de mejorar técnicamente y poder captar y representar un concepto o una historia a través del arte.
¿Siempre has querido ser artista?
Desde pequeña he sentido la inquietud de expresarme mediante la pintura y/o escritura, por lo que a medida que crecía sentía que debía formarme para poder resolver las dificultades prácticas que se me iban presentando. Además, como mujer creo que era algo que tenía que hacer a pesar de ser cuestionada continuamente preguntándome el por qué no estudiaba alguna otra cosa más importante y con una mayor proyección laboral de futuro. Comentarios que todavía se escuchan a día de hoy, pero que decidí ignorar ya que para mí trabajar en mi obra es vital. Tanto es así que, a pesar de las dificultades, los momentos buenos ganan a los malos. Es más, diría que la relación y la búsqueda que hay entre la materia, los conceptos y yo misma, es lo que le da sentido a mi vida; me entristezco cuando llevo varios días sin poder pintar.
Así pues, ¿dirías que se respeta la profesión de artista? Y, por otro lado, ¿crees que todavía existe una discriminación latente entre géneros?
La profesión de artista diría que no está normalizada todavía, por lo que se tiende a polarizar entre ser alguien reconocido o no. Y en ocasiones es difícil explicar qué factores influyen o se requieren para obtener el reconocimiento del público y si ello depende o repercute en el proceso creativo. Del mismo modo, opino que el apoyo institucional es fundamental. Sin embargo, cuando entra en juego el patrocinio cultural de grandes empresas dentro de la llamada “industria cultural”, la creatividad se ve repercutida y reducida al tener que acogerse y ceñirse a una serie de condiciones para poder llevar a cabo el trabajo.
En lo referente a la discriminación latente entre géneros, entiendo que si hablamos de referentes es obvio que sí. Aunque, cada vez más a menudo, encuentro y disfruto viendo el trabajo de muchas mujeres artistas de disciplinas muy diversas. De hecho, ese incremento suele estar relacionado con la necesidad de visibilizar el trabajo de las mujeres y ahondar a la par que concienciar al público sobre los conceptos de igualdad y paridad de género. De todos modos, se trata de un proceso progresivo ya que es evidente que todavía se puede hablar de discriminación de género en nuestra sociedad, no sólo en el arte sino en la cotidianeidad en general. A título personal, me preocupa que algunos artistas sigan promoviendo esta discriminación cosificando la imagen de la mujer, aunque espero que en un futuro se diversifiquen las miradas y la forma de representar el cuerpo femenino también. Afortunadamente, una parte de la sociedad está apostando por cambiar esta situación.
¿Qué crees que te definiría como artista?
El arte para mí es principalmente una herramienta para el autoconocimiento. Como artista me interesan las cualidades plásticas de la pintura y todo lo que ello puede llegar a generar, e intento plasmarlo en mi trabajo.
Así, lo que diría que me define como artista es tanto la técnica y su ejecución, como la temática de mi trabajo. Suelo indagar y reflexionar sobre mi entorno cotidiano, aquello que me rodea. Opino que lo que me pueda preocupar o interesar dentro de mi ámbito familiar y doméstico también puede extrapolarse a muchas otras personas.
¿Te ha influido la cuestión de género a la hora de concebir y desarrollar tu trabajo/proyecto?
Sí, por supuesto. Empezando por la falta de referentes de mujeres artistas durante la carrera de Bellas Artes, ya que solo te hablan de Frida Kahlo o Marina Abramović. Es un tema que nos atañe a todas las mujeres, primero a la hora de enfrentarte al momento creativo sin tener un espejo donde mirarnos, debido a la falta de referentes que comentaba y, segundo, debido a las imposiciones y roles desarrollados durante el patriarcado, ya que, en muchas ocasiones, todo ello hace que dudemos de nosotras mismas a la hora de cómo enfocar y expresarnos en el mundo artístico.
¿Por qué crees importante tratar y mostrar la historia del feminismo en tu obra? ¿Qué significa para ti ser mujer?
Personalmente, era importante conocerla para mí y para mi desarrollo como artista. Sin embargo, al comenzar a estudiar el feminismo y su historia, me percaté de que la información y documentación que puedas encontrar no siempre es fiable y has de indagar, investigar y contrastar muy bien la información para obtener fuentes fidedignas. No existe una narración oficial o contrastada que puedas consultar fácilmente a diferencia de otras publicaciones sobre acontecimientos y movimientos históricos. De hecho, gracias al proyecto “La vía invisible” de 2019 tuve la oportunidad de ir recopilando información — cada vez hay más – y crear una línea del tiempo o mapa cronológico que me permitió representar y mostrar algunos de los episodios e hitos más importantes de la historia del feminismo. Al mismo tiempo, tuve que ir con mucho cuidado con la imagen que proyectaba del feminismo ya que, a veces, es absorbida por los mass media, industrias e instituciones y parece que se tergiverse. Mi intención era recordar lo que ha costado y cuesta que se produzcan, acepten y asienten los cambios, como el hecho de que se reconociesen nuestros derechos. De la misma forma, quería indagar y plasmar una visión del feminismo desde distintos ángulos, mostrando la diversidad y complejidad del movimiento, huyendo de la mirada única.
Por otro lado, para mí vivir en un cuerpo de mujer significa estar rompiendo constantemente con todos los estereotipos con los que nos toca convivir y lidiar desde que nacemos. Es más, para mí implica no dejar que mermen mi autoestima e incluso aprender a defenderme, ya que todavía ahora, cuando trabajo como muralista en la calle, tengo que aguantar que me increpen mientras pinto, al contrario que a mis colegas de género masculino. Ahora mismo, para mí ser mujer también es leer, observar y escuchar a otras mujeres para encontrar nuevos puntos de vista para crecer desde la sororidad y colectividad.
¿Hay alguna artista en general que te haya influenciado en tu carrera o que sigas? ¿Hay alguna artista del territorio de Castelló entre ellas?
Me han influenciado y me interesan artistas muy diversas. Por ejemplo, en cuanto a figuración, sigo el trabajo de Irene Cuadrado, Susana Rangel o Ana Barriga, mientras que a nivel conceptual me ha influido la obra de Esther Ferrer. Dentro de esa parte más íntima y depurativa, más enfocada al autoconocimiento, me quedo con la trayectoria de Louise Bourgeois.
Dentro de mi círculo más próximo de Castellón, destacaría la delicadeza de la obra de Lídia Oliver y la frescura de Gema Quiles, entre otras, ya que recientemente he conocido a la artista Lucía Moya, así como trabajado junto a Elvira Gual, de una generación totalmente distinta pero que me ha llamado la atención.
¿Qué destacarías de tu obra? ¿Qué crees que la caracteriza?
Yo creo que en mi obra destacaría la representación de las mujeres, dándoles el protagonismo que no obtuvieron en su día. Un ejemplo de ello sería “La vía invisible” (2019), una acción que realicé el año pasado para el Día de la Mujer en el CMC La Mercé de Burriana, si bien preferiría exponer en otras fechas para no limitarnos a un único mes del año. En esta acción decidí contar y dar a conocer a historia de la evolución del movimiento feminista a través de un recorrido de más de dos siglos de historia. Sin duda, fue un proyecto durante el cual también aprendí muchísimo y en el que tuve que ser muy cuidadosa a la hora de elegir los episodios y personajes más representativos de cada una de las olas del feminismo, tanto a nivel nacional como internacional. Con todo, pretendí reflejar y denunciar la lucha de todas esas mujeres para poder ejercer sus derechos como individuos para con la sociedad.
Asimismo, me atrevería a afirmar que mi obra se caracteriza por ser humana y para nada ambiciosa, pues está basada en la cotidianeidad. En definitiva, en cosas que me afectan y me cuestiono y que creo que, de alguna forma, pueden afectar también a otras muchas personas.
¿Qué te llevó a hacer murales? ¿Cómo es trabajar con tu hermana?
Siempre me había llamado la atención y empecé experimentando con el grafiti hasta que poco a poco fui desarrollando la técnica y evolucionando hasta la pintura mural. Y de ahí a trabajar con mi hermana con la que formé el colectivo “Very Veritas” por todo aquello que nos aportaba la libertad de la pintura mural, no solo como artistas sino también como mujeres, ya que a través de la pintura mural nos aseguramos una mayor visibilidad. Es decir, la pintura mural es como un cartel o un escaparate a gran escala, lo que me/nos otorga un mayor empoderamiento. Me fascina y me encanta el hecho de poder compartir mi trabajo con el resto del mundo, al contrario que sucede con las piezas de pequeño formato que realizo en mi estudio, que pocas veces salen de él.
A decir verdad, son formas muy distintas de trabajar. Cuando pinto en el estudio todo es más íntimo y recogido, mientras que cuando lo hago en un mural noto una mayor energía a mi alrededor que va creciendo y se materializa en una mayor gestualidad y manchas más grandes. Si soy sincera conmigo misma, soy muy feliz trabajando el mural, me encanta el formato grande sabiendo de antemano que no se va a quedar encerrada en el estudio y que va a verse y a dialogar con la ciudad, el barrio y su gente. Y que nuestro mensaje va a poder llegar a muchas otras personas. De ahí que solamos trabajar con temas de carácter de denuncia social, muy comprometido con la visibilización de la mujer en el mundo del arte urbano.
Entonces podríamos hablar de una temática que versa sobre el arte de denuncia en tus obras ¿no?
Sí, claro. Denuncio la invisibilidad de la mujer intentando recuperar figuras femeninas para compartirlo con la gente a través del arte urbano. Nos hace ilusión saber que podemos cambiar e influir a reflexionar sobre el tema desde nuestra posición de artistas y creadoras. Nuestro compromiso social es para con toda la ciudad e intentamos aprovecharnos del escaparate que nos brindan los edificios y las calles. Al final, el trabajar en un colectivo ayuda a la hora de trabajar en el arte urbano. Nos complementamos. Julia es mucho más pulcra y minuciosa y yo mucho más apasionada a la hora de enfrentarnos a un mural. Nos refinamos y complementamos.
Por último, y dada la situación que estamos viviendo, ¿cómo sientes que haya afectado la situación actual debido al coronavirus al mundo del arte en general y a ti en particular?
Aunque se hayan seguido haciendo exposiciones, sin duda, se han cancelado multitud de eventos e inauguraciones. También se han suspendido convocatorias y no ha sido un año de numerosas intervenciones/actividades artísticas y culturales, ni mucho menos. Las ayudas no han llegado a todo el mundo, y es difícil ser autónoma en este sector tan variable ya que, como artistas, no producimos productos en serie. En muchos casos, se ha demostrado la situación tan precaria de muchas trabajadoras de la creación o la cultura. Desde mi experiencia con el colectivo “Very Veritas” he de confesar que hemos pasado un año bastante complicado e incierto, y nos hemos visto obligadas a centrar y enfocar nuestro trabajo al de estudio. Por lo que, aunque han salido trabajos puntuales, la situación, a menudo, ha sido difícil de gestionar, sobre todo, cuando sueles trabajar al aire libre y te sientes limitada a cuatro paredes a la hora de trabajar.