viernes, abril 26, 2024

    Costa Badía: “Me interesa el proceso, lo imperfecto, porque es lo único, es lo que deja huella»

    Semíramis González mirando a Costa Badía

    Me encanta que cuando entré en tu web (www.costabadia.com) aparece, como primera frase, “todos somos igual de diferentes”, cuéntanos un poco más de ti, cómo te presentas como artista y como activista.

    Estudié Bellas Artes en la Universidad Complutense de Madrid y algunos profesores no entendían mis circunstancias; de hecho, para la asignatura de dibujo de segundo curso tuve que pedir la convocatoria de gracia porque no aprobé con las convocatorias ordinarias. Me acuerdo que un profesor me dijo que no recordaba que hubiera pasado eso nunca en una materia artística, lo que me dio bastante vergüenza. Sólo veo un 50% por un ojo y por el otro nada, con lo cual no veo en tres dimensiones, por lo que me es imposible “traducir” una imagen real, en 3D a una de dos dimensiones como es un dibujo o una pintura.

    Fue más de una persona la que me dijo que no sabía qué hacía en la carrera, que si no veía, oía o estaba de pie… que por qué estaba estudiando Bellas Artes o que no creían que terminase la universidad. Sé que hoy en día se critica mucho la “titulitis” pero para mí decir que he estudiado carrera y máster es activismo tullido, porque me gustaría recordar que sólo entre un 5% y un 6% de las personas con diversidad funcional tienen estudios superiores y, de estos, la mayoría son discapacidades sobrevenidas, sin hablar del tanto por cierto que son mujeres.

    En las estadísticas donde se reflejan este tipo de cosas no hay estudios hechos por separación de género pero la realidad es que todavía a las mujeres se nos educa para cuidar y, si no podemos, se nos estigmatiza aún más.

    Se va un poco del tema pero me gustaría también señalar que hay muchos más divorcios en los matrimonios heterosexuales cuando es la mujer a la que le sobreviene la discapacidad. ¿Por qué? Porque socialmente pasa a ser la cuidada y no la cuidadora.

    En fin, bueno, volviendo a la pregunta: por mi diversidad funcional no puedo realizar muchos trabajos asociados a mi carrera como diseñadora gráfica, ilustradora, tatuadora… Y los empleos que me ofrecían y que yo podría hacer eran de muy baja cualificación. Poco a poco decidí que iba a hablar de mí y cómo percibía el mundo… Vivimos en una sociedad donde se busca la perfección. Hay miles de talleres donde te enseñan cerámica, dibujo, costura, incluso a tapizar un reposapiés, pero lo que te venden es que va a quedar bonito y te vas a llevar un objeto a casa. Yo no busco eso, me interesa el proceso, lo imperfecto, porque es único, es lo que deja una huella de lo humanos que somos.

    Actualmente creo que tengo mucha suerte de ser quién soy porque si no, no estaría aquí.

    En tu trabajo es interesante no sólo la crítica que haces a la no visibilidad de la diversidad funcional en el sistema del arte sino a otras discriminaciones, de género, de clase… Cuéntanos más sobre esto.

    Para mí es muy importante entender que a menudo las personas atravesamos diferentes opresiones y que no debemos subestimar el dolor del otro por pensar que nosotros estamos en una peor situación.

    Tener una diversidad funcional que abarca diferentes discapacidades (sordera, ceguera parcial, problemas de movilidad, varias operaciones…) y ser una mujer gorda ha hecho que aprenda a empatizar y a no juzgar cómo viven otras personas su vida.

    Al final, creo que todo el mundo sufre y el sentimiento de dolor no es jerárquico, sí quizás desde donde lo vives, eso sí, porque la realidad es que existen personas con privilegios y personas oprimidas, incluso con varias opresiones, es decir, no es lo mismo ser hombre blanco cis, hetero, musculoso, que ser mujer trans, lesbiana, negra y en silla de ruedas. Por eso mismo creo y lucho porque personas como yo tengan visibilidad.

    Hay gente que piensa que voy en contra de la normatividad y no es así, sólo quiero que el círculo de la diversidad se amplíe y a las personas como yo también se nos tenga en cuenta.

    Electro nocturno 1 | MUJERES MIRANDO MUJERES | COSTA BADIA | SEMÍRAMIS GONZÁLEZ

    Costa Badía, Electro Nocturno 1, 2020. Acrílico sobre papel, 51, 5 x 6 cm.

    Electro nocturno 8 | MUJERES MIRANDO MUJERES | COSTA BADIA | SEMÍRAMIS GONZÁLEZ

    Costa Badía, Electro Nocturno 8, 2020. Acrílico sobre papel, 64 x 21 cm.

    Electro nocturno 10 | MUJERES MIRANDO MUJERES | COSTA BADIA | SEMÍRAMIS GONZÁLEZ

    Costa Badía, Electro Nocturno 10, 2020. Acrílico sobre papel, 29, 7 x 21 cm.

    Es interesante que, además, eres una artista que trabaja desde múltiples formatos, has hecho vídeo, fotografía, performance, ¿cómo abordas cada proyecto artístico hasta concretarlo en un formato?

    Sí, en realidad hasta hace relativamente poco sólo trabajaba con fotografía pero desde hace tres años empecé a experimentar con la performance y, desde hace uno, retomé el dibujo y técnicas más tradicionales que dejé aparcadas tras terminar la carrera por miedo a no “hacerlo bien”.

    Ahora se me ocurre algo que requiere unas herramientas, veo cómo puedo adaptarlo a mi forma de trabajar y así procedo. Por ejemplo, reanudé el dibujo con Informes médicos utilizando los informes que me dan después de cada consulta y resignificándolos como arte al ponerles gesso diluido y dibujando encima. Es un proceso en el que aún sigo, el aceptar que mi forma de dibujar es así porque al tener ceguera parcial me es muy difícil representar la perspectiva.

    Ya no puedo conducir | MUJERES MIRANDO MUJERES | COSTA BADIA | SEMÍRAMIS GONZÁLEZ

    Costa Badía, Ya no puedo conducir, 2020. Grafito y rotulador sobre papel con gesso, 21 x 29, 7 cm.

    Cuéntanos sobre “La Tullida Gallery”, que es también parte de tu trabajo artístico pero, en este caso, de manera expandida en la gestión.

    La Tullida Gallery es un espacio donde se dan cita arte y diversidad funcional. Hace años que sueño con un lugar accesible e inclusivo para hablar de arte; para mí era importante que La Tullida Gallery huyera de la arteterapia, y no naciera como una solución desde la intervención social, que estuviera gestionada por personas con diversidad funcional y que no fuera una ONG. Todo el mundo que participa en La Tullida Gallery ha de cobrar, tenemos que dejar de pensar que la no normatividad es una obra de caridad. Actualmente publicamos un artista con diversidad funcional cada semana en el instagram @latullidagallery y de vez en cuando hacemos algún directo con personas que transitan entre el arte y la diversidad funcional. También hacemos talleres y consultorías sobre accesibilidad creativa con museos y espacios culturales utilizando como metodología la diversidad funcional.

    La cultura es un derecho al que, en más situaciones de las que se piensa, no tenemos acceso las personas con diversidad funcional. Hay sutilezas invisibles que impiden que alguien no normativo acceda a un espacio cultural. Por ejemplo, hay que pensar en todas las barreras que hay que atravesar para llegar a una galería de arte o incluso si podrás acceder a ella. A veces salir de casa implica una preparación de saber qué transporte público tendrás que tomar, si podrás sentarte, si oirás los avisos por megafonía del metro y otras muchas incertidumbres.

    En los grandes museos hay otras cuestiones quizás más simbólicas, como obligar a las personas con movilidad reducida a entrar por una puerta secundaria porque es la única accesible o subir los pisos en un montacargas con un vigilante de seguridad custodiándote. Todo esto, es lo que yo quiero evitar en la Tullida Gallery; ahora mismo no disponemos de un espacio físico pero espero poder tenerlo en algún momento.

    GALLETITAS 2 | MUJERES MIRANDO MUJERES | COSTA BADIA | SEMÍRAMIS GONZÁLEZ

    Costa Badía, Galletitas II, 2018. Fotografía Digital 30 x 40 cm. Ed.1/3

    ¿Es el sistema del arte un sistema inclusivo?

    Yo diría que no. El otro día leía en Instagram un “story” que decía: “No sentir rabia es un privilegio”. Creo que mientras sigamos sintiendo un cosquilleo incómodo, el sistema del arte no será inclusivo, como no lo son otras tantas cosas.

    Me molesta cuando la gente me dice que “todos tenemos diversidad funcional” o “todos somos discapacitados”; sí y no. Gran parte de la población entiende la necesidad del feminismo, las manifestaciones del 8M, o que junio sea el mes del orgullo LGTBI+ porque para normalizar hay que visibilizar primero, pero les cuesta entender que todavía hay muchísimas situaciones donde aún se nos discrimina. Museos y galerías de arte no son en su mayoría accesibles a pesar de que desde el 3 de diciembre de 2017 es obligatorio que lo sean, y no solo hablo de una accesibilidad arquitectónica sino también de una accesibilidad humana.

    Hay cosas que no requieren gran inversión económica como es señalar en la web y en las redes sociales si el espacio y el camino hacia él son accesibles, cosas como explicar qué bocas de metro con ascensor cercanas o cuánta distancia hay o incluso un correo para dudas. Yo misma he dejado de ir a ver exposiciones por la ansiedad que me provocaba no saber si iba a ser accesible el camino, el espacio y las personas.

    Audifonos | MUJERES MIRANDO MUJERES | COSTA BADIA | SEMÍRAMIS GONZÁLEZ

    Costa Badía, Audífonos, 2019. Grafito y rotulador sobre papel con gesso, 21 x 29, 7 cm.

    Audífonos transparentes | MUJERES MIRANDO MUJERES | COSTA BADIA | SEMÍRAMIS GONZÁLEZ

    Costa Badía, Audífonos transparentes, 2020. Resina Epoxi transparente. Medidas audífono: 4 x 3 cm. Medidas caja: 20 x 12,5 x 7,5 cm.

    ¿Qué echas en falta en los agentes del sector con estas cuestiones? Me refiero a qué les pedirías a los comisarios, críticos, gestoras culturales…

    Les pediría mayor claridad y empatía y lo mismo a mis compañeras y compañeros artistas. Me da un poco de rabia acudir a exposiciones y a museos, que como decía, no sé si van a ser accesibles.

    Me parece muy importante crear complicidad con el público y a menudo el discurso, ya sea del comisario o del artista, no es entendible. Me ha pasado más de una vez de meterme en una web de un artista o de una institución cultural y no entender absolutamente nada, ya sea porque está escrita de una manera muy críptica o porque la navegación no es clara e intuitiva.

    En cuanto a las gestoras culturales, otra vez más, me parece imprescindible la complicidad. No se forma a nadie, ni siquiera a las personas que están en la taquilla o en las salas de los museos a percibir y a escuchar a una persona con diversidad funcional. Se ha creado un modelo de visitante estándar, donde mucho público no encaja y se obliga a la gente a “performar” una normatividad no elegida. A raíz de trabajar unos meses como vigilante de sala en un museo en Madrid cree la pieza “Conversaciones en el museo” donde critico precisamente esto.

    Recientemente el CA2M adquirió obra tuya y estás exponiendo ahora mismo, ¿qué proyectos preparas para el futuro?

    Tengo pendiente la Bienal de Arte Contemporáneo de la Fundación ONCE que no se ha podido celebrar este año por la crisis sanitaria, esperemos que para el 2021 sea una realidad. Quizá lo más inmediato es la charla online que tendremos en el Museo Reina Sofía el 3 de diciembre a las 18 horas sobre diversidad funcional.

    Además, tengo varias cosas en “el horno” como algunos talleres para la Tullida Gallery, un comisariado sobre cómo habitan los cuerpos no normativos los barrios de Madrid, y colaboraciones con museos importantes sobre cómo utilizar la diversidad funcional como metodología en el departamento de educación.

    Sigo con un diario que empecé el 9 de marzo, “Diario de toda esta situación” haciendo énfasis en lo absurdo del eufemismo… me parece que las cosas hay que llamarlas por su nombre. En él escribo todos los días aunque solo sea una palabra, hago fotos o dibujo; han salido cosas interesantes y alguna de ellas la he publicado en mi Instagram, como cuando me caí y me hice un hematoma que ocupaba toda la pantorrilla, estuve dibujando su evolución hasta que desapareció.

    También cuando durante 40 días, por aquello de la cuarentena, guardé los botecitos de las monodosis de una de las gotas que he de aplicarme a diario en los ojos. A veces siento una gran contradicción. Yo he ponerme gotas en monodosis, lo que genera más residuo plástico, pero es la manera de no quedarme ciega por completo.

    Continúo con los paquetes de cromosomas que empecé a vender en agosto para vulnerabilizarnos. Es muy curioso cómo hay gente que lo compra por las galletas (los cromosomas son galletas), otras personas por el componente activista que tiene y otras porque es una pequeña obra de arte.

    Semíramis González. Web. Bio en MMM
    Costa Badía. Web. Bio en MMM.
    Imagen destacada: Costa Badía, Galletitas I, 2018. Fotografía Digital 30 x 40 cm. Ed.1/3

    Audífonos transparentes | MUJERES MIRANDO MUJERES | COSTA BADIA | SEMÍRAMIS GONZÁLEZ

    Costa Badía, Audífonos transparentes, 2020. Resina Epoxi transparente. Medidas audífono: 4 x 3 cm. Medidas caja: 20 x 12,5 x 7,5 cm.

    Audífonos transparentes | MUJERES MIRANDO MUJERES | COSTA BADIA | SEMÍRAMIS GONZÁLEZ

    Costa Badía, Audífonos transparentes, 2020. Resina Epoxi transparente. Medidas audífono: 4 x 3 cm. Medidas caja: 20 x 12,5 x 7,5 cm.

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