Rituales Visuales y Resistencia Territorial en la obra de Denisse Viera

KAREN PAZÁN VALENCIA mirando a DENISSE VIERA

 

Denisse Viera (Chile, 1991) es una artista visual, escultora y performer titulada en Artes Visuales y Estudios Internacionales por la Universidad de Chile. Su obra se centra en el fotoperformance, un procedimiento visual y plástico que fusiona acción y registro mediático. A través de su trabajo, Viera explora la performatividad del cuerpo en tensión con la imagen fotográfica, desafiando la fugacidad del gesto y su permanencia en el plano simbólico.

Su práctica artística incorpora dispositivos escultóricos y rituales desde una perspectiva feminista, cuestionando los cánones de representación androcentristas. Un ejemplo destacado es su intervención en la muestra Contra la razón del escultor Luis Montes Rojas, exhibida en la Sala Matta del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) de Santiago entre diciembre de 2019 y marzo de 2020, El Valor del Cuerpo. En esta acción, Viera posiciona el cuerpo como eje de subversión y reivindicación dentro de las artes visuales feministas, alejándose de la representación tradicional de la musa o la modelo para enfatizar la autonomía de la autorrepresentación.

El uso de espejos en su obra introduce una dimensión metafórica: un juego de reflejos que no solo multiplica la imagen, sino que también cuestiona los límites de la identidad y la representación. De este modo, la artista despliega un discurso crítico sobre la mirada y el lugar del cuerpo en el arte, generando una puesta en abismo donde la imagen se fragmenta y se reconstruye con nuevos significados.

Las acciones rituales de Viera forman parte de una praxis performativa que incorpora el sahumerio como dispositivo simbólico y material de saberes ancestrales. En su serie Pulso, el fotoperformance trasciende la acción escénica y se convierte en un rito que inscribe el cuerpo en una geopolítica de la memoria y la resistencia. Como sahumadora iniciada en la tradición tolteca-mexicana, la artista ofrenda el espacio y convoca la presencia de las abuelas, guardianas del conocimiento sobre la tierra y sus medicinas. Su gesto, lejos de ser una simple evocación, se convierte en un palimpsesto donde lo ritual emerge como estrategia de disputa frente a las narrativas hegemónicas del arte.

La performatividad de Pulso se despliega en diálogo constante con el contexto, modulando su iconografía a partir de los elementos que conforman su altar: desde flores que evocan lo sagrado femenino hasta fragmentos de calles arrebatadas en la revuelta popular. Esta inscripción de lo efímero en lo tangible, de lo simbólico en lo político, se vincula con las epistemologías feministas decoloniales que reivindican la agencia de las prácticas espirituales en el arte. Como señala Silvia Rivera Cusicanqui, el pensamiento occidental ha relegado lo ritual a lo exotizado o primitivo, mientras que en las cosmovisiones de los pueblos originarios  o mestizas estas prácticas son nodos de continuidad cultural y resistencia (Rivera Cusicanqui, 2010).

En este sentido, la obra de Viera recupera la figura de la chamana y la sahumadora, vinculadas a saberes que históricamente han sido marginalizados. Su práctica se inscribe en un territorio donde la ritualidad de los pueblos originarios sigue presente, no solo como herencia cultural, sino como parte de una identidad en constante reconfiguración. Al incorporar estos elementos en el lenguaje del arte contemporáneo, su trabajo genera un cruce entre memoria, espiritualidad y acción política, cuestionando los límites impuestos por la historia oficial del arte y abriendo espacio para narrativas más plurales y situadas.

Desde una perspectiva decolonial y feminista, su trabajo dialoga con los estudios culturales al abordar la memoria desde una dimensión territorial e histórica, enraizada en prácticas sociales y comunitarias. Como plantea bell hooks, «la sanación es un proceso en el que el cuerpo recuerda y, al recordar, crea la posibilidad de una nueva narrativa» (hooks, 1990). En este sentido, Memoria de Estadio no solo interpela el pasado, sino que también abre una posibilidad de restauración simbólica y espiritual.

En su serie Memoria de Estadio, Viera introduce un dispositivo escultórico-sahumador: una esfera de barro perforada, concebida para sahumar con hierbas, inciensos y palo santo. Este objeto, más que un instrumento, opera como un vínculo entre lo material y lo inmaterial, entre lo visual y lo espiritual. A través de su poética material, la obra recupera saberes colectivos y los inscribe en una narrativa de memoria activa, donde el ritual emerge como una estrategia de reexistencia ante la violencia del olvido.

La obra Lo Inaudible es una pieza audiovisual que emerge del silencio impuesto sobre aquellas voces que, marginadas y soterradas, han resistido en la penumbra hasta encontrar la fuerza para manifestarse. En el contexto del estallido social chileno, la artista regresa a su ciudad natal en un gesto de retorno y confrontación con la memoria, adentrándose en un paisaje sonoro que se torna testimonio.

El mar, símbolo de lo insondable y de la persistencia, se convierte en un eje central de la obra, donde el sonido de las olas se entrelaza con un registro realizado en la madrugada del 1 de enero de 2020 en el memorial de Mauricio Fredes. En este espacio de duelo y resistencia, lo inaudible se torna audibilidad, y el paisaje sonoro se inscribe como un acto de reparación simbólica.

Exhibida en espacios emblemáticos como el Museo de la Memoria y Derechos Humanos y el Museo de Arte Contemporáneo, la obra convoca al espectador a detenerse, escuchar y reconocer la urgencia de aquellas historias que la historia oficial ha intentado callar. Lo Inaudible es un ejercicio de resistencia, donde la memoria colectiva se reactiva y lo olvidado encuentra su lugar en la esfera de lo sensible y lo político.

En Humo I, la fotoperformance se lleva a cabo en una cantera de arcilla roja, enclavada junto a una vasta extensión de monocultivo en Vilcún, en la Araucanía, territorio ancestral del Pueblo Mapuche. En este espacio cargado de significados históricos y simbólicos, Denisse Viera realiza el sahumerio como un gesto de respeto y protección hacia la tierra. La acción resignifica el vínculo entre cuerpo, materia y territorio, transformando la cantera en un escenario de conexión espiritual y resistencia cultural.

En Humo II, el sahumerio trasciende la ruralidad para elevarse sobre el cielo de Santiago de Chile. Aquí, el acto ritual se recontextualiza en un entorno urbano, marcado por la densa contaminación atmosférica que caracteriza a una de las ciudades más contaminadas de Latinoamérica. El humo liberado por la Escultura Sahumadora asciende en espirales hacia un cielo opaco, confrontando la toxicidad del aire con un gesto que, desde la poética del performance, reconfigura la tradición del sahumerio como una acción de purificación en un contexto adverso.

En la cantera de arcilla roja y en la urbe santiaguina, la artista pone su cuerpo como eje central, evocando a las prácticas de las artistas feministas que desafiaron las representaciones hegemónicas de la mujer en los sistemas artísticos de tradición patriarcal y androcéntrica. En este gesto, la obra de Denisse no se limita a reflexionar sobre el significado de ser mujer dentro de ese marco cultural, sino que amplía la narrativa hacia una autorreflexión crítica. Su propuesta desestabiliza las normativas impuestas, abriendo el debate sobre la materialidad, el simbolismo y las posibilidades del cuerpo en el arte contemporáneo. Así, su trabajo cuestiona y resignifica las construcciones de lo «femenino», posicionando el papel de las mujeres como agentes transformadores y desafiantes.

En su obra, Viera se convierte en una catedral de humo: un cuerpo que trasciende lo tangible para transformarse en un símbolo de resistencia y regeneración. Este acto, que es tanto ritual como artístico, revela una intersección poderosa entre cuerpo y territorio. El cuerpo se emancipa, asumiendo su condición como territorio vivo, un espacio que resiste y se reconstruye constantemente. En su totalidad, la obra se configura como un llamado a la reivindicación y el empoderamiento, estableciendo una conexión genuina y profunda con el territorio. El cuerpo, convertido en un espacio emancipado, se entrega al rito, permitiendo que el espíritu emerja en una relación íntima y poética con la tierra y sus memorias ancestrales.

En este contexto, Humos conecta directamente con la lucha diaria y constante por los territorios heridos, marcada por la violencia extractivista que, como señala Rita Segato, afecta tanto a los territorios como a los cuerpos. La obra inscribe su política visual y performativa en un cuestionamiento profundo de las estructuras culturales judeocristianas que han justificado la explotación y el dominio sobre la naturaleza y las mujeres. Así, las políticas ecofeministas, como las que inspiran este trabajo, confrontan esas estructuras de poder y reivindican tanto el cuerpo como el territorio, recordándonos, en palabras de Segato, que “la tierra exige respeto”. En esta línea, la artista retoma también la perspectiva de bell hooks, quien enfatiza: “la tierra no es una mercancía, sino nuestra madre”.

En sus series Humos y Hielos, Viera desarrolla acciones performáticas capturadas a través de un registro fotográfico intencionado, complementado con dispositivos escultóricos esféricos que dialogan entre sí. En Humos, actualmente expuesta en Galería Biophilia, la primera galería de cerámica contemporánea en Chile, emplea lo que denomina Escultura Sahumadora: una esfera hueca, recubierta de barro y perforada con orificios circulares, a través de los cuales sopla para avivar el fuego. Diseñada para sahumar con hierbas, inciensos y palo santo, esta pieza, cargada de significados simbólicos, actúa como un puente entre lo visual y las prácticas espirituales y rituales ancestrales. En Hielos, la esfera está envuelta en capas de hielo, teñidas con pigmentos verdes o rojos. Durante la acción performática, la artista las sostiene mientras el hielo se derrite lentamente, impregnando el espacio y su propio cuerpo con los colores en un proceso de obra efímera.

Ambas esferas, la de barro y la de hielo, operan como metáforas de prácticas rituales ancestrales que desafían la linealidad del tiempo hegemónico y evocan memorias territoriales. A través de estos dispositivos escultóricos, Viera rescata saberes colectivos vinculados a lo sagrado, generando una poética visual donde el fuego y el hielo se entrelazan como fuerzas opuestas y complementarias.

Su trabajo no solo dialoga con la tragedia ecológica de los espacios de sacrificio, sino que denuncia las problemáticas sociales que las atraviesan. La artista se sitúa en un contexto donde las nociones de poder, extracción y control son cimentadas en las bases del pensamiento racional occidental. En este esquema, la naturaleza es vista como objeto a ser explotado, mientras que la mujer es considerada un agente subordinado, cuya función es mantener el orden y la cohesión dentro de un sistema dominado por la lógica patriarcal (Santos, 2005).

Desde una perspectiva ecofeminista, Viera recupera las memorias y cuestiona estos modelos de pensamiento, proponiendo nuevas epistemologías que prioricen la equidad y la sostenibilidad. En su fotoperformance, lo que podría haber sido un espacio de opresión se transforma en un campo de resistencia y empoderamiento. Aquí, la artista despliega sus propias epistemologías, donde el cuerpo, la memoria y el paisaje se entrelazan para romper las distancias impuestas por las estructuras de poder.

Su obra se convierte en un espacio de diálogo integrador, que vincula cultura, naturaleza y género, invitando a una reflexión más profunda sobre las opresiones que atraviesan estos ámbitos. En última instancia, su obra actúa sobre lo real, resignificando no solo el espacio físico, sino también el simbólico y el social. Como afirma Nelly Richard: «La realidad no es una presencia pura ni un dato natural, sino un artificio construido a partir de significaciones y montajes representativos» (Richard, 2003).

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Bibliografía
Alonso, R. (1992). Fotoperformance: Concepto y aplicación. Editorial ARTE, Universidad Nacional de Arte.
Gómez, M. (2008). Ecofeminismo y resistencias en América Latina. Ediciones Feministas, 2(1), 15-30.
Richard, N. (2003). La representación cultural y su poder simbólico. Editorial Cuadernos de Cultura, 1(1), 75-90.
Santos, B. (2005). El pensamiento hegemónico y la crisis ambiental. Fondo de Cultura Ecológica.
Tinker, G. (2005). Ecofeminismo y crítica al patriarcado: La naturaleza como sujeto en la teoría contemporánea. Editorial Verde y Femenina

Karen Pazán Valencia. Web. Bio MMM.
Denisse Viera. Web. Bio MMM.