Alejandra Glez es una joven artista multidisciplinar de origen cubano y tradición Yoruba que vive actualmente en Madrid, donde tiene su estudio.
Esta artista llegó aquí hace tan sólo tres años tras recibir la Beca de PHotoESPAÑA para el Máster en Fotografía, Teorías y Proyectos artísticos, habiendo incidido años antes en la escena cultural y artística. Una prometedora carrera para una joven artista que ya ha estado en ferias como ARCO o Arte Santander, ha performado en el Museo Thyssen-Bornermisza bajo el comisariado de Semiramis González o ganado el premio de la Fundación ENAIRE, por citar algunos de sus logros. La obra de Alejandra Glez está muy vinculada a su conexión con la tradición Yoruba y por tanto con los océanos, una espiritualidad a la que suma un fuerte componente crítico-social sobre cómo tratamos a estos hoy en día.
Desde muy joven Alejandra encontró en el arte su refugio, una vía de escape a las experiencias traumáticas a las que por desgracia la vida nos somete por ser mujeres. La violencia machista, física y psicológica, a la que nos enfrentamos a diario es un componente principal que trata en su obra de la forma menos explícita, dando la oportunidad a otras mujeres de conectar y sanar a través de sus imágenes. La artista asegura que de no haberse dedicado al arte, estaría internada en un psiquiátrico. Así de grave ha sido su experiencia en la tierra, historias de violaciones, maltrato doméstico y abusos en la infancia que hoy canaliza a través de su obra. Una impactante obra ya sea en vídeo, fotografía o performance, todas ellas con una fuerte carga feminista que muestra la lacra del patriarcado. Una obra muy personal que habla de sí buscando a su vez encontrarse en otras mujeres para contar también su historia.