jueves, abril 25, 2024

    PRADO R. VIELSA. «Para no mirar y ser vista»

    Para no mirar y ser vista.

    50 cm x 50 cm

    Fotografía impresión digital

    2020

     

    Mi madre.

    Nació unas semanas después de que arrestaran a su padre en la caída de Ciudad Real, en mayo del 39. La pequeña de seis hermanos, vivió su infancia en la posguerra, con un padre condenado por rojo muy lejos de casa durante 9 años.

    – «¿Quién es mi papá?» Preguntó a su madre cuando la llevó de la mano a ver cómo traían a los presos de nuevo a Ciudad Real tras cumplir la mayor parte de la pena Impuesta en el Puerto de Santa María. No lo conocía.

    Infancia de penuria, juventud señalada por ser hija de un preso republicano. Aprendió a coser en casa para poder ir a trabajar de sol a sol en el taller de un sastre. Allí, escuchando ‘ama rosa’ en la radio para que no hablaran y perdieran tiempo, ella y sus compañeras cosían trajes de señoritos, de militares, casullas y capirotes de cofrades.

    Cuando llegaba al trabajo por la mañana había arreglado ya la casa familiar y cuando volvía por la noche seguía cosiendo, esta vez para tener algún dinero ahorrado para el ajuar futuro.

    Cuidar de la casa, de su madre, coser y volver a coser, así esperaba al novio que la sacaría de esa casa para servir en la propia.

    – «Esta silla la compré para ir a coser al taller.»

    Esta silla de madera y enea, bajita, para coser cerca del suelo, para ser observada de pie, desde arriba, para ser controlada, para no mirar y ser vista. Esta silla, este suelo, estos hilos, estas tijeras que mi madre también compró de niña para coser y sobrevivir.

    Prado R. Vielsa

    La obra que presenta Prado R. Vielsa para esta exposición online no puede ser más real e íntima. Se trata de una fotografía hecha a la silla y los utensilios que utiliza una sastra y que su madre compró para poder asistir a la sastrería en la que aprendió el oficio de costura y en la que trabajaría hasta el día de su boda.

    Su madre, hija de un preso republicano, ayudó a su familia trabajando fuera y dentro de la casa.
    La escena se presenta con una fotografía en formato digital ausente de color y con tanta luz como sombras. En ella casi se puede palpar el trabajo,

    la constancia, el pundonor y el esfuerzo; la dignidad de una mujer fuerte que se siente con la habilidad y los recursos suficientes para poder ayudar a su familia a salir adelante.

    Las horas que pasó ahí sentada con la mirada fija en la labor, los pinchazos en los dedos, los atajos inventados, la perfección en las puntadas y con la mente centrada y en ocasiones distraída junto con el convencimiento certero de estar haciendo lo que tocaba y debía hacer, sin cuestionarse dónde deseaba estar o qué es lo que quería hacer.

    Mercedes Palaín

    Prado R. Vielsa fue presentada en la VI edición por Mercedes Palaín

    LEER

    Biografía

    Prado Vielsa, Soria (1972) Estudió dibujo y pintura en la Escuela Profesional de Bellas Artes de Zaragoza, se formó en grabado, serigrafía, artes gráficas y técnicas digitales aplicadas a la obra gráfica.

    En su obra, el color, la luz y las formas componen el epicentro de su línea principal de trabajo. En ´Cartografías de luz´ Prado juega recreándose con los soportes transparentes, tramas y fotografías inventando volúmenes y transformando las imágenes con la intención de descubrir

    nuevos diálogos y movimientos. Desde múltiples técnicas y buscando distintas narrativas, trabaja en formatos de libro y objeto de artista con el fin de experimentar y explorar nuevas líneas de trabajo, como en “Obligada desmemoria” proyecto que comenzó siendo un objeto expuesto en Madrid y Sevilla y que ha ido transformando, exponiéndose el año pasado en Zaragoza en formato de instalación y que sigue en proceso.

    Web

    Prado R. Vielsa, en primera persona.

    Os dejamos un pequeño extracto de la entrevista que Prado R. Vielsa concedió a la comunicadora Mercedes Palaín, para su presentación en la VI edición online de Mujeres Mirando Mujeres.

    Mi interés por el color y la luz surgió la primera vez que miré con un cuentahílos una publicación offset en color. El descubrir ese baile de puntos de cuatricromía fue mágico. Años más tarde durante mis estudios de gráfica pude experimentar con los métodos de impresión y formaron parte de mi trabajo. Tras un paréntesis de experimentación y pasar por la fase de los negros intensos en grabado, volví al color. Entonces fue cuando sentí la necesidad de ir a las entrañas de las imágenes que producía, de meterme en ese mundo que una vez me pareció mágico.

    Mis inquietudes políticas personales me llevaron a investigar los hechos acontecidos en mis lugares de origen para encontrar respuestas a las preguntas que siempre habían sido silenciadas.

     

    Recopilé mucha información, sigo haciéndolo, pero necesitaba hacer algo con todo ello. De ahí surgió uno de mis proyectos «Obligada desmemoria», para narrarlo con el medio en el que mejor podía expresarme, el visual.

    Y sí, parece no querer terminar, tiene vida propia y va creciendo. Quizá si algún día sale a la luz toda la historia y sacamos a nuestros familiares de las cunetas, se pueda cerrar la herida y con ello terminaría el proyecto también. Pero me temo que queda mucho por hacer.