lunes, diciembre 11, 2023

    NEVES SEARA. «Carta a mi otra abuela».

    Carta a mi otra abuela.

    Medidas variables. Máquina Singer. 1,50m x 1 m x 60cm y rollo de papel de 50 metros.

    Instalación.

    2015

     

    Obra-instalación. Fue parte de la exposición individual Luz y Silencio, realizada en Pazo Torrado en Cambados en 2015 en la que se recogía la serie «Cartas a…» , una serie de obras a cada miembro de mi árbol genealógico.

    En este caso es una instalación residual de una acción que realicé cuando recibí de manera tardía la herencia de esta abuela.

    Ella murió cuando yo tenía 4 años. Mujer sumisa, extremadamente religiosa, grande y castigada por la hambruna en la infancia, separada de sus hermanos y padres para cruzar un país para ser acogida por un tío cura, vivió siempre detrás de un marido comercial de sastrería de hombre, y de un séquito de curas de sotana oscura.

    Mis únicos recuerdos de ella son extenuada, desbordada, en el taller de sastrería, cubierta de hilos y de ojeras infinitas. En 2014 al fallecer mi abuelo, recibí la máquina de coser de ella, que esperaba, oxidándose, que la recibiera desde mi infancia.

    Cuando la recogí, tecleé con la aguja y los engranajes oxidados, tal y como se consumieron sin usarse desde que ella la tocó por última vez, una ringlera de puntos de costura sin hilo en un papel de 50 metros de largo. Puse a funcionar la máquina a pedal, chirriando, atascándose, liberándose de 25 años de silencio. Se expone la Singer con el papel agujereado como si fuera un código morse secreto entre nosotras dos.

    Neves Seara

    Esta pieza, que la artista denomina como instalación-residual, y que fue parte de la exposición individual “Luz y Silencio” que Seara realizó en Pazo Torrado, Cambados, en 2015, consta de una máquina de coser antigua perteneciente a su abuela, y 50 metros de papel.

    La abuela de Seara murió cuando ella tenía 4 años, por lo que los recuerdos de la artista son vagos. Aún así recuerda a una mujer siempre a la sombra de una figura masculina, extremadamente religiosa y extenuada por el trabajo sin descanso en la sastrería de su marido.

    Se desvela potencia en el uso artístico de objetos ya utilizados, porque en el residuo, encontramos el vínculo. Un vínculo que se hace posible cuando la artista, por fin en 2014 recibe como herencia, esta máquina de coser, mecánica y oxidada, con la que su abuela cosía incansable. Y en la posesión de la misma, Seara intenta encontrar lugares comunes, como si se sentara delante de una misteriosa caja de música desafinada.

    Al poner papel en vez de tela y no hilar la aguja, es un coser que no cose, como las voces de esas mujeres sin voz. Una relación valadí entre la máquina y la rotura del papel. Observamos una conversación ciega, una cicatriz contínua, silenciosa a lo largo de metros de papel.

    El agujero vacío, sin hilo, sin puntada que los relacione, sin propósito. Mecanismo de luto que trae el eco del poso de una educación que como mujeres seguimos combatiendo, una resonancia de mujeres desfallecidas, trabajadoras, sufridoras, olvidadas, sombras de sí mismas, que nos negamos a olvidar. Seara hace de espejo de su abuela cuando cose, y en la repetición del gesto es donde se encuentran, pero Seara desvincula la máquina de su función y con ella, trae el discurso.

    Bárbara Velasco Ghisleri

    Neves Seara fue presentada en la VI edición por Bárbara Velasco Ghisleri

    LEER

     

    1983. Licenciada en Bellas Artes por la Univ. Europea de Madrid, con la especialización en Escenografía. Realizó también la especialización en Museografía por la Univ. de Santiago de Compostela, en Compostela, así como los cursos de doctorado y el Diploma de Estudios Avanzados en la Universidad Complutense de Madrid bajo la tutoría de Aurora Fdez. Polanco.

    Trabaja como gestora cultural, artista plástica y performer. Dirigió Aire Centro de Arte en Santiago de Compostela durante casi 9 años, donde comisariaba las exposciones, impartía clases de arte y creatividad y escribía y coordinaba la revista AIRE. Realizó actividades de didáctica cultural y artística en instituciones como el CGAC, Fundación Eugenio Granell, la Casa de la Luz, Casa Azul o Portal 48 en Pontevedra.

    Expuso en la Galería Dosmilvacas en Ponferrada en muestras individuales y colectivas. Es artista de esa galería y de la galería Metro, Santiago. Otras muestras individuales fueron en Pazo Torrado en Cambados, la Galería Espacio48 de Santiago, Galería 9the13 de Coruña.

    Participó en exposiciones en Galería 23/11 y Fresa y Chocolate, así como en el Centro Pablo en La Habana. En la ciudad de Bruxelas expuso en Maison du Pilgrins y en Londres en la Galería Café 1001, así como en Outonarte 08 en Sala Palexco en A Coruña, Fisuras no Cotián en Casa da Parra, Santiago. Participó en el Festival Sombra, en la fábrica Braço de Prata, Lisboa.

    Forma parte del archivo del CGAC y expuso allí en una colectiva en 2008. Realizó intervenciones públicas en Helsinki, Atenas, Vigo, Santiago, Lisboa, Madrid… así como una intervención en Casa de Velázquez en Madrid.

    Como performer lleva 18 años de trayectoria realizando acciones en la calle, teatros, festivales, etc. Fue invitada a realizar tres performances en el Museo Arqueológico de Cacabelos, en la Sala de la Deputación de Lugo, y en otros eventos como festivales dedicados a arte de acción. Forma parte también de la compañía internacional soundpaintingmadrid.

    Actualmente dirige Casa Morada Servicios Culturales con perspectiva de género.

    Web

    Neves Seara, en tercera persona.

    Os dejamos un pequeño extracto del texto con el que la investigadora, antropóloga, artista y docente Bárbara Velasco Ghisleri presentó a Neves Seara en la VI edición online Mujeres Mirando Mujeres con su serie «Puerperio.»

    A través de figuras femeninas del pasado personal, o de figuras mitológicas como Dalila o Medusa y de la cultura popular como las meigas, la artista reinterpreta en su historia contemporánea, el papel de esas mujeres no comprendidas en las que se refleja a través de la propia creación.

    Nos viene a decir que todas formamos parte de esta historia escrita por cronistas incompetentes. Y la narra desde un punto de vista de mujer.

    Esta artista crea desde su propia necesidad catártica, para entenderse sí, pero también para transformarse. En consecuencia, es imposible entender sus piezas sin saberlas como herramientas legítimas en ese proceso consciente de claro crecimiento personal. El anhelo reside en embeberse del proceso y ahondar en su estado anímico para recorrerse.

    Por ello, como mujer se empeña en ahondar en todo aspecto relativo a su propia naturaleza a través de narrativas visuales y rituales que conectan con el ayer. Y es que sus piezas son testimonios para nosotros. Y para ella, rastros de un proceso constructivo.

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