Encuentro con Marta Serna. Orfeo Negro
CRISTINA Gª CAMINO mirando a MARTA SERNA
Marta Serna, con su arte, reivindica la figura de la mujer y lo femenino, reclama todo aquello de lo que se le ha despojado a la mujer a lo largo de la historia y la entroniza como protagonista de su historia personal y coprotagonista del devenir de la especie humana, en igual posición que el hombre.
Su sensibilidad hace que se sienta «en contra» del maltrato y se revele frente a él. Es crítica con la sociedad y lo manifiesta con sus imágenes ilusorias, que no representan la realidad objetiva sino la suya propia, misteriosa y secreta.
A partir de ese dibujo fino y enérgico encuentro en las imágenes la expresión de un compromiso polifacético que hace aflorar el dolor de los sometidos: las mujeres, reivindicando el poder femenino mediante la figura denostada de la bruja; los migrantes, con la búsqueda de la intervención de los personajes anónimos, de los grises, en una obra de arte urbano; los animales, despojados de su naturaleza salvaje y exhibidos en la tristeza del circo; los hombres, convertidos en animales. Ala vez la fuerza de lo oculto, la mirada autoescrutadora del trabajo artístico como perpetua búsqueda y revelación infinita.
Vídeo en tres pantallas de tres mujeres malditas, tres brujas en una pieza escénica sacada de una obra teatral denominada Story Teller, sonorizada por Héctor Varela, compositor gallego; un mantra que, como la obra, lucha contra todo para evitar una estructura de poder y conseguir, a modo de catarsis, la liberación de la mujer.
La obra de Marta, con su poder creador abre ese ansiado conocimiento y el camino hacia la sabiduría; utiliza elementos masculinos como contrapunto para entronizar a la mujer como protagonista. Es la mujer y más aún la mujer «unida» la que lo propicia, la fuerza de su unión acusada con un contrapicado crítico que nos lleva al centro de la composición del dibujo, donde se unen en un círculo mágico que como un aquelarre preparan las brujas para confabularse. Esa Fuerza de la naturaleza la que dice “yo” en nosotros y nos hace aparecer como multitud.
Fue en Belgrado, ciudad de un país con una rica cultura, donde Marta realizó su acción, en el marco del “Mikser Festival SlowWalk”. Mikser Festival albergó muchos grandes nombres en el campo de la arquitectura y el diseño, el desarrollo urbano y la planificación, las nuevas tecnologías, los artistas y músicos comprometidos de la región y el mundo.
Marta Serna presentó una acción en que pegaba dibujos en las calles y con personas reales iba jugando para representar a gente, en una muestra que desde el “urban art” planteaba la raíz de las migraciones, pronunciaba la huida de las ideas; ¿cómo algo tan etéreo puede generar un debate vivo cercano a la cultura?, estas imágenes representan gentes huyendo, no sólo la gente de esa ciudad como la realidad de los migrantes, asolados por encontrar otro lugar mejor, procurando una realidad más culta, ideas más libres y una economía circular como una manera de vivir.
En la serie Inmaculate Dreams .Marta recrea sueños de una mujer que pretende liberarse de su subconsciente para incidir en un movimiento hipnótico del sueño, susurran al oído ciertos miedos, anhelos, terrores y se escenifican para transformarlos y encontrar una experiencia luminosa, de esa manera arroja claridad desde lo onírico con un punto de vista narrativo, ese misterio y ese temor de los que sueñan baña con hipnosis su posible luz, su transformación en realidad.
En esa línea fronteriza entre el deseo y la realidad, entre el sueño y la vigilia se halla el foco en lo onírico para las sombras, lo oscuro arroja luz sobre esa posible mutación, es una narración que huye de los miedos para ver la luz en la frontera. Es como sentarse a al lado del mar cerca de la luz, y en ese lento respirar, se respira la noche de la noche, por eso esa boca tiene secretos, por eso son sueños en silencio, de aquellos que los conocen y por eso estas imágenes callan.
La imagen tiembla ensoñada, el sol la iluminará, es la vida deshecha que detiene el tiempo y que es larga, profunda y que ansía un sueño de la noche de los ruiseñores, una sombra estrellada.
Pellejos de peste, rabia hacia un orden establecido, agresión de la sociedad, carne ardida en multitud, mordiscos que vagan con jirones de sueño, acuchillan las horas una sociedad nihilista, ásperos gestos que rasgan las vestiduras muestran un universo hostil entre gritos y gente siniestra de una sociedad que se maltrata, que juega a entenderse pero que no progresa con la idea de la paz, sino que grita en sus entrañas una pétrea realidad, siglo oscuro, lágrimas, sangre, cadáveres.
Cruz que golpea orando, presidiendo el poder. Estructura irónica. Golpe de ataque religioso contra lo impuesto, lo patriarcal y que ríe sobre la dictadura, sobre la iglesia y hace caer la estructura yerta.
Ritual en el que el diablo al corromperse, aparece muerto con ramo de flores en su pecho, vida coronada de rosas negras, sacrílego ocaso que desvanece su poder frente a la mujer victoriosa pura que se alza coronada de cuernos, ojos que va sembrando vida, en ese renacer va sembrando la ruina del sueño, claridad, belleza y pasión. Y en esa muerte hay un diablo mascarado siniestro, son las mujeres las que renuevan los crucifijos y la vida, este infinito yermo se abre para generar la vida mientras el diablo corta siglos, oscuridades, dolor.
La hechicera se muestra alada como la diosa griega Astarté; abre las alas a la creación, a la vida, a saber que es diosa y conoce los sortilegios y las milagrerías.
Fresquísima la voz en esa fuente de sabiduría, que se yergue suntuosa como una flor. Mil veces se le ha intentado callar e inclinar pero reina tronando como un duende y florece entre coronas su negro misterio. Rituales oscuros, paganos, que enaltecen el misterio de la diosa, de la fuente, del origen, del génesis.
El sonido de este vídeo es un sonido real de las ondas que llegan a la tierra del Planeta Júpiter, con esa música iniciamos un viaje catártico de un hombre que subido a la serpiente y en el feliz cabalgar se libera del pecado, de un siglo y otro siglo y en la cima, como un dios, deja vagar su ocaso salvaje. Planea los límites para encontrarse, es un proceso introspectivo de lucha de lo que es, con lo que quiere ser y subido a la serpiente, reina. ¡Cómo pesa el tiempo de los tiempos! La libertad que como un águila planea esos límites de llamas, se entierra con el curso del olvido.
Como un recuerdo de infancia la bola de nieve, tener muchas ideas sin tener ninguna, bosque sin hojas. Como si el olvido hubiera borrado el tiempo, árbol desnudo, siembra en el interior, los árboles del tiempo, semillas del tiempo que se dispersa, mágicamente el letargo y el frío congelan las emociones que evitan la ansiedad de las almas. Hay un abismo divino y mágico con destino hacia los sueños, sueños armoniosos y cálidos que acogen tiempos mejores.
Fruto del dolor animal, llanto encerrado en jaulas, ladridos de sombras, cercados por la tortura humana, se cierran sin que el cielo acaricie su piel, oímos los gritos de rabia, reverberan en los barrotes de hierro para que cercados entre crujidos y lamentos, por ese camino de polvo, de pedernales y muerte.
En la última noche intuimos la muerte, una casa en la sombra, pronuncia la soledad llena de silencios misteriosos que interrogan la lentitud, en ese jardín en esa noche más allá de la vida, el bosque sin animales silencia el negro de la sombra, de lo inmóvil, del letargo del tiempo, por eso el dolor se adentra en la casa y la vida será la huida hacia adelante, la vida en el límite.
Tuve la suerte de trabajar de mediadora en su exposición Mistery Magnet y preguntaba a los visitantes qué sentían, qué les parecían sus obras.
Hubo un comentario común: inquietante, perturbadora. Es su enigma lo que hace que la gente se cuestione preguntas entorno a lo oscuro, a lo que nos inquieta para rescatar esa libertad creativa por la que lucha Marta, el olvido turba la memoria, son imágenes que desasosiegan, pero que detienen el tiempo, que tiemblan en lo oscuro, hay una forma en que rechaza la realidad y ansia el sueño de la noche, de una noche oscura llena de enigmas, sombras estrelladas, su fuente, su centro es esa visibilización de la mujer, una visión órfica.
Orfeo que adormece a animales y plantas, que del alma humana saca sueño tras sueño, dolor tras dolor, dolor del mundo, para que sobre el jardín con su lira cante el Misterio, Orfeo arranca el Misterio del útero armónico de la mujer, esa Eurídice anhelada.
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