jueves, marzo 28, 2024

    Tamara García: «Hasta que no cuidas de personas, de la tierra, de la vida, no te das cuenta de que el cuidado es lo único que importa»

    MARTA MANTECÓN mirando a TAMARA GARCÍA

    Tamara García es trabajadora del arte y creadora multidisciplinar. Es peleona, tiene encanto y mucha luz. Trabaja duro y sabe cuidar de lxs demás. Le gusta el aprendizaje comunitario y suele colaborar con otrxs artistas y colectivxs. Adora experimentar con diferentes procesos creativos y romper las fronteras entre unos y otros. Combina viejas técnicas fotográficas, como las cámaras estenopeicas o las cianotipias, con las últimas tecnologías, desde proyecciones visuales como VJ al mapping, videoinstalaciones interactivas o intervenciones en el espacio público.

    Su práctica artística tiene mucho que ver con las acciones de recolectar, reciclar y transformar, de modo que lo mismo utiliza patrones de costura o publicaciones del pasado que textiles, azulejos, materiales extraídos de la naturaleza o su propio cuerpo. Todos estos procedimientos son parte de su investigación sobre nuestras formas de habitar y ser habitadxs, poniendo un énfasis especial en el ámbito doméstico y en cómo nuestros comportamientos están connotados por el sistema de sexo/género/raza/clase/especie. Ha realizado proyectos sobre las redes sociales (“Tengo 649 contactos”), los tiempos de espera que genera la burocracia institucional (“La espera”), la estandarización de nuestros cuerpos (“Torturas cotidianas”), la domesticidad y la intimidad (“Cocina tradicional”, “No way out” o “Agua”), el valor del artista en el sistema del arte (“Vendo arte”), la memoria, los cuidados y la importancia de tejer redes de cuidados (“Mi norte mira al sur” y “Con cuidado”) o el cambio climático y las distintas formas de vida en la Tierra (“En cuerpo y agua”, “Después del fuego” y su proyecto más reciente, “Cala Ricardo”, un homenaje a su padre y a una de las primeras fotógrafas de la historia: Anna Children, más conocida como Anna Atkins).

    Se formó primero en Conservación y Restauración de Obras de Arte y luego en Bellas Artes, en las universidades de Valencia y País Vasco. Continuó su formación en la Berkeley Academy de California, el Programa Eurodysseé en el Centro de Estudios, Conservación y Restauración de las Islas Azores o en diferentes residencias de ámbito nacional e internacional. Su trabajo ha sido reconocido con el Premio de Artes Plásticas del Gobierno de Cantabria en 2020, así como el Premio Joven Valor de Cantabria y el Primer Premio del Certamen Nacional de Arte Pancho Cossío en 2013 y 2015. Además del trabajo que desarrolla de forma individual, pertenece al grupo de música electrónica, artes visuales y nuevas tecnologías La Uca y realiza performances audiovisuales como parte del dúo Söon i Noki.

    Realizamos esta entrevista a más de 400 kilómetros de distancia física. Cada día le envío una pregunta y ella me responde cada noche.

    Mi norte mira al sur_Tamara García | Mujeres Mirando Mujeres | Marta Mantecón

    Mi norte mira al sur, 2016. Fotografías. 70 x 50 cm c/u

    Para empezar nuestra conversación, ¿podrías hacerme un “me gusta” / “no me gusta” a lo Roland Barthes para que podamos conocerte mejor?

    Me gusta: el dorado, el pelo, musgo, bosque, palmeras, huerto, frutales, rituales, jengibre, té, la sopa, el queso, los mangos, la comida asiática, las algas, las pozas, los microecosistemas, un jardín, el mar, rosas amarillas, cosmos violetas, peonías blancas, las risas sonoras, la brillantina, Yoko, ventanas con vistas, el olor de algunas personas, Anna Atkins, Donna Haraway, Silvia Federici, Marta, Úrsula K. Le Guin, Momo, los fenómenos paranormales, las leyendas e historias inventadas, las perseidas, mi furgoneta, los peces luna, los erizos, las libretas, las plumas, el amanecer, el feminismo, la música casi toda, el órgano Hammond, la hierba, hacer el pino, el azul, las sobremesas, cocinar para alguien, los libros subrayados, dormir al aire libre, los senderos que hace la gente al andar.

    No me gustan: el oro, los pelos, las pelusas, el huevo frito, las colas, el metro, las mudanzas, el agua estancada, falsas ventanas, el olor de algunas personas, los cables, las divisiones, la leche, los gritos, madrugar, la pereza, hojas de libro dobladas, la humedad, el moho, el maquillaje, olor a tabaco, agua con hielo, cortarme las uñas, no ser puntual, Rousseau, Schopenhauer, Kant, Freud, las velutinas, el patriarcado, las clases sociales, la culpa, la inseguridad, la menstruación, las películas de animación con animales que hablan y cantan, el heavy metal, la gente que deja sus residuos en la naturaleza, los que hablan mucho.

    Creo que podría seguir con las listas indefinidamente. Una vez que empiezas… se convierte en un vicio.

    ¡Qué maravilla Tamara! Creo que acabas de darnos unas cuantas claves para que podamos acercarnos un poco más a tu manera de ver el mundo. ¿Cuándo te planteaste dedicarte al arte y por qué?

    La primera carrera que decidí estudiar fue Restauración porque pensé que yo no podía ser artista, que un artista (imaginado así, en masculino) tenía que saber que lo era desde siempre o haber nacido con una especie de don. Tras acabar, realicé un año de restauración de pintura contemporánea y ahí me di cuenta de que no tenía conocimientos de arte actual ni de las vanguardias, así que decidí que tenía que estudiar Bellas Artes. Desde el comienzo fue una pasión y el segundo año ya comencé a producir obra de manera consciente.

    Te has movido por lugares muy diferentes y has realizado proyectos en contextos tan geopolíticamente distantes como la Bienal de la Habana en Cuba, el Sendero de los Apalaches en Maine o el norte de Marruecos. Ahora mismo te encuentras en Extremadura como parte del programa de residencias artísticas Ras de Terra y JUSTMAD, representada por el espacio ACA (Art Concept Alternative). ¿Qué te ha aportado este aprendizaje nómada?

    Las movilidades, flujos e interacciones siempre han supuesto para mí un aprendizaje profundamente transformador. Me han ayudado a construir un pensamiento nuevo sobre el territorio con su propia lógica e interiorizar conceptos que luego me han permitido operar de otras formas con la realidad.

    Amasa_Tamara García | Mujeres Mirando Mujeres | Marta Mantecón

    Amasa, 2010. Vídeo. 4’47’’

    Recuerdo que hace ya unos cuantos años coincidimos en una fiesta y por la noche empezamos a proyectar vídeos en una sábana colgada sobre una pared de piedra en el exterior de una cabaña. Al ver “Amasa” me quedé hipnotizada. Me pareció muy inteligente la idea de tratar de construir algo vertical con una masa que no puede hacer otra cosa que rendirse a las leyes de la gravedad y a su propia flacidez. La metáfora del falocentrismo, doblegándose una y otra vez, me resultó divertida e incisiva. ¿Cómo surgió la idea de hacer este trabajo?

    Fue en Bilbao en el año 2010. Desde la ventana de mi habitación veía cada día cómo iba levantándose la Torre Iberdrola, ese eje vertical cuya exaltación de la altura constituía el símbolo del crecimiento, prosperidad y poder de la ciudad. La dominación fálica en las construcciones urbanas, con su acento en lo monumental y lo espectacular, ha sido determinante en la escala de valores que maneja nuestra sociedad. En ese tiempo estaba estudiando en la UPV y andaba experimentando con la masa de harina y sal en una asignatura de escultura. Haciendo pruebas, decidí hacer esta acción y grabarla con una cámara lo-fi. El objetivo era amasar una torre lo más alta posible y ver cuánto tiempo conseguía mantenerse en pie.

    Cocina tradicional_Tamara García | Mujeres Mirando Mujeres | Marta Mantecón

    Cocina tradicional, 2011. Cianotipia sobre azulejo. 20 x 30 cm.

    Tu obra siempre ha estado profundamente conectada con los feminismos. En tus primeras cianotipias utilizabas gelatinas caseras para representar a mujeres incrustadas en cocinas (de hecho, estaban realizadas sobre azulejos) que llegaban a confundirse con el resto de enseres del espacio doméstico. Parece que todo lo que habitamos está determinado por los binarismos de género. En 2018 publicaste un artículo en la revista M-Arte y Cultura Visual, “Dignificar el feminismo”, en el que hablabas sobre el rechazo que produce este término en muchas personas que, sin embargo, no temen admitir otro tipo de identificaciones. En el caso de las artistas que reniegan del feminismo, ¿crees que tienen miedo a que su obra, hagan lo que hagan, sea etiquetada como tal? ¿Qué relación existe entre tu práctica artística y los feminismos?

    Desde que escribí ese texto a finales de 2017 ha cambiado mucho la percepción. A raíz de las manifestaciones multitudinarias del 8M en 2018 y de la fuerza con la que el movimiento feminista se ha posicionado en las luchas sociales en los últimos años, parece que ha habido una mayor aceptación o popularización del término. Ahora hay muchas más artistas que asumen la etiqueta “feminista” o que la incluyen en su descripción o posicionamiento. Desde que realicé la acción que mencionas hasta ahora, me he encontrado con más artistas que también se definen como feministas, pero también he comprobado cómo se critica a las activistas (en colectivo) porque “cansan”. Parece que resulta pesado que tratemos de recordar que seguimos en lucha para lograr la equidad y que aún queda mucho machismo, brecha laboral y prácticas no deseables en el arte. Estamos en ese punto de «yo no soy racista, pero no me gustan los gitanos»… Desgraciadamente, dudo que en todos los casos seamos feministas, más allá de ponernos o quitarnos etiquetas.

    En respuesta a la segunda pregunta, mi práctica está relacionada con mis vivencias e intereses y en muchos casos reivindico, cuestiono y hago activismo más o menos explícitamente ya que, como bien dices, los “feminismos» son o abarcan todo. Creo que siempre tuve perspectiva feminista, pero llega un momento en que eres consciente de ello o en el que te pones las gafas violetas y ya no hay vuelta atrás, es imposible mirar sin ellas.

    Mi norte mira al sur_Tamara García | Mujeres Mirando Mujeres | Marta Mantecón

    Mi norte mira al sur, 2016. Vista de la instalación en la Fundación Bilbaoarte, Bilbao.

    Háblame del proyecto “Mi norte mira al sur”.

    Es un viaje por los espacios en los que vivió mi abuela, desde Cantabria hasta el norte de Marruecos, atravesando el Estrecho de Gibraltar, que ella cruzó como emigrante al comienzo de la Guerra Civil Española. El proyecto se nutre con documentación geológica, cartográfica y botánica de ambos lados, transitando entre las macro y micro historias del lugar y observando las transformaciones del paisaje a raíz de los movimientos migratorios, así como sus cambios físicos, geográficos y geopolíticos.

    Hice dos retratos situados en las dos orillas del Estrecho, desde Tarifa (España) y desde Tánger (Marruecos), invirtiendo la práctica habitual de retrato en estos lugares, que consiste en fotografiarse mirando a la cámara y dando la espalda al continente vecino. Dibujé asimismo un mapa del Estrecho utilizando mi cabello y el de la artista de Tetuán Safaa Erruas. Juntas trenzamos un puente entre África y Europa, haciendo emerger de nuevo el Arco de Gibraltar, que en una época sirvió de puente por el que se podía transitar entre continentes. Lo hice emerger de nuevo a través de una maqueta de madera maciza, tras un tedioso proceso de solicitudes a diferentes instituciones gubernamentales para conseguir las curvas de nivel de la zona y así reproducir el espacio con cierta fidelidad. Me documenté sobre la vegetación endémica y la que ha sido introducida de otros lugares, observando sus movimientos migratorios.

    Este trabajo, expuesto en la Fundación BilbaoArte, se completó con una serie de acciones en el espacio público que llevaban por título “Trenzar migraciones”. ¿Puedes contarnos algo sobre esas experiencias?

    Con estas acciones, que realizo siempre junto a otras personas, trato de compartir vivencias y cuidados a través del acto íntimo de hacernos una trenza. Siempre me ha interesado el valor antropológico y cultural del cabello, así que en el transcurso de las mismas, indago y recopilo historias. Durante el viaje, decidí realizarlas en las ciudades de Jerez de la Frontera y Tetuán, en las que vivió mi abuela. En Bilbao, dentro del Festival de Arte Urbano ITURFEST, colaboré con la Asociación Mujeres del Mundo Babel. Y en 2018 volví a hacerla en el contexto del Festival de Arte Público Desvelarte de Santander, la última ciudad en la que vivió, como cierre del proyecto.

    Trenzar migraciones_Tamara García | Mujeres Mirando Mujeres | Marta Mantecón

    Trenzar migraciones, 2016. Festival Iturfest, Bilbao.

    Es cierto que el pelo tiene mucha presencia en tu obra. En 2014 llevaste a cabo otra acción en la que utilizabas tu propio cabello como hebra. ¿En qué consistió?

    Esta acción tuvo lugar el 25-N (Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres) dentro de un proyecto titulado “Esperando”. Me senté en una silla situada sobre una alfombra ocupando el hall del edificio interfacultativo de la Universidad de Cantabria para, simbólicamente, contextualizar la acción en el espacio doméstico. Empecé a coser sobre una sábana blanca mi propio pelo. Junto a mí, había un par de sillas para que, quien quisiera (alumnado, profesorado y resto de personal de la universidad), pudiera sentarse y participar. La performance duraba el tiempo que tardase en coser la frase: “Con mi pelo hago lo que quiero”. Al final, nos llevó cuatro horas.

    Pienso ahora en el libro “La cabellera femenina”, donde Erika Bornay aborda la presencia y significado del pelo de las mujeres a lo largo de la Historia. ¿Qué representa para ti?

    Como indica esta autora, el pelo, su adorno, cuidados y belleza, ha inspirado a multitud de escritores y artistas a lo largo de la historia, pero el cabello y el vello femeninos también han sido objeto de duras condenas y restricciones morales y religiosas. En mi trabajo lo utilizo para hablar de cuidados, de migraciones, de tradiciones impuestas, de culturas. El primer proyecto que me censuraron para una exposición fue «Torturas cotidianas» en el año 2010, una serie de fotografías transferidas sobre bandas blancas de depilación, reutilizables, tendidas a secar. Trataba de reflexionar sobre cómo el poder de la estética en nuestra cultura determina la aceptación de toda clase de torturas y mutilaciones voluntarias, que acaban formando parte de la rutina diaria de muchos individuos bajo la aspiración de llegar a una integración óptima en el entorno social.

    Con cuidado_Tamara García | Mujeres Mirando Mujeres | Marta Mantecón

    Con cuidado, 2020-2021. Cianotipias sobre papel. 40 x 30 cm c/u.

    En una de tus series más recientes, realizada en plena pandemia, retomas la cianotipia para retratar a personas que se dedican al cuidado de lxs demás en sectores como la sanidad, la educación, la dependencia, el trabajo doméstico, la limpieza de hoteles y otros servicios esenciales tan invisibles como insuficientemente valorados y profundamente feminizados (como decía Silvia Federici, “eso que llaman amor es trabajo no remunerado”). ¿Qué papel tienen los cuidados en tu vida y en tu obra?

    En muchas de mis obras he retratado los cuidados a través del cabello, la mirada, las manos o la ropa de trabajo de las personas que realizan estos trabajos. La cianotipia me ha permitido hacer copias en negativo, lo que bien puede ser una alusión simbólica a su invisibilidad. Además, esta técnica hace que los retratos queden envueltos en un halo o resplandor que, simbólicamente, los hace trascender a otro estado. Quizás hasta que no cuidas de personas, de la tierra, de la vida, no te das cuenta de que el cuidado es lo único que importa y pasas a ser consciente del valor del tiempo que requiere. No solo basta con agradecer los cuidados, es necesario valorarlos como trabajo que son y compartirlos para crear una sociedad que ponga la vida en el centro.

    Después del fuego_Tamara García | Mujeres Mirando Mujeres | Marta Mantecón

    Después del fuego, 2021. Vídeo. 5’ 7’’

    Has realizado proyectos sobre el agua, las formas de vida de los árboles y las plantas, así como sobre las algas y los microorganismos que habitan nuestro ecosistema, llamando la atención sobre el rastro que dejamos y qué es lo verdaderamente imprescindible para la supervivencia en un planeta tan herido como el nuestro. La tierra, el humus, no es algo que nos pertenezca, sino a lo que pertenecemos (creo que fue Chantal Maillard quien hizo esta hermosa afirmación). ¿Piensas que la práctica artística puede ayudar a cambiar el rumbo de las cosas?

    Desde luego puede cuestionar los rumbos, poner el foco de atención en los ahoras y crear otros futuros. Pienso en algunas investigaciones y teorías de los situacionistas, en el manifiesto cíborg y en la unión del arte y las ciencias en una misma práctica. Quizá así llegue a ser posible cambiar el orden…

    Por último, me gustaría que me comentases algo sobre tu compromiso activista e implicación con otros colectivos como el Centro Cultural Europeo Eureka de Santander y las Asambleas Feministas Abiertas de Cantabria.

    Siempre he pensado que las experiencias más enriquecedoras y motivadoras se dan en el trabajo con los demás y en obras de autoría compartida, así que participo en diferentes colectivos y colaboro con otros artistas. En esta línea de trabajo, mis proyectos no solo van dirigidos a centros específicamente artísticos e instituciones, sino que incorporan también el ámbito público y los espacios culturales de carácter alternativo.

    Gracias Tamara. Ha sido un placer mantener este diálogo contigo. Suerte con los nuevos proyectos. Estoy deseando verte y darte un gran abrazo.

    Marta Mantecón. Bio MMM.
    Tamara García. Web. Bio MMM.
    Imagen destacada: Después del fuego, 2021. Vídeo. 5’ 7’’

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