María Sánchez. Cuerpo inmaterial y orgánico
Carmen Dalmau MIRANDO a María Sánchez
María Sánchez parece ir ganando ligereza en cada nuevo proyecto que acomete. Su presencia es tan leve como una caricia furtiva, como el peso de un suspiro, un cabello, una suave corriente, un aroma, un reflejo, apenas una sombra. Para poder captar su corporeidad nos exige estar muy alerta, tensar todos los sentidos.
María Sánchez indaga en las reflexiones sobre el ser y la razón poética de María Zambrano para constatar que la lógica y la razón cartesiana no nos sirven, la mayoría de las veces, para explicar los azares de la vida. Y a ella, si nos cruzamos en su trayectoria, le gusta intervenir sutilmente en la línea recta que traza el tiempo y marca nuestro destino.
María es un cuerpo que se inmaterializa, que busca los espacios vacíos y los silencios, las zonas de sombra, para filtrarse en nuestras vidas, pero al tiempo es un ser orgánico, que tiene plena consciencia de que el peso de su existencia provoca acciones insospechadas. Es como la presencia de Shizuka, ese nombre mágico para el fotógrafo Masao Yamamoto, quien citando a Tao Te Ching para explicarla dice que “Una gran presencia es difícil de ver. Un gran sonido es difícil de oír. Una gran figura no tieneforma”
¿Qué es lo que haces? Vídeo 2014
María, como Shizuka, son poéticas presencias que demandan toda nuestra atención para poder percibirlas.
Hay mucho del vacío del Tao en sus piezas. El vacío lo es todo y está presente tanto en la luz brillante como en la más sutil que casi se desvanece.
Desmaterializa el objeto artístico, porque convierte el devenir de los días y de la vida en su objeto artístico con el que interactúa, ya sea desvelando su intimidad o aprovechando sus desplazamientos por la ciudad.
Realiza acciones que registra con el móvil y luego sube a las redes sociales como En todos los lugares, a todas las horas, Metro o Los afectos. Tatúa los cristales con rotulador o introduce el sol en el interior de las casas dirigiendo el reflejo de un espejo, sabiendo que su intervención será efímera.
A través de gestos imperceptibles, refinados en su minimalismo, rescata lo que de otro modo sería difícilmente visible. Emplea una economía de medios casi asombrosa, sacando partido del tiempo que pasa en el Metro cuando se dirige a su trabajo, o de nuevos recursos al alcance de todos como la cámara del móvil o el escaparate que brinda internet.
María despierta el duende que como decía Federico García Lorca, todas las artes esconden, y sabe ,cómo el poeta que, para buscar al duende no hay mapa ni ejercicio.(…) La llegada del duende presupone siempre un cambio radical en todas las formas. Sobre planos viejos, da sensaciones de frescura totalmente inéditas, con una calidad de rosa recién creada, de milagro, que llega a producir un entusiasmo casi religioso.