CRISTINA GARCÍA CAMINO mirando a MARÍA RIERA

Conocer a María Riera es imbuirse de la sensibilidad de una mujer que combina las historias que cuenta habitualmente en sus cuentacuentos, donde crea sus propias escenografías, con las actuaciones de teatro que lleva a cabo en el grupo Tejuelo Teatro, conducido por Marieta Monedero.

María se crió cerca del mar, así que lleva en las venas el silencio y el contacto con la naturaleza; el land art va a marcar su trayectoria artística.

Lleva sus experiencias y sus vivencias a su arte, en el que la expresión de lo frágil y de lo sutil es una posibilidad de resistencia; este es el motor y la fuerza de lo delicado que hay en su obra, combinado con la fuerza esperanzadora e ilusionante de su mirada.

Sus esculturas nacen del arte povera y de los ready made; de los encuentros con esos materiales reciclados, que son básicos -para que cada objeto ya tenga tiempo vivido, contenga alma y esté listo para convertirse en una pieza.

El gusto estético y sensitivo de lo rústico, combinado con colores, aromas y texturas, es su abecedario; desde luego, la contemplación y la estética de Tanizaki están en su trabajo, leyendo el Elogio de la sombra uno se da cuenta que esa mixtura sensitiva es algo que ella busca en su trabajo, y que le influyó considerablemente estudiando arquitectura.

Confecciona sus objetos como personajes de un cuento en el que todos son importantes. Va creando un paisaje con esas joyas que se encuentra en la naturaleza, muestra un punto de la memoria de lo que ahora nos acontece. Cada caja se intemporaliza y la evocación define un elemento sutil, que con equilibrio funambulista se mantiene erguido y sostiene el tiempo con un propósito. Por su formación en arquitectura de interiores crea escenarios, como si de un proyecto arquitectónico se tratara; el arte es el medio para reflexionar y para defender lo que le gusta.

Dentro de su trabajo hay una constante que es la búsqueda del equilibrio y la armonía en su pieza Armonía suena una Pavana fuerte a trío con melodía acompasada de cuerdas que dejan un estribillo armoniosamente arreglado con incesante decrescendo.

Armonía_María Riera | Mujeres Mirando Mujeres | Cristina García Camino

Armonía

Veremos la contemplación de los Campos de Castilla
Contemplas un horizonte con luz y muros calcinados, al fondo hay una armadura de alambres, plena cirugía.

Campos de castilla_María Riera | Mujeres Mirando Mujeres | Cristina García Camino

Campos de Castilla

En Vuelo
Surcan los pájaros por encima del cielo que calma tus muros calcinados con atisbos de esperanza.

En vuelo_María Riera | Mujeres Mirando Mujeres | Cristina García Camino

En vuelo

Esperanza, entre la tierra y el mar
En un camino hostil hacia la muerte hay un lugar para el amor que nos cobija y nos habla desde el corazón de los que comprenden y se ayudan.

esperanza, entre la tierra y el mar_María Riera | Mujeres Mirando Mujeres | Cristina García Camino

Esperanza, entre la tierra y el mar

Éxodo II
Acumulación, pérdida, estar en un no lugar bloqueados.

Exodo II_María Riera | Mujeres Mirando Mujeres | Cristina García Camino

Éxodo II

Éxodo Mundo hostil
Mirar desde el precipicio al vacío de vértigo y el abandono del mundo hostil.

Exodo, mundo hostil_María Riera | Mujeres Mirando Mujeres | Cristina García Camino

Éxodo, mundo hostil

Éxodo
Juntos caminaremos hacia la luz en un encuentro más cálido.

Exodo_María Riera | Mujeres Mirando Mujeres | Cristina García Camino

Éxodo

Lugar de encuentro
Frío, límites, dispersión; es el momento de huir juntos y cercanos, se oye el crujido de la madera en nuestras tripas.

Lugar de encuentro_María Riera | Mujeres Mirando Mujeres | Cristina García Camino

Lugar de encuentro

Nidos
Lame y da de comer el animal del canto, acaricia sus heridas con el último dolor, abrazas con plumas cálidas.

Nidos_María Riera | Mujeres Mirando Mujeres | Cristina García Camino

Nidos

Perfil
Melancolía del diálogo del anciano, baja su mirada antigua de la niñez, gesto triste del verano, soledad.

Perfil_María Riera | Mujeres Mirando Mujeres | Cristina García Camino

Perfil

Sus piezas son en sí pequeñas y delicadas, porque están concebidas como maquetas que forman los bastidores en los que están enmarcados, a modo de una escenografía del mundo. Utiliza materiales variados, como esparto, madera, yeso. Esas maquetas o bastidores son perfectas para albergar joyas de la artista Laura González, conocida como Lalabeyou.

La conexión entre escultura y la joyería de Laura, consiguen un diálogo de comprensión y cariz entre varias artes, te sumergen en la intercontextualidad que enriquece su contenido.

En el último trabajo, la artista provoca que en estos bastidores nos traslademos a su mundo, donde lo rural adquiere un sentido importante. Éxodo, nos cuenta su historia personal de cómo abandonó Madrid para trasladarse a su pueblo natal de la Armuña salmantina; en ese entorno recobrado sintió la tranquilidad y la paz que requiere quien contempla, quien ama la naturaleza y convive en ese mundo y encuentra su verdad. Es por ello que esta exposición tiene al menos dos lecturas: la subjetiva y la amplia, que es un punto de reflexión sobre el tema de éxodo, sobre la huida y el fracaso de la sociedad, en busca de un mundo nuevo.

La armonía aún era posible en el origen. / Tierra habitada, compartida, lugar de encuentro./ Vida en equilibrio con el entorno./ Pero el tiempo es implacable./ Tiempo, tiempo, tiempo,/ desdichas, desencuentros: mundo hostil.

Y el éxodo se hace necesario./ La huida hacia un lugar/ donde habite la esperanza.

Lo silencioso, lo frágil y lo delicado es algo muy significativo en su obra, que confiere belleza y armonía a quien lo contempla.

María comenzó su trayectoria en Madrid, estudiando arquitectura de interiores; fue una profesora de carrera (Carmen Espegel), quien la motivó con el impulso y la vehemencia con la que vivía su profesión; con su pasión y su trabajo hizo que despertara más, si cabe, su curiosidad por la carrera.

¿Cómo comienzas tu profesión y cómo llegas a conocer a la joyera?

Su profesión comenzó con la creación, junto a dos amigas, de un estudio de interiorismo, pero tras 4 años decidió dejar la ciudad y enmarcarse en otros proyectos, y es ahí cuando conquisto su tiempo, que empieza a realizar su trabajo más plástico.

De manera casual, a través de facebook, me interesé, profundicé, me identifiqué con su trabajo, cómo trasladaba su formación de arquitecta a una escala más pequeña, como la joyería… Me puse en contacto con ella y le propuse un reto, hacer un trabajo conjunto, basándonos en mi hacer y en los materiales que yo usaba.

María Riera se formó en diseño de arquitectura de interiores en Madrid, donde tuvo un estudio hasta que regresó a su ciudad natal, Salamanca. Aquí abre su propio taller y empieza a trabajar como artista en una casa rural con su pareja de entonces.

Los objetos desechados son los ingredientes básicos con los que trabaja María, porque cada uno de ellos encuentra su historia. Estos materiales los respeta y usa tal cual; como mucho, le da una capa de linaza. Utiliza desde materiales de derribo de casas, molinos antiguos, ruedas, hasta restos de carpintería; sobre estos elementos ensambla objetos que muestran su discurso en torno a lo rural, el paso del tiempo y a la arqueología de los mismos.

Hará la primera exposición en Salamanca, en varios espacios de la ciudad: en la Joyería de Luis Méndez (calle Meléndez, donde hay una gran tradición joyera, porque esa fue la calle del gremio de joyeros); también se exhibirá en La Malhablada, sede recientemente desaparecida del micro teatro en Salamanca, y también en Madrid.

A María le gusta crear; cuando se le enciende una idea en la cabeza, habitualmente mezcla de lo vivido con la música, los colores y olores de la naturaleza, busca los materiales adecuados a la idea, así como el ambiente idóneo (en general, el verano). Así, se traslada a su casa en Forfoleda, donde puede trabajar en la terraza y dejar en cualquier punto la obra, sabiendo que puede retomarla sin prisas, “sabiendo que el buen tiempo y la disponibilidad me van a acompañar en centrarme absolutamente en lo que hago, hasta terminarlo, sin importarme cuándo lo voy a finalizar. Tengo un proceso lento de creación porque no tengo prisa por crear, creo desde el corazón”.

Viendo su trabajo, salta a la vista la influencia del arte povera, así como el gusto por la naturaleza y los paseos, que son parte de esa búsqueda de materiales necesarios para su realización; el disfrute y el gusto por todo ello está ahí, en esa búsqueda, en esa suma de capacidades que van conformando su trabajo.

De tu proceso creativo, que sabemos que es un compendio de música, experiencia, gente y arte, ¿cómo son tus investigaciones?, ¿qué resaltarías? Cuéntanos quiénes son tus referentes artísticos.

De mis influencias puedo comentar que, en lo referente a lo arquitectónico, me atrajo mucho conocer la obra del arquitecto e ingeniero mexicano Luis Barragán, la grandiosidad de Le Corbusier, la locura de Frank Gehry, la plasticidad y diseños orgánicos de Hundertwasser, la obra del pintor, diseñador y escultor Oskar Schlemmer, sobre todo, su vestuario para teatro; y el mobiliario de Alvar Aalto.

En cuanto a escultura, por supuesto, Julio González, la escultura de Picasso y el land art en general, por integrar la intervención escultórica en la naturaleza.

Los ilustradores que me fascinan son: Isidro Ferrer, Katsumi Komagata y Gilbert Legrand, así como la fotografía de Chema Madoz.
También películas, como “The pillow book”, de Peter Greenaway, y el libro “El elogio de la sombra”, de Junichiro Tanizaki.

Actualmente, estoy interesada en el teatro de objetos, como el que produce Xavier Bobés.

Buscando un sentido, lo frágil y lo sublime son ese ideal romántico de lo solitario de Friedrich que está presente en tu obra, da la sensación de poder ver tus esculturas con esa inmensidad de la naturaleza frente a lo pequeñito del ser humano, con música de Debussy, de Malikian, de Sheila Blanco cantando a las poetas del 27, porque no hay reivindicación, pero sí mucha nostalgia de la pérdida de aquello que fue, como tan bien nos cuentas en tu última exposición de Éxodo, que se ha cerrado hace un par de semanas en la Casa de las Conchas de la Biblioteca Pública de Salamanca. Cuéntanos qué relación hay entre la música y tus piezas.

Trabajo siempre con música, me inspira y acompaña las emociones, en este caso de “Éxodo” la música evocaba la melancolía, la incertidumbre y en algún caso la esperanza.

¿Cuáles serían los materiales en tu obra y el sentido de ellos?

Los materiales son historias para mí; a pesar que la arquitectura es el eje central del proceso, los materiales le dan calidez por ser elementos antiguos que me sumergen en el mundo rural que me gusta -muchos provienen de La Vellés-; el paso del tiempo es fundamental, también el material proporcionado por su amigo el apicultor que cuida y mantiene los bastidores. Me gustan los restos de cera de abeja, porque es ahí donde la abeja trabaja y construye sus celdas.

También la madera, por su calidez, las betas de la encina, los huecos que hay en ella, la geometría de corte perfecta, las grietas, son -como ella dice- elementos únicos, erosionados por la lluvia, que provocan su fascinación.

En tu arte hay mucha feminidad; por el hecho de ser madre existe en ti el concepto de protección. Llenas los espacios de gente, como esa gran polis griega que concita y alberga el consenso y la democracia; también hay parejas, como símbolo de lo amoroso, con una sinuosidad y un ritmo femenino, así como admiración a grandes mujeres en la historia del arte y en su familia, que son emprendedoras y le han impulsado a seguir en ese camino. ¿Consideras que existe discriminación de la mujer en el arte?

Creo que sí, se nos toma menos en serio, creo que se considera que la faceta artística en nosotras debe pasar a un segundo plano, en cuanto a lo que se espera de nosotras, es decir…consideran que debemos ocuparnos de otras cosas antes, como que debemos tener otras prioridades. Por ello, a lo largo de la historia se ha ocultado la propiedad intelectual y creativa de muchas mujeres en todas las disciplinas artísticas.

María Riera tiene siempre proyectos en su haber, no se quedan en el baúl de los recuerdos; es emprendedora, y cuando no salen, les da una relectura nueva, para reutilizarlos en otros proyectos. Así es como cambia de sentido a los materiales para adaptarlos y crear un lenguaje personal de evocación, y recuerdos de su infancia, de sonidos de las cigüeñas al crotorar, con atardeceres en el campo y el horizonte amplio, como ella deja ver en su trabajo.

¿Cuáles son tus últimos proyectos?

Seguir contando cuentos, que es a lo que me dedico, y una futura exposición colectiva en Salamanca, que se titula “El elogio del silencio”.

Desde luego que tu pasión por crear y seguir elaborando historias es el motivo de tus narraciones, crear historias que acaricien tu verdad y que comuniquen tu manera cómplice de provocar y compartir eso con el espectador, pero resáltame una razón por la que seguir en el arte

Necesidad de comunicar, llegar a las emociones, recibir empatía y hacer reflexionar sobre lo que quiero contar. Es el poder construir con los materiales de desecho un elemento nuevo, un personaje abstracto, que nos hable y nos lleve al punto en que empaticemos con él y lo vistamos con nuestras referencias, para poder aceptar una carga afectiva que, desde lo humano, nos lleve a replantear un mundo mejor.

Cristina García-Camino. Bio MMM.
María Riera. Web. Bio MMM.