Anastasia Egorova y la esencia
MARÍA MAGDALENA VIVES MOREY mirando a ANASTASIA EGOROVA
¿Qué ha supuesto el crecimiento y expansión del feminismo en tu obra?
Yo nací en la URSS en 1981. Desde hacía mucho tiempo las mujeres ya podían abortar, el trabajo era habitual, se veneraban las mujeres, etc. Las mujeres de mi familia estudiaron y trabajaron como cualquier hombre de aquel momento. En cambio, durante esos mismos años en España la situación de la mujer era muy diferente, la situación de la mujer ha sido muy dura. El hecho de haberme criado en Rusia, ha hecho que nunca he tenido la necesidad de pedir permiso para trabajar o luchar por mis derechos.
Me considero feminista, pero tengo la sensación de las mujeres que combinamos tareas como la maternidad con ir a trabajar hemos caído en una trampa, y eso no me gusta. Cuando mis hijos eran pequeños tuve muy poco tiempo para dedicárselo, me tuve que incorporar a trabajar inmediatamente. Me sentí como una máquina de producción.
En ese sentido cabe destacar que mi obra está ligada con ese tiempo que me faltó y con esa desconexión del cuerpo y la naturaleza que sigue propugnando un sistema como el nuestro, basado en la producción constante como forma de reconocimiento de la valía personal. Mis trabajos son muy espirituales. Constantemente parto de los conceptos femenino y masculino. Considero que cada persona tiene ambas energías; masculina y femenina, y para mí este es el inicio de todos mis proyectos. Me gusta a través de mi obra hacerme preguntas que ayuden a revelar los patrones de mi herencia familiar pero también de mis propias decisiones.
Estoy convencida que las mujeres estamos en un constante camino para conocer nuestros propios poderes, que no tienen porque ser exactamente los mismos que el hombre. Las mujeres somos fuertes, sí. Necesitamos pero, escuchar nuestro sistema cíclico para descubrir nuestra esencia como mujeres poderosas que somos. De esto también procuro ocuparme en mi obra, de acompañar, mostrar y venerar esos poderes.
¿Qué valor social tiene tu obra?
Me gusta investigar temas desde la visión espiritual. Siempre parto de la visión que para cambiar al mundo, tenemos que cambiar nosotros mismos. Mirar hacia fuera está muy bien para saber hacia donde vas, pero lo más importante es mirar hacia dentro. Mi obra es un reflejo intimista de mi propia búsqueda, invitando al mismo tiempo a las otras personas a hacerlo. Creo que mi obra hace este llamamiento a la sociedad.
¿Cuáles son tus inquietudes artísticas?
Mis inquietudes artísticas pasan por la investigación intrapersonal. Necesito constantemente estar destapando lo que me pasa interiormente en relación a la sociedad. El trabajo Masa madre explora el sagrado masculino y femenino, habla de la búsqueda de identidad que está surgiendo socialmente en este momento. Me considero una observadora que aprende a través de sus propias obras. Otro de mis proyectos, Llinatge parte de la necesidad de conectar con mis ancestras para recibir toda su sabiduría y pero también de su dolor: aprender de sus experiencias, observar como el autoconcepto de uno mismo parte de un sistema familiar (la manada) que comprende valores, vivencias, vínculos afectivos, etc.
¿Puedes vivir de tu trabajo como escultora? Qué propondrías para vivir de ello más dignamente?
De momento, no puedo vivir de mi trabajo como artista escultora. Más allá de la línea artística me dedico a trabajar otros aspectos cómo por ejemplo la cerámica utilitaria que es la que ahora mismo me permite tener unos ingresos mensuales. Mi anhelo es poder algún día dedicarme únicamente a trabajar artísticamente pero parece ser que aún no ha llegado el momento.
María Magdalena Vives Morey. Bio MMM.
Anastasia Egorova. Web. Bio MMM.