La fotografía como diálogo y encuentro en la obra de María Eugenia Ulivi
JOHANNA PEREZ DAZA
mirando a
Mª EUGENIA ULIVI
Asumir la fotografía como medio de conexión con otras personas y realidades es, quizás, la búsqueda más arraigada en el trabajo de María Eugenia Ulivi. Desde la imagen se acerca a múltiples contextos en los que privilegia la presencia humana y su huella, enfocando con particular interés al desposeído, no solo desde la dimensión material, sino en su connotación amplia y compleja.
Su mirada va ligada a sus preocupaciones, sus trabajos fotográficos son parte de un engranaje en el que cada pieza permite el funcionamiento de otra, es por eso que sus propuestas se relacionan, aunque sin perder la intencionalidad y el objetivo de cada proyecto con sus implicaciones estéticas y discursivas.
A partir de la fotografía, Ulivi se plantea la oportunidad de dejar entrar una luz que tímidamente dialoga con la sombra, creando atmósferas diversas que arropan relatos íntimos e historias de vida sintetizadas en la complicidad del retrato, en la personalización de la pose, en la ambientación individual, que como fragmentos desagregados cobran forma a través de la visión que las reúne y convoca, encuadra y compone.
Esta fotógrafa venezolana se sensibiliza con el otro, vinculándose con su realidad para luego comunicar desde la proximidad, el respeto y el aprendizaje, valorando cada etapa del proceso. En este sentido afirma que: “Para mí la experiencia no es solo tomar la foto, es hablar con esa personas o grupo de personas, saber de dónde vienen, que les gusta, que les desagrada. Conocer de sus familias, de sus intereses, de sus debilidades. Me gusta que me cuenten sus historias, y ahí, en ese momento que abren sus corazones es cuando tomo la foto, no antes, no después. La cámara va siempre conmigo, es una parte más de mi cuerpo, ella no es una amenaza para el que retrato, es parte de nuestra conversación, es un asistente silente a nuestro encuentro que va a tener su voz propia en el momento del clic de la cámara”.
Particularmente comprometida con los asuntos centrados en la mujer, Ulivi cuestiona los roles impuestos y sus efectos en el ámbito social, familiar, sexual y emocional. La fotografía es, entonces, el resultado de un proceso reflexivo y creativo conectado a su propia experiencia: “El haber tenido siempre un interés especial por el ser humano, especialmente por la mujer, me ha llevado a sumergirme en miradas ajenas para tratar de conseguir respuestas sobre qué las aprisiona”, comenta.
Con esta orientación, María Eugenia Ulivi realizó el trabajo “Jaulas” en el cual combina fotografía y texto como un todo inseparable que compone cada una de las historias seleccionadas. Retratos y testimonios conforman esta muestra individual presentada en 2018 en las Galerías Tresy3 en Caracas y en Imago Art in Action en Florida, recogida también en un fotolibro (2017) que contó con la dirección editorial Violette Bule y prólogo de Raquel Abend. Concebido como un proyecto integral, contempla presentaciones y charlas públicas en las que diversos expertos, de forma gratuita, brindan herramientas y ayuda especializada a fin de ir superando el encierro, los traumas y ciertos conflictos. Este acompañamiento es, desde la perspectiva de Ulivi, fundamental para acercarse al otro desde el respeto y, a su vez, para entender las posibilidades del arte como herramienta de mediación.
¿Cuál es tu jaula? Fue la pregunta central de esta propuesta en la que la fotografía sirve de puente y anclaje para descubrir un lugar seguro, un refugio común en el cual blindarse de aquello que mantiene cautivas y aprisionadas a muchas mujeres. Las jaulas, tangibles o inasibles, físicas o emocionales, superadas o arraigadas, se convierten en una red de significados entretejida en la diversidad de relatos e imágenes. Una simbiosis que sirve de estrategia discursiva y visual.
Sofía (Estados Unidos, 1971)
Estudió primaria.
Mi esquizofrenia.
Mis perros me ayudan a sobreponerme todos los días. Ellos les corresponden a mis
sentimientos y emociones. Ahora tengo tres, mi mamá no se quiso ocupar más de ellos.
Oro (Etiopia, 1936)
Trabajó en casas de familia hasta que tuvo el accidente.
Mi salud
Me dedico a la prostitución, ya que es lo único que puedo hacer. Desde que me
atropellaron en 1999, sufro de la columna; tengo dolor crónico de cabeza, cuello y espalda. Esta
vida es dura, se me acercan borrachos, hombres raros, mujeres.
Diariamente me llaman “puta despreciable”: muchas veces me piden cosas que no quiero
hacer, entonces me levanto y me voy. Tengo mis principios.
Que tenga esta vida no significa que no tenga dignidad.
Es un trabajo asentado en la posibilidad del encuentro que no distingue edad, ocupación, historia personal o nacionalidad, y en el que más de 120 mujeres compartieron sus vivencias como una jaula entreabierta que permite el acceso, a veces pleno, otras más restringido. En el diálogo con estas mujeres, la fotógrafa nos descubre las dimensiones de cada jaula, su estructura y, en ocasiones, su inexistencia.
Danielle
(Estados Unidos, 1979)
Diseñadora de interiores.
No tengo jaula.
Amo todo y a todos. Soy hippie, soy libre. Todo me apasiona.
Carolina (Venezuela, 1970)
En el trabajo me llaman “La Generala”
Mi cobardía
Estoy amarrada al padre de mis hijos; no me atrevo a separarme, estoy casada por obligación.
Quisiera vivir en otra parte, lejos de mis padres. Ojalá pudiera atreverme a romper las cadenas.
Tenía una visión diferente de lo que iba a ser mi vida.
Ulivi privilegia la cercanía con sus entrevistadas asumiendo el contacto con ellas como una experiencia liberadora y transformadora: “Me permitieron redescubrirme. Aprendí que, cuando no podemos liberarnos de nuestra jaula, debemos aprender a vivir con ella, aceptarla y poco a poco intentar superarla, con coraje y sin miedo a transformarla para lograr recuperarnos”. Tal vez estas jaulas sean contradicción y certeza, debilidad y fortaleza, ya que, después de todo, estos testimonios reafirman que: “Hay una grieta en todo; solo así entra la luz” (Leonard Cohen). De modo que entre los barrotes del encierro se cuelan tenues luces que trastocan el aislamiento y permiten el contacto sensible y emocional con lo hermoso y sublime en la vida de cada mujer.
Denise
(Estados Unidos, 1957)
La pobreza.
Víctima de violencia doméstica e incesto. Sufrió bulimia y abuso de drogas.
Se mudó a Los Ángeles para poder pasar el invierno.
Al repasar su recorrido artístico, Ulivi señala que: “Me identifico con cada trabajo que hago, todos y cada uno de ellos son un pedacito de mí, todos hablan del hambre de mi alma. Para mí, la fotografía es algo más que técnica y normas. Es el contacto con el otro lo que tiene gran valor, eso me enriquece, siempre aprendo del otro. La fotografía me ha enseñado a ser paciente, a ver distinto, a ver desde otras perspectivas las cosas de la vida diaria”.
© María Eugenia Ulivi. Web. Bio en MMM
Johanna Pérez Daza. Web. Bio en MMM