Lucía Espinós Bermejo. El dibujo como instrumento de investigación.
MARIA JESUS ARAGONESES
mirando a
LUCÍA ESPINÓS BERMEJO
Lucía Espinós Bermejo (Madrid, 1983) se recuerda dibujando desde siempre. En su infancia los lápices y las pinturas fueron los compañeros de juego que le servían para inventarse el mundo y ensayar la vida. Durante sus estudios de Arquitectura no abandonó su pasión y, en la era del Autocad, cuando en las escuelas de Arquitectura los tableros habían desaparecido y todo el trabajo se realizaban con ordenador, hizo su proyecto fin de carrera dibujándolo íntegramente a mano.
En su estancia en Chile empieza a definir sus intereses artísticos en el campo de la percepción y la creatividad a través de su trabajo de ilustración “Los seis sentidos de una mujer” que le llevan a perfilar su interés por lo femenino y por la creatividad, elementos que en su iconografía se encuentran íntimamente ligados. En este trabajo va avanzando en la depuración de sus instrumentos y técnicas expresivas a través del lápiz y la acuarela aunque sin prescindir de otros materiales pero logrando la concreción del estilo propio que la define: Una manera de ver, de percibir el mundo que lleva a una manera de dibujar. La expresión artística, es para Lucía una necesidad vital, una forma de existir y de hablar consigo misma y con sus necesidades. Es el medio a través del cual es capaz de transformar y de entender sus propias vivencias.
Lucía es la línea y es el color, es la luz y la sombra; ha recorrido con su lápiz kilómetros y kilómetros en un viaje creativo que le ha llevado a investigar en torno a la figura humana en su desnuda carnalidad y en su relación con los otros. Su línea que se retuerce, se mece, se enrosca, hace ovillo y madeja, ríos, valles, nidos y lluvias, que rompe las formas y las recompone, que no acepta el límite porque va más allá de lo aparente, que hace nido y serpentea, deja vacíos y llenos, y anuda y cose lo que está separado y disecciona lo que aparece unido, atiende a lo desatendido, a lo que late y espera.
La obra de Lucía Espinós es una investigación sobre el mundo humano, sobre las emociones, sobre lo sutil e imperceptible, sobre el misterio de la vida, sobre la condición de las mujeres. En este aspecto, sabemos, como los estudios de género han puesto de relieve, que “lo femenino” tiene un estatuto de construcción social que conforma el psiquismo y que solo desde la experiencia de sí misma, una mujer puede deconstruirse escapando a las trampas de los roles asignados. En el trabajo de Lucía Espinós encontramos esa radicalidad de la experiencia de sí que le lleva a poner el acento en el cuerpo de la mujer, y en él en dos lugares privilegiados: los ojos y las manos. Los ojos abren al mundo y permiten ver más allá de lo aparente, conectan intimidad con intimidad, hablan de nuestra fragilidad y nuestra necesidad, de la búsqueda del contacto con el otro. Al mismo tiempo, los ojos nos desnudan, permiten que caigan las máscaras. A través de los ojos se abre el mundo y se puede producir el encuentro verdadero.
El trabajo que presentamos reflexiona sobre la identidad femenina, un yo en construcción que no permanece inmutable sino que se reinventa cada día, se mueve, se desplaza, se desintegra y se integra de nuevo como las piezas de un puzzle. La piel como superficie perceptiva, que recibe los impactos de lo real y acusa la llegada de lo que procede del campo del otro, que ha de ser metabolizado. El cuerpo que se fragmenta y que se integra, que se repliega y se ensimisma buscando reparación de lo que ha sido perturbado, desposeído. Las manos que hacen, acarician, expresan, sostienen, buscan, crean.
Cuatro piezas de la serie Cuerpo y Cuerpo han sido seleccionadas, obra autobiográfica que trata lo delicado de la existencia desde su perspectiva de vida:
Otro aspecto del trabajo de Lucía tiene que ver con la genealogía donde ella se inscribe. La herencia recibida y la herencia que hacemos propia de aquellas mujeres que nos han precedido que algo tuvieron que decir y sobre cuyas huellas caminamos; artistas, filósofas, poetas que con su luz han iluminado nuestra vida y marcado rumbos por los que transitamos en la actualidad.
De su serie Cabeza dentro de cabeza se rescatan las propias palabras de la artista que acompañan a sus retratos:
“Ellas son cicatrices escondidas por la historia. Ellas son las creativas, las encendidas, las elegantes escritoras del siglo XX. Las ganadoras de premios que no figuran en los libros, malditas libertadoras.
Ellas son bellas, son dominantes de sus versos, relatoras de lo que creíamos nuevo, dominadas por el tiempo, raíces del feminismo y huellas de nuestros pasos.
Sus ojos se abren para retener la identidad robada por el ostracismo. Su vejez viaja al pasado para hilar la juventud, en una cómplice eternidad
Ellas son las famosas dignatarias del pensamiento femenino, devoradas y muertas por la cultura fálica.
Ellas son hoy mi referencia de locura perfecta, esa que estructura los pensamientos enredados, capaz de describir en detalle un suspiro en el mismo instante en que la puerta se entorna para dejar entrar el olor del olvido.
Ellas son mis abuelas, mis “antes” y a veces mis “después”. Incluso a ratos soy yo misma. Con osadía y reverencia lo subrayo.
Su personalidad no tiene donde esconderse, son gesto en mayúsculas, rebeldes con causa, descaradas figuras de la evolución social.
Ellas son los libros no reeditados, las biografías únicas, los versos olvidados.
La envidia encapsuló su existencia, o fue el miedo o fue la astucia del hombre”.
(Véase documento adjunto Biografías para una mayor comprensión de los personajes de esta serie)
© Lucía Espinós Bermejo. Web. Bio en MMM
María Jesús Aragoneses. Web. Bio en MMM