Llenar los pulmones de instantes, es saber que se vive respirando. Paola Martínez Fiterre
LARITZA SUÁREZ DEL VILLAR mirando a PAOLA MARTÍNEZ FITERRE
A veces se vive sin saber que se está viviendo, no se le da valor o sentido a los momentos, al transcurso del tiempo; hasta que se ha avanzado en edad y se rememora críticamente el pasado. Es ahí cuando se empieza a apreciar los instantes y a las personas dejadas atrás. Pero, ¿qué tal si desde el presente se tiene consciencia de vivir?, es entonces cuando queremos sellar las experiencias en la memoria, o quizás transformarlas, revolucionar los acontecimientos a favor del bienestar común o de un próspero futuro.
Paola Martínez Fiterre es de esas personas conscientes del espacio-tiempo. Su actitud es la de capturar, trasgredir, testimoniar el momento, su cuerpo reacciona al contexto para funcionar como dispositivo político y su obra, el diario de vida publicado como libro biográfico, una idea escrita en silencio que se convierte en discurso público. Paola es una mujer cubana de nacimiento, fotógrafa de profesión, artista visual, migrante radicada hace 4 años en Nueva York, Estados Unidos. Estas y otras condiciones cimientan su vida y edifican su obra, mas no llegan a convertirse en reducciones o encasillamientos porque no son el eje central de su creación, sino los puntos de referencia de los que parte el sentido de su vida artística y la constitución de su identidad personal.
Esa relación arte y vida se concentra en el uso de su cuerpo, a la hora de ejecutar sus performances y fotografías, para expresar lo que es para ella ser femenina o lo femenino dentro del marco sociocultural; la naturaleza física de la mujer, sus retos y desventuras como migrante en el día a día. Lo autorreferencial siempre le fue de interés desde los comienzos de sus estudios de arte en la especialidad de escultura en la Academia de San Alejandro en La Habana, Cuba. Le fascinaba dibujar autorretratos realizando cualquier actividad común, así le daba protagonismo a esos momentos de intimidad. Su mirada femenina, la cual se hacía más aguda al detallar en sus dibujos los sucesos y gestos corporales que para muchos eran banales e insignificantes, designaba sutilmente los estados mentales de su comportamiento.
Paola documentaba su historia personal como mismo lo hacía con su recorrido artístico, sus esculturas e instalaciones por medio de la fotografía cuando estudiaba en la academia y en la Universidad de las Artes (ISA). El registro tanto de su vida como de su arte se vino a fundir en una sola práctica cuando viaja y se radica súbitamente en los Estados Unidos. Alejada de su vida en Cuba y despojada de sus objetos personales, solo tenía consigo su cuerpo como material retórico y una cámara analógica para la creación artística.
Fue así como se halló haciendo autorretratos fotográficos, los cuales se acrecentaron al tomar clases en el programa de estudios que ofertaba el International Center of Photography (ICP) de Nueva York, prestigioso centro educativo del cual fue la primera artista cubana graduada. De esta etapa de grandes cambios en su vida y consolidaciones de sus operatorias artísticas son varias de las más conocidas series de fotografías y performances. En primer lugar, se encuentra Silencios, son fotos en blanco y negro que nacieron como mecanismo de adaptación a los variados y temporales espacios por los que transitaba la artista en los Estados Unidos durante su primer proceso de trámites legales.
Su estrategia fue fisgonear cada esquina del cuarto, probar los muebles, las cortinas, utilizar el teléfono, la lámpara y los cubiertos como una extensión de su cuerpo. Pretendía subvertir lo transitorio del espacio, imbricándose con cada elemento característico del lugar para crear una perdurable experiencia. Paola declara que padece la ausencia de pertenecer a un lugar y en su constante búsqueda, su obra es un recurso para lidiar con la inestabilidad que afronta como emigrada cubana.
Quizás es por ello que la serie continúa en producción, también como necesidad de corporizar los silencios, de ser captados por su lente para enfrentárseles audazmente. Sus autorretratos, las actuaciones de su cuerpo en el espacio son modos de aceptación de su identidad, una validación de lo que sobrelleva, siente y piensa. Incluso llega a ser una declaración de poder decidir sobre sí misma, como lo refiere el título de su serie Mine all mine. En la obra la artista involucra su cuerpo con varios elementos como botones, estambres e hilos. Todos son materiales de aquellas prácticas manuales ejercidas tradicionalmente por las mujeres y transmitidas de generación en generación como una educación normativa de lo que tiene que saber y ser una mujer.
Por ello, Paola en vez de estar tejiendo o cosiendo, utiliza los hilos en la piel como si se tratase del vello púbico y los tejidos toman la función simbólica del sangrado menstrual o los órganos internos. Los signos que ha creado los sitúa en su cuerpo, el cual se presenta en la típica postura de desnudo dentro de la historia del arte. Son fotos que tratan sobre la errada condición natural que se le asigna al rol de género y también sobre la sexualización constante de la desnudez femenina, cuando el estereotipo pasa de ser descriptivo a ser prescriptivo. Esta cuestión Paola la hiperboliza para concientizar sobre su existencia en la sociedad patriarcal y lo nocivo de su práctica diaria para la identidad femenina. Pero ella va más allá en su crítica, también deconstruye imágenes convencionales, en cuanto ofrece otras maneras para formular y hacer más voluble el concepto de lo femenino. Son ejemplo, sus performances y fotográficas Different ways to sit on a chair, y el video-performance Lipstick.
En la primera obra la artista interviene una silla con su cuerpo para presentar diferentes posturas de descanso, mientras que en Lipstick subvierte la manera convencional de maquillarse, al pintar su rostro con el creyón rojo y solo dejar desnudos sus labios. La artista dialoga sobre el concepto de lo femenino, y los límites de la exposición corporal de la mujer en la sociedad. Al ofrecer sus distintas maneras de sentarse, al transgredir lo que debe ser cubierto de lo que no, el arte de Paola pasa de una mirada femenina de las escenas diarias a un arte feminista que actúa en la política e ideología, en la medida que reforma y transforma las imágenes y la vida de las mujeres.
Paola deja al desnudo sus labios, al descubierto su cuerpo, muestra sus intimidades en un vestido para salir como en su performance Líos de falda. La artista confeccionó una saya a partir de almohadillas sanitarias, en las cuales bordó con hilo rojo una flor como signo no sino de la menstruación, sino de todo lo que secretamente sentimos mental y corporalmente las mujeres. Lo que siempre se oculta debajo de las faldas, Paola lo expone como vestuario ante la sociedad, para así confrontar al espectador. Su performance es un ejercicio que involucra a todo ciudadano en esos líos o problemas y pone en crisis la delimitación entre lo público y privado.
Si bien la cotidianidad, las interioridades de Paola salen a caminar por la ciudad, también se instauran en el otro espacio público: el metaverso. Las redes sociales fueron escenario de las fotografías que realizó en el año 2020 durante la cuarentena por la Covid-19. An early 2020 story, es una serie que al igual que Silencios la artista inspecciona casi arqueológicamente la casa, en la que decidió habitar el primer año de pandemia, para encontrar instantes que le ayuden a sobrellevar lo que está atravesando: el encierro y aislamiento.
Sentarse de distintos modos frente a la ventana, o realizar cuanta acción espontánea surja encima de la cama son maneras diferentes de experimentar la cotidianidad y de enfrentarse con rostro renovado al mismo espacio. La artista emprende rituales donde su cuerpo responde a las dudas de ella misma sobre qué es capaz de hacer para resistir y ser resiliente ante la adversidad.
Mientras más caótico sea el contexto, Paola crea nuevas narrativas de lo femenino, como una terapia para su estabilidad emocional, como una constancia de su existencia, de que no ha sido adsorbida por los prejuicios e injusticias del androcentrismo, la distancia con su familia en Cuba y la acelerada vida en Nueva York. Las obras de Paola, los procesos de captura y obtención final de la imagen analógica y sus performances, son todos maneras de llenar los pulmones de ideas, visiones, sentimientos, de concientizarse que respira profundamente el instante para exhalar diariamente su vida misma.
Bibliografía en APA:
– La Manigua. (14 de octubre de 2020). Paola Martínez Fiterre. Obtenido de Rainy Silvestre Sitio Web: https://www.rainysilvestre.com/lamanigua/paola-martinez-fiterre.
– Martínez Fiterre, P. (9 de febrero de 2022). Acerca de su obra artística actual. (L. Suárez del Villar, Entrevistador)
Laritza Suárez del Villar. Bio MMM.
Paola Martínez Fiterre. Web. Bio MMM.