martes, septiembre 10, 2024

    La poética de la Naturaleza de María Ortega Estepa

    ANA CASTRO mirando a MARÍA ORTEGA ESTEPA

    “La poesía de la tierra nunca ha muerto.”
    John Keats

    “Elige solo una maestra; la Naturaleza.”
    Rembrandt

    María Ortega Estepa (Córdoba, 1983) parece recién salida de un bosque, con ramas en el pelo y manos verde –verde esmeralda–, con las que atesora esa luz que convierte en belleza en cada una de sus obras. Se enfrenta al arte desde su condición de mujer (madre, hija, nieta…), un legado femenino de historias llenas de silencios, que nace y brota de la Naturaleza. De ella y de su tierra natal, Córdoba, toma su lenguaje artístico, tan poético como el aire de las noches frescas de verano. Su actividad artística se abre ahora a nuevos espacios, como es el mural, sin dejar de cuidar el concepto de “comunidad,” tan importante y característico en su obra. 

    Reside y trabaja en Sevilla, siendo Licenciada en Bellas Artes y artista plástica en activo, con Máster en “Arteterapia y aplicaciones del arte para el diálogo y la integración social” de la Universidad Pablo Olavide de Sevilla. Completó su formación en la Accademia di Belle Arti di Brera en Milán. Desde 2010, imparte conferencias y cursos relacionados con el Arte y la Intervención Social, una de sus especialidades y puntos centrales de creación. Asimismo, como arteterapeuta ha facilitado talleres de formación en centros penitenciarios, diversas asociaciones de personas en riesgo de exclusión social y en centros educativos, tanto a profesorado como alumnado, orientados a la mejora de la convivencia escolar. 

    Coordina el taller de Artes Plásticas de Fundación Alalá (2017-2021, Polígono Sur, Sevilla) y las actividades didácticas del programa INICIARTE de la Junta de Andalucía. Ha realizado numerosas exposiciones, tanto individuales como colectivas, a nivel nacional e internacional y cuenta con distintos galardones en su haber –el más reciente, el Premio Pedagogías invisibles de Fundación Repsol y Matadero Madrid–. También ha disfrutado de numerosas becas de creación.

    ONCOLOGÍA

    En la actualidad, su obra forma parte de la colección permanente de diversos museos, fundaciones y hospitales del territorio nacional y, en lo relativo a su trayectoria profesional, está centrada en la realización murales de intervención comunitaria en diversos contextos: conflicto político (Campamentos refugiados del Sáhara Occidental), hospitalario (UCI adultos, Oncología y Reanimación), barriadas periféricas y numerosos centros educativos de todo el panorama español.

    “La bELLEza” es la última obra de Ortega Estepa, presente en Centro Centro en la exposición del 75º aniversario de la revista ELLE. Esta sintetiza los pilares esenciales de su arte: el carácter social de su trabajo y su conexión con esa sensibilidad femenina tan natural que en ella se transforma en luz. Y es que en su obra no puede entenderse sin tirar de ese cordón umbilical que la conecta con la Naturaleza. 

    MARÍA ORTEGA ESTEPA | ANA CASTRO | VII MUJERES MIRANDO MUJERES La bELLEza

    ¿De dónde nace tu vínculo con la Naturaleza, presente en toda tu obra?

    Algunas cosas nacen y viven en ti sin esperar su llegada. Así me ocurren algunas cosas en la vida. Ésta me fue llevando sin darme cuenta a ese discurso, a contar desde la poética de la Naturaleza mi visión de la misma: mis experiencias desde el amor y el dolor más íntimo, el encuentro y el desencuentro, siendo el lenguaje de la Naturaleza con el que me siento más en sintonía para expresarlo.

    Mi historia no nace vinculada con lo natural desde pequeña, como quizá pudiera pensarse. Pero tuve la suerte de nacer en una ciudad mágica  –Córdoba– rodeada de arte, belleza y ese algo especial. Eso fue más que suficiente para que mi visión del mundo sea desde lo poético. 

    Mi relación con el paisaje, con el entorno que nos rodea y nos inunda, la fui descubriendo en el último año de carrera, cuando el lugar que tenía que pintar me obligó a detenerme. Observarlo, dejarme sentirlo y llevarlo al soporte, que en aquel momento era un lienzo, fue el primer atisbo. Esa mirada desde la quietud, respirando como acto necesario, me hizo dirigir la mirada hacia la vida externa que nos rodea para conectarla con la interna. Ahí justo nacía mi forma de comunicar.

    CENTRO SALUD MÉRIDA

    ¿Y cómo es ese lenguaje de la Naturaleza del que has hecho toda tu poética artística? ¿Cómo suena? ¿Cuáles son sus colores y olores? ¿Cómo se plasma en una obra artística, ya sea una escultura, un collage o un mural?

    Mi pintura suena a silencio, a sonido ligero, recuerdos. Es cálida y fría a la vez.

    El color verde agua –verde esmeralda– siempre camina conmigo, sin soltarme. Mi pintura también son relatos, versos de poesía que leí, fotogramas de películas que vi o conversaciones que tuve.

    Hay personas que aparecen en nuestro recorrido vital y que nos marcan el camino sin que ellas mismas se den cuenta. Eso fue lo que me pasó con una de mis profesoras de Facultad, ahora convertida en gran amiga. En ese último año en el que estás a punto de ser empujada a la vida sin frenos, a ese ¿y ahora qué? –un desierto sin compañía–, fue esta persona la que me dejó entrever poco a poco ese rayo de sol que siempre tuve, que se filtraba levemente entre las hojas de un árbol. Ella me acompañó sutilmente a un camino que después me conduciría a mi modo de contar. Y, poco a poco, con los años y mucha constancia, encontré mi manera de conectar emoción-corazón-pintura. 

    MARÍA ORTEGA ESTEPA | ANA CASTRO | VII MUJERES MIRANDO MUJERES Pintura

    ¿Cómo se pasa de trabajar con elementos que son parte de la Naturaleza en sí misma, como troncos o ramas, a dar al salto al mural o la intervención de espacios como un hospital o un colegio sin dejar de lado ese punto central natural?

    No concibo otra manera de expresarme. El pincel es una extensión de mi mano y mi mano, del corazón. Pinto con una sola voz. Trabajar en diferentes espacios me permite dejarme empapar por la energía que tiene cada lugar y a veces siento que no soy yo la que pinta, sino que los lugares van cambiando con su propia magia.

    Mi creación surge según la necesidad: la mía propia y la que los lugares demandan. Todo lo demás escapa prácticamente a mi control. 

    Es precisamente en el arte urbano, en el mural, donde más te ha costado abrirte paso. ¿Qué factores consideras que han influido? 

    No somos tantas las mujeres que en el panorama artístico español nos subimos a una grúa. Cada vez hay más, pero en la actualidad, a nivel nacional, somos infinitamente menos artistas mujeres que hombres en el mundo de la intervención mural. Por desgracia, la sociedad sigue estigmatizando determinadas profesiones en función del género y manejar una grúa o plataforma elevadora es un trabajo “de hombres.” 

    Este tema no ha sido nunca un problema para mí por parte de las entidades organizadoras en mis intervenciones murales, pero sí sigue siendo un tema determinante a nivel social. Cuando la gente me ve montada en la grúa, tengo que escuchar comentarios como: ¡Ten cuidado, no te vayas a caer!, ¡Eso está muy alto, mujer!, ¡Qué bien la manejas!… Me pregunto si este tipo de comentarios se los harán también a mis compañeros de profesión.

    La primera oportunidad de pintar un mural me la regaló un pueblo entero: el pueblo saharaui. Tuve la suerte de disfrutar de la beca Artifariti “Arte y Derechos Humanos en el Sahara Occidental” y es allí donde pinté mi primer mural, en un contexto de conflicto, con pocos recursos materiales y mucha ilusión. Fue en aquella experiencia donde tomé conciencia de que tenía la necesidad de trabajar con la gente, de crear juntxs, de acercar el arte a la calle. Y ya no supe despegarme de aquello.

     

    Es cierto: siempre destacas como punto de inflexión en tu carrera tu viaje al Sáhara Occidental. ¿Por qué?

    Todas las intervenciones me han dado algo. Conforme vas evolucionando, tu mirada crítica y tu sinceridad para y por la obra también lo hace. Pero es en el contexto del Sáhara Occidental, en mi estancia en un campamento de refugiados, donde no paré de aprender y aprender más. Ahí fue cuando mi obra comenzó a tener un sentido de comunidad, colaborativo y comunitario.

    Sahara Occidental

    ¿Podrías circunscribir y explicar algo más esa necesidad de crear “comunidad”, de hacer el arte colaborativo?

    El ser humano es social por naturaleza. Tenemos la necesidad de crear, de convivir y de amar a alguien para sobrevivir como seres. 

    Crear en comunidad genera una serie de procesos que alimentan a unxs y a otrxs de una forma transversal y hacia ambas direcciones y cuando introduces el arte como punto generador de comunicación el resultado es muy potente. El arte creado en comunidad estrecha lazos entre las personas que lo desarrollan, genera empatía y cuidados. 

    De hecho, en muchas ocasiones, trabajas en colaboración con grupos de mujeres en situación de exclusión social, de manera que la obra adquiere también cierto carácter colectivo (y político). ¿Qué te aporta esta colaboración como artista? ¿Crees que el proceso de elaboración adquiere quizás cierto carácter “sanador”?

    Como artista me aporta crecimiento, ya no solo a nivel profesional, sino sobre todo personal. Generar espacios compartidos con mujeres en los que el arte entra en sus vidas casi sin darse cuenta, porque ellas, en ocasiones, no están nada familiarizadas con el mismo, no tienen un espacio en su día a día para expresarse…. Ahí la creación y el arte tienen un gran poder. 

    Trabajar con mujeres genera una energía especial, una conexión especial. Te das cuenta de las miles de historias calladas que nos rodean cada día y de la necesidad de expresarlas. He conocido a mujeres que no habían compartido su dolor a través de arte y generar un espacio donde se pueden sentir en libertad y hablar desde el cuidado mutuo resulta maravilloso, muy verdadero y auténtico.

    Contienerecuerdos MARÍA ORTEGA ESTEPA | ANA CASTRO | VII MUJERES MIRANDO MUJERES SOCIAL

    Sabes que la Arteterapia cuenta con muchas detractoras en el sector artístico. ¿Cómo la entiendes tú y por qué es tan importante para ti su práctica?

    Soy de las que piensan que todo tiene su lugar, su espacio. No tiene sentido hablar de Arteterapia como práctica o, incluso, como característica en el contexto del sector artístico –entendido en relación a galerías, centros de arte, etc.–, incluso relacionado con determinados procesos.

    El Arteterapia forma parte del campo de la Psicología y de las Ciencias de la Salud, porque bebe de ellas. Su base principal está en su carácter terapéutico, debiendo establecer muy bien la diferencia entre el arte como herramienta terapéutica y el arte como terapia. De ahí también nace su complejidad. Hay mucho pensamiento erróneo en cuanto al entendimiento de la profesión, quizá derivado de su terminología. El arte como terapia requiere de una formación muy especializada y un trabajo muy respetuoso con la persona que acude a ella. Ahí el arte es una herramienta para canalizar emociones, conflictos personales, daños u otras cuestiones. 

    Por otro lado, el acto de pintar o crear es terapéutico per se. Asistir a clase de pintura puede ser terapéutico porque puedes sentirte relajadx. Hay desconexión y conexión personal al mismo tiempo, pero eso no es Arteterapia, como tampoco lo es colorear mandalas. Como comentaba al principio cada cosa ocupa un lugar distinto y propio. 

     Palenciana MARÍA ORTEGA ESTEPA | ANA CASTRO | VII MUJERES MIRANDO MUJERES

    En lo relativo a oportunidades, ¿consideras que es más difícil para una mujer iniciar y tener una trayectoria artística y acceder a espacios como galerías, ferias, festivales de arte…?

    En mi experiencia personal no ha sido así, pero, independientemente a ello, sí pienso que ¡por supuesto que sí! Si lo sigue siendo en las profesiones más demandadas, ¡cómo no lo va a ser en el mundo del arte, en el que siempre se ha invisibilizado a las mujeres artistas! Hay mucho por hacer… Solo hay que dirigir la mirada a los pocos puestos de directoras de museos, centros de arte o en cualquier tipo de comisión técnica que hay. 

    ¡¿Cuándo dejará de ser noticia que hay equidad en los equipos?!; ¡¿Cuándo dejará de ser noticia que una mujer gana tal salario o tal premio?! ¿Hasta cuándo vamos a contarlo desde el género y no desde el valor de la persona?

    ¿Has extraído algún “aprendizaje” de esta desigualdad, que sigue más que presente, como explicas, por mucho que el panorama actual luchemos arduamente para que haya un cambio? 

    La educación. Sigo pensando firmemente en que la clave está en la educación, en depositar la mirada en las generaciones que nos acompañan, que ya estamos viendo crecer y que estamos educando.

    Que nosotras seamos ejemplo, aunque aún tenemos mucho por lo que luchar, y cuidar de las que vendrán después y que ya tenemos a nuestro lado, para que ellas tengan que hacerlo un poquito menos con las siguientes. Hacerles, en definitiva, personas críticas. El Arte hoy sigue reclamando una revisión coherente desde una perspectiva de género e inclusiva. 

    MARÍA ORTEGA ESTEPA | ANA CASTRO | VII MUJERES MIRANDO MUJERES crecer tambien duele

    ¿Qué papel adquiere tu condición de mujer en tu propuesta artística? ¿Te sientes deudora de alguna herencia recibida o pesa mucho la ausencia de esa genealogía?

    En mi familia soy la primera del linaje de mujeres artistas. Creo mucho en la energía de los ancestros y en las conexiones con nuestras antepasadas. A veces pienso que estoy contando a través de mi creación lo que mis abuelas no pudieron. Por eso quizá mi trabajo se vuelque tanto en contar historias calladas de mujeres, que ocurrían dentro de los hogares y se quedaban ahí, ya se trate de mujeres saharauis o procedentes de un pequeño pueblo de Extremadura o Andalucía. El Arte es el mejor altavoz.

    Tus hijas sí recibirán esa herencia artística en primera fila, desde su madre-altavoz, además de todo lo que vendrá en tu futuro recorrido como artista. ¿Te aproximas con ellas al arte y a lo natural en lo doméstico e íntimo? ¿Cómo? ¿Creáis juntas? 

    Mis hijas han nacido en un seno familiar impregnado de arte. Mi pareja y yo estudiamos Bellas Artes. Él es ilustrador, con lo que el dibujo está presente en casa continuamente y ellas siempre tienen a mano un cuaderno y una caja de ceras de colores para cuando necesiten contarnos cosas a través del dibujo, garabatear o pasar del cuaderno a la mesa e incluso al sofá. Aunque mi deber es ponerles ciertos límites en cuanto a cuándo parar de dibujar por toda la casa, a mí me encanta verlas tan libres, porque el arte es así de libre en nuestro hogar. 

    Inventamos lxs cuatro junxs siempre, ya sea creando máscaras, pintando un cuento o generando un trabajo totalmente libre. Ellas me aportan esa energía vital y esa espontaneidad tan bella que después pasa a mis creaciones. 

    María Ortega Estepa. Web. Bio MMM.
    Ana Castro. Web. Bio MMM.

     

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