Las que Habitan presentan La narración de la memoria
La memoria narrada
La ciudad es nuestra cotidianeidad, un espacio público de encuentro. Nuestra relación personal y vivencias dentro de la misma, dentro de sus distintos espacios, plazas, edificios, tiendas, hogares, barrios, etc., es una relación compartida y común. La memoria individual así como la memoria de grupo (memoria colectiva) y la ciudad se interrelacionan dentro de un espacio y tiempo en constante cambio.
El proyecto “La Narración de la memoria” (2019-2020) nos permite escuchar y compartir historias vividas en distintos tiempos pero espacios comunes, todo ello a través de la creación de una geografía narrada donde el mapa de la ciudad de Palencia se convierte en el espacio de narración, en un libro repleto de vivencias. Asomarse al mapa interactivo es viajar por la memoria de algunas de las mujeres de Palencia. De esta forma, se pretende encontrar puntos en común, nexos entrelazados en historias cotidianas a través de la imagen y la palabra.
“La Narración de la memoria” es un proyecto coordinado por la asociación Las que habitan la cultura y cuenta con la colaboración de la Concejalía de la Mujer y la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Palencia. Este proyecto abre una nueva línea de trabajo de Las que habitan la cultura que se estructura en torno a la memoria, la Historia y las mujeres. Partiendo de la investigación y acción se establece la relación entre el espacio público (ciudad) como parte del desarrollo identitario tanto de manera individual (autopercepción) como colectivo (comunidad).
El proyecto propone escuchar, conocer y (re)interpretar el espacio público y la ciudad, a partir de las vivencias y memoria de las mujeres que habitan Palencia. La finalidad es que estos recuerdos formen parte de la memoria colectiva, que las mujeres palentinas del presente tomen su propia voz y la de sus abuelas, bisabuelas y antepasadas e insertarlas en la historia de nuestra ciudad y de sus gentes.
Las fotografías y narraciones obtenidas nos permiten conocer otra ciudad y comprender que si el espacio público es tradicionalmente el lugar donde se expresa el poder hegemónico, también podemos entenderlo como el lugar donde se expresa la excepción a la norma. De esta forma, se abre la posibilidad de cambiar los roles y de performar el género en la ciudad. Podemos decir, parafraseando a de Beauvoir (1999), que uno no “nace mujer”, sino que se “hace mujer” en la calle y en la plaza, en el espacio público tanto como en el privado, muchas veces entrando en conflicto con las reglas de ese espacio de poder.
La idea no es hacer una historia paralela a partir de la incorporación de las memorias a la narrativa existente, sino cuestionar a quien se ve como sujeto de la Historia y mostrar aquellas narrativas perdidas y silenciadas. A través de la geolocalización de vivencias y la narración de las mismas planteamos generar un relato que subvierte los silencios de la Historia. A través de entrevistas personales con diferentes mujeres que nos han aportado la propia experiencia y valiéndonos de fotografías, álbumes familiares, cartas, archivos histórico, prensa y otros objetos, se han configurado estas geografías narradas en las que las mujeres puedan tener la oportunidad de narrarse a sí mismas, de narrar su propia historia para compartirla, recuperarla y visibilizarla.
A lo largo de 2019 y comienzos de 2020 se han realizado entrevistas a más de 20 mujeres de diversas edades, todas ellas con un espacio en común, la ciudad de Palencia. Se ha ido generando un almacén de fotografías, vídeo y audio que nos han permitido geolocalizar las memorias individuales encontrando así nexos de unión de las distintas historias en el mapa.
Mila, por ejemplo, nos cuenta como de pequeña acompañaba a su madre junto a cientos de mujeres a lavar su ropa al río. También recuerda cuando en los años 40 se colocaba la Feria en el Salón, como el parque se llenaba, venían los famosos caballitos de Ortega.
Desi nos habla de su periodo en El Hospicio Provincial donde, siendo niña, una noche ingresó. Allí aprendió labores domésticas, como al resto de niñas, mientras a los niños se les enseñaban oficios como carpintería o mecánica. Ellas cosían mucho, hacían mucho bolillo y punto de cruz. Desi recuerda que tenía una especie de almohadilla para hacer bolillos, que apoyaba en la ventana para poder observar lo que pasaba por la calle, ya que a las niñas residentes en el Hospicio no las dejaban salir excepto en los grandes patios del edificio o cuando las sacaban a la calle las Hermanas.
Otro de los nexos encontrados es el colegio Filipenses (Palencia), donde un día llegó Patty desde el cole de San Francisco. Patty lo paso mal, era difícil adaptarse porque la mayoría de sus compañeros, compañeras del cole anterior fueron al Blas Sierra. No la dejaron encajar muchas compañeras, muy alta, el pelo muy rizado. Como odiaba Patty las fiestas de San Felipe Neri, un año, un 26 de mayo aquella Elsa, impresionada con las grandes ventanas de madera y persianas también de madera, hizo una canción, puede que para el día de la paz, y el tema lo recuerda como algo así: Hace algún tiempo, existía la paz, yo quiero que allá paz y vivir en libertad . A Elsa no la gustaba tampoco el festival, como a Patty, a Patty se la atragantaba y Elsa recuerda perfectamente el himno si se lo preguntas. Elsa y la canción aquella de Elvis…; It´s now or never….Nieves también recuerda los festivales pero de otra manera.
Así mismo, durante las entrevistas previas realizadas hemos observado la aparición de otras ideas que unen urbanismo e identidad, como es el caso del vestir unido al concepto de identidad. Lara, por ejemplo, habla de una identidad Hip-hop, predominantemente masculina, negra y suburbial -el Bronx-, y su diálogo con una identidad femenina y blanca. Por su parte, Ángeles habla del movimiento punk como un sentir que vincula, quizá más que a un estilo propiamente dicho, a un hacer –aunque tal vez en el caso del punk sea más correcto hablar de “no hacer”- a una edad -la adolescencia- y a una manera de vivir y estar en el mundo –como coger el bajo de color negro, colgado hasta casi la altura de las rodillas-. Irma nos habla también de la comodidad del color negro para vestir y de la cualidad no definitoria que éste alberga; Bea habla del frío y de la ropa de montaña, de las tachuelas y de una trenza en el pelo; Patty, sin embargo, nos enfrenta a la dificultad de encontrar un zapato en una horma no convencional para un pie femenino; Miriam, por otro lado, reflexiona sobre el traje de comunión, su simbología, su tallaje y la incomodidad de aquel; una reflexión que reitera de nuevo Bea, manifestando su oposición a vestirlo, y reivindicando la necesidad de verse, en un momento así, vestir con pantalón.
Valiéndonos de las fotografías antiguas, los álbumes familiares, cartas, diarios, archivos históricos, vídeos y testimonios en audio, buscamos que las mujeres puedan tener la oportunidad de narrarse a sí mismas, de narrar su propia historia para compartirla, recuperarla y visibilizarla. Se trata de generar un proyecto de experimentación, participación e investigación sobre las posibilidades de la memoria colectiva, las memorias particulares, de la narración, de los recuerdos y el olvido de las mujeres que habitan la ciudad.
Podéis descubrir todas las geografías narradas y visitar el mapa interactivo de las mujeres que habitan Palencia en la web: http://www.lanarraciondelamemoria.eu/
Andrea Martín. Las que habitan. Bio