El álbum familiar de la Juana
CLARA FUSTER mirando a LA JUANA
Juana Martínez Caballero (Bullas, Murcia, 1996), La Juana, es una artista multidisciplinar enfocada sobre todo en la fotografía y el tatuaje. Por medio de ella, realiza una visión introspectiva de sí misma y de su entorno.
Sus primeras obras eran más genéricas, con temática feminista, por ejemplo, la crítica a la censura de los pezones femeninos en Instagram. También realizó obras de temática social dirigidas a los colectivos menos favorecidos, como los ciegos. Sin embargo, sentía que podía enfocarse en esos proyectos y vivirlos, pero no sintiéndolos profundamente, hasta que dio una vuelta de tuerca y decidió fijarse en lo que tenía y a hacer arte o darle una capa de arte a lo que tenía a su alrededor, porque lo cotidiano es arte también. Esta vuelta de tuerca se dio al mudarse a Granada y salir de su zona de confort. En ese momento, comenzó a fijarse en cuál era su identidad, a intentar focalizar cuáles eran sus raíces. Viéndose fuera de su Bullas natal o de Murcia, la ciudad donde había comenzado la carrera de Bellas Artes se obligó a pensar en sí misma y sus raíces, y eso la llevó a imaginar inevitablemente a su abuela materna, Juana.
Este hecho la llevó a comenzar el proyecto de Ajuares, un sincero homenaje a su abuela, a tiempos pasados y a las diferencias que hay entre los objetos del tiempo presente y los de las casas de nuestras abuelas, que, a veces, parecen tan lejanos. Con un tono de nostalgia y romanticismo, le abre su propia intimidad y experiencia familiar al espectador de su obra. Esto no sólo se ve en este proyecto, sino en sus obras en general, como en una acción artística realizada en el Centro Párraga de Murcia, donde utilizaba hilo y aguja para coserse a sí misma a una gran sábana, utilizando así objetos que están prácticamente en desuso en la actualidad, en la vida cotidiana.
Entre sus referentes plásticos podemos encontrar a Louis Bourgeois, que la inspiró sobre todo en su etapa en Granada, pero también a Oaxaca estenopeica, y movimientos que han investigado en torno a lo familiar a través de la fotografía o el cine, como pueden ser Matías Costa con The family Project, Irene Zotola con Estudios de la memoria, Juanjo Rueda con el documental Litoral, o el proyecto Memento mori, donde se ponía en relación el tatuaje también.
Esa nostalgia, presente en sus obras, no solo se da en la temática, en la relación con su familia, sino que abarca también los materiales utilizados: las cámaras analógicas. El uso de estas cámaras se debe a diversos motivos. Por un lado, la incertidumbre ante el resultado final, con un cierto romanticismo hacia el qué pasará, y también, porque, en su introspección y el descubrimiento de sí misma, el encerrarse en el cuarto oscuro a revelar, lo convierte en su espacio de confort, su zona segura. Más específicamente, en el proyecto de Ajuares, la relación familiar se une al material usado, ya que la cámara pertenecía a su abuelo paterno, su familia urbanita frente a la rural materna, pero igualmente parte del contexto de la misma época.
El uso de la cámara analógica dentro de la búsqueda de su identidad va más allá de la reconciliación con sus raíces y el homenaje a su abuela. El camino para descubrirse consistió en hacerse multitud de autorretratos. Esas fotografías estenopeicas exponían sus estados anímicos, y, la inmensa mayoría, estaban realizadas en su casa, lo que establecía una conexión con su abuela y con muchas mujeres que pasan la mayoría del tiempo en sus casas, como cuidadoras del hogar. Así, ese íntimo autorretrato que se hacía de sí misma, la llevó a hacer retratos de su abuela, que, a su vez, continuaban un autorretrato más profundo, ya que así, fotografiaba sus raíces.
Realiza así un trabajo de investigación sobre sí misma, la herida básica, como a ella le gusta decir de su obra, es el hecho de quién es, a dónde quiere llegar, la autobúsqueda de sí misma en cada momento. Siempre es ella misma, pero al mismo tiempo está cambiando. Ese es su máximo motor de creación, el análisis de su propia existencia. Así, llega a narrativas artísticas partiendo de su propia experiencia.
Aunque parta de sí misma, el trabajo colectivo sigue estando ahí, investiga sobre sí misma pero no de una manera individualista, sino llegando, a través de ella a una conexión colectiva. Esto está presente en el proyecto de Ajuares, ya que comenzó investigando de una forma personal, pero posteriormente, al exponer ese proyecto, lo colectivizó porque cada persona que así lo quería, al ir a ver la exposición, se llevaba tatuado un objeto del ajuar de Juana, pero no sólo esto, sino que mantenía una conversación con la artista sobre sus propias vivencias familiares o personales, uniendo así vulnerabilidades y heridas propias, convirtiéndolas en colectivas.
Por lo tanto, Ajuares es una recopilación de los objetos personales de su abuela, que ella veía cuando era pequeña, fascinada porque estaban fuera de su contexto cotidiano, más de plástico que de otros materiales. Muestra una sensibilidad nostálgica por los objetos antiguos, utilizando el término de ajuar tan utilizado antiguamente, trata de hacer una unión entre lo que fue, lo que es, y lo que será. Quiere dejar un residuo o testimonio de lo que fue y ya no se lleva, ya que ahora nuestro ajuar podría ser nuestro móvil.
Por tanto, podemos ver también una perspectiva crítica dentro del proyecto, haciendo un análisis de lo social además del análisis personal, mostrando cómo ha cambiado la sociedad y el entorno en un relativo poco tiempo, deteniéndose así, a analizar cómo ha cambiado el modo de vida con respecto al de nuestras abuelas.
El tatuaje entra dentro de este proyecto para dejar impresa una memoria. Porque, en nuestra realidad, no se tiene una casa fija como tenían nuestras abuelas, lo único que tenemos seguro es el cuerpo y dejar una marca en el cuerpo es dejar una memoria y hacer nuestro propio ajuar. También, la fotografía como marca es memoria.
Finalmente, en este proyecto inconcluso, así como en todas sus obras, La Juana nos hace ver que no estamos aislados, que todos tenemos algo que contar y que compartir, todos tenemos una historia personal y unas vulnerabilidades, que, compartidas, se hacen más fuertes. A través de su historia familiar, podemos ver nuestra propia historia, analizar nuestra memoria, nuestra intimidad, para finalmente darnos cuenta de que en todas las casas cuecen habas.
Clara Fuster. Bio MMM.
Juana Martínez Caballero, La Juana. Bio MMM.
Otras publicaciones de Clara Fuster en MMM: Noelia Muriana. Ritha Thende Mingomba.
Gracias por este maravilloso proyecto.
La CULTURA debe ser el camino que nos lleve a la IGUALDAD.
Y es una competencia de la MUJER realizar ese impulso pues seguimos viviendo en un mundo patriarcal.
Pero somos las mujeres las que más tiempo estamos con l@s hij@s.
Y es un reto que debemos conseguir nosotras mismas.
Muchas gracias por tus palabras Carmen.
Me ha gustado mucho este artículo y me reconforta que haya jóvenes que valoren el patrimonio cultural que forma parte de la memoria colectiva. En este caso el ajuar y que además pueda convertirse en arte.
Así es, gracias por acompañarnos Caridad.
Me ha fascinado encontrar este trabajo de La Juana y el articulo que lo define de Clara Fuster
Estoy haciendo un trabajo inspirada en donde el ajuar habita la nostalgia y veo como todo esta interconectado
y que suerte que exista la serendipia fabuloso e inspirador trabajo fabuloso texto