María Mejide. La pulsión presente. Entre tú y yo hay una habitación pintada.
IRIA VÁZQUEZ mirando a MARÍA MEJIDE
Maria Meijide es una artista plástica cuya obra emerge de la atención sobre lo único a lo que realmente nos podemos entregar; la vida presente y el color, desde un posicionamiento consciente, feminista, afirmativo, crítico, reivindicativo, resuelto y nunca exento de humor, incidiendo en lo que comporta ser artista y el conglomerado de clichés y problemáticas, que todavía hoy, rodean y se proyectan sobre esta profesión.
Su práctica e investigación artística, centrada, fundamentalmente, en la figuración pictórica, pone el foco en diversas cuestiones y claves presentes en el feminismo desde sus inicios: el relevante papel de lo autobiográfico, la dignificación de lo concreto y del momento presente, en palabras de la artista “comer, beber y amar, la base material de la vida”, lo considerado “banal”, anecdótico, material, instintivo, efímero, sensorial; el papel que adquiere el espacio propio, habitado y, sus rincones y elementos cargados de resonancias y reminiscencias personales, situándolos en el lugar de referencia de su obra, experiencia artística y estética. Así mismo, la dimensión que ocupa en su obra el habitar, y los espacios autorreferenciales, se extienden a otros formatos como los cuadernos de viajes, piezas de texto y cartografías ilustradas, como reversos de los diarios pintados.
En todas ellas encontramos, una subversión de los grandes discursos, ideologías y relatos, a través de ese posicionamiento de lo íntimo, componiendo a través de la materia pictórica microrrelatos que emergen en la acción y ejercicio de habitar sus tránsitos y oscilaciones, la subjetividad viva y cambiante, visceral y necesaria.
Una atención y estudio de lo presente que desdibuja los límites entre lo íntimo y lo colectivo, lo personal y lo político, conjugando visiones y emergencias que nos conectan con pilares tan importantes de la vindicación feminista como los que sustentan “Una habitación propia” de Virginia Woolf.
Por tanto, la inmersión en su práctica y concepción artística, nos invita a realizar un recorrido por el papel y consideración de esos espacios de intimidad a lo largo historia del arte y el papel e imagen de la mujer en los mismos, hasta llegar a la inversión y deconstrucción de esos paradigmas en los siglos XX y XXI y, por las situaciones y problemáticas que conlleva ser artista en la sociedad actual, afrontadas desde el humor, la ironía, la transgresión y el cuestionamiento de las convenciones sociales y roles vinculados al género.
Así las cosas
Todo lo que conforma el espacio de su Casa-Taller, es para la artista un motivo digno de ser retratado y expuesto, como ella misma expresa, aludiendo a la discriminación existente a la largo de la historia respecto a géneros artísticos como la naturaleza muerta, el paisaje o las escenas de género, considerados menores y apropiados para ser tratados por las artistas, debido a sus cualidades “innatas”, “la pintura de plantas y flores acarrea una fuerte connotación de pintura de género menor. Contra grandes prejuicios, plantas sexys, please”
En su reciente exposición individual “Pánico en el Museo” (26 octubre 2022 -29 de enero 2023) resultado de la residencia de la artista en el Museo Eugenio Granell, la artista realiza un trasvase atento y temperamental de sus motivos. Lo que conmueve ante la obra de María Meijide, es que las cosas, los rincones de ese espacio autorreferencial, sus amigas y amigos, aparecen bajo los prismáticos de lo temperamental, conformando una climatología propia y fulgurante. Las veladuras, la corporalidad y ritmo de los trazos convocan las constantes vitales que se originan en esa colisión con lo presente. Lo interior inunda lo externo, rebasa las sombras.
Nada que ocultar, ni el error, ni el exceso. Lo que nos lleva a ese “nada sin alegría” (La Montagne), sin celebración, sin concederle su reconocimiento a eso que no sabemos muy bien por qué, se ha considerado menor, desvinculado de lo substancial y relevante, tanto los géneros y motivos artísticos como la libertad y versatilidad para ser en cada momento lo que uno siente, en la conjugación de lo aparentemente dicotómico y enfrentado y, sin embargo, presente en cada una naturalmente; la fragilidad y la fortaleza, el arrojo y la duda, lo femenino y lo masculino, lo diáfano y lo opaco. Ser a contracorriente, o más bien, defender lo propio, es decir, la idiosincrasia “la mezcla singular de cada cual”.
Lo que se revela en esta exposición, y en extensión en su obra, es la franqueza en el modo de articular el lenguaje pictórico, la transparencia y reconocimiento de esos combates, saltos, vacíos, derivas. La pintura descubre la visceralidad y carnalidad del aire que media entre la artista y sus motivos, entre la mirada que atraviesa el espacio y la mano que vuelca los frutos de esa captación. Los momentos esquivos y conquistados, la conjugación de las variables y los posibles, el tiempo extendido en la observación, la cartografía de ese encuentro decisivo y único que proporciona pintar del natural.
“… Pinto lo que veo porque me gusta y me emociona. La pintura del natural es como una partida de ajedrez con la realidad, casi siempre se pierde, pero es un placer! Y el placer ya es un argumento. También un planteamiento político. Se habla del paisaje como un género menor, sin ‘concepto’… pero no creo que existan géneros menores, si no pinturas buenas o malas. Y las malas también molan! “ (Texto extraído de la web de la artista)
Exprimir la experiencia. El jugo del presente
Al contemplar las obras de la artista, entramos de lleno en la relación entre pintura y temperamento. El color hace historia, es su espectro, su pregnancia. No podemos obviar la concepción de la creación, especialmente del acto pictórico, como manifestación de una subjetivad despierta y latente, manifiesta e irreverente.
La pintura se origina desde un estadio pulsional, motivada por el deseo de hacer transpirable la experiencia en el tiempo; el instante en el que está sucediendo.
El tiempo en la pintura de María tiene la forma de lo habitado, de la experiencia del lugar. Una experiencia que permea, empapa, transpira por todos los resortes, siendo un punto de emergencia distinguida, donde la existencia es un tránsito que nos pinta en un sinfín de matices drásticos, precisos, angulares, panorámicos. Los colores resplandecen en una vibración sin atenuantes, minuciosa y destilada a través de diversas capas que lo hacen resplandecer sin entumecerse o ensombrecer el aliento del instante que lo hace emerger.
Su paleta acaba por generar una auténtica climatología, hasta el punto parecer estar penetrada por un clima tropical, bañando e instalando sus espacios en un universo frutal, aromático, tan seductor, que da gusto verlo y querer hasta comerlo.
La frescura y el carácter dinámico que ejercitan los trazos de todos estos retratos, dicen lo que piensan, como puede leerse en el neón situado en una de las salas de la exposición: “Mis amigos me ponen cachonda”.
Quien no vela, re-vela
Basta entrar en cualquier habitación de cualquier calle para que esta fuerza sumamente compleja de la feminidad le dé a uno en la cara. ¿Cómo no podría ser así? Durante millones de años las mujeres han estado sentadas en casa, y ahora las paredes mismas se hallan impregnadas de esta fuerza creadora, que ha sobrecargado de tal modo la capacidad de los ladrillos y de la argamasa que forzosamente se engancha a las plumas, los pinceles, los negocios y la política. Pero este poder creador difiere mucho del poder creador masculino…”
(Virginia Wolf, Una habitación propia)
En 2012, tras realizar un master en pintura en la Universidad de Bellas Artes de Lisboa, la artista realizó la tesina titulada ‘Intimidades propias y ajenas. Sobre la pintura de escenas de interior’. Hay un salto cualitativo entre las escenas que representan el ámbito privado, intimo en la pintura del barroco, época en la que se consolida esta temática en Holanda, y las escenas de interior que nos propone y realiza la artista. Del S. XVII hasta bien entrado el S.XIX, la representación de la intimidad está vinculada, desde Vermeer (Puelles, 1999:244) con el espacio interior, el ámbito privado de la persona, casi siempre encarnada en una mujer. Este protagonismo, no resulta extraño, el espacio doméstico fue asignado a la mujer en ese reparto infundado. Es frecuente, que el artista la sitúe al lado de la ventana leyendo, cosiendo, realizando sus labores o actividades acordes con el buen gusto y las normas sociales de la época. Las escenas de género, al igual que el resto de las temáticas consideradas “mayores”, están marcadas por el género.
En la representación de los espacios de intimidad de la artista, las personas no rondan las ventanas, no están de espaldas, ni miran por la ventana, marcando un juego de distancias entre interior y exterior, abismándonos al ensimismamiento o al acto de contemplación. La vida no sólo se contempla, se agita, se explora, se vive. La habitación propia es una aventura.
Autobiografía Cuantificada
La artista acaba de publicar el libro autobiografía cuantificada. o qué difícil es ser maría meijide (2022) con Tulipa Editorial. Este libro es como define la propia artista un “juego de espejos” en el que la lectora o lector son invitados a realizar su propia biografía, en paralelo a la de la artista. Maria Meijide concibe sus piezas de texto y proyectos de edición como voces que conviven con la pictórica, abordando las mismas cuestiones. En este libro, el espacio ficcional del yo se despliega cuantificado, por compartimentos, a través de epígrafes que van detallando aquello que compone la subjetividad, nuestra habitación propia, no menos escenográfica, representacional y espectacular que otras.
La artista, siguiendo con su tono irónico y distendido, nos invita a reflexionar y realizar un ejercicio de concreción del yo, a escribir sobre “nuestros” gustos, amores, temores, conflictos; a visitar esos lugares por los que, con cierta frecuencia, pasamos de puntillas.
Bibliografía
L.F. CAO, Marián (Coord.) (2000). Creación artística y mujeres. Recuperar la memoria. Madrid: Ed. Narcea S.A.
MEIJIDE, María (2022). autobiografía cuantificada. o qué difícil es ser maría meijide. Santiago de Compostela: Tulipa Editorial.
PUELLES R., Luis (1990). Interiores del alma. Lo íntimo como categoría estética. Concepciones y narrativas del yo. THMÉMATA. Núm. 22, págs. 241-247.
WOOLF, Virginia (2008). Una habitación propia. Barcelona: Seix Barral.
· Web de la artista: https://mariameijide.com/