India Toctli: «Es importante la recuperación del término ‘poder’ desde otro lugar»
NEREA UBIETO mirando a INDIA TOCTLI
Conocí la obra de India Toctli este verano, trabajando como jurado de una convocatoria. Sus obras llamaron mi atención al instante y me hicieron saltar de la silla: cuando llevas horas revisando decenas de imágenes de pinturas frente al ordenador, necesitas algo auténtico para sorprenderte y salir del modo mecánico. Fue como recibir un soplo de aire fresco, tenía delante un trabajo novedoso que, al mismo tiempo, me hacía sentir en casa. Quería meterme dentro de ese personal universo lleno de tintes infantiles, pero donde intuía, se contaban cosas muy serias.
Los títulos de los tres cuadros –pertenecientes a la serie Feminismo o barbarie– lo confirmaron. Ada y Evo cuestiona los roles masculinos y femeninos y la correlación sexo-género: Ada tiene el pelo largo, pechos y pene, mientras Evo presume de un cabello afro, vagina en pleno periodo sangrante y unos enormes pendientes de aro adornando sus orejas. Ambes sonríen felices cogides de la mano al lado de otre criature híbride que les acompaña en un día espléndido. Alrededor se despliega todo un imaginario de animales y objetos que se vinculan con la poco convencional familia.
La obra Soy la absoluta reina de mi ser otorga el protagonismo al sujeto político mujer, a su derecho a la autonomía con respecto al hombre e independencia de los estereotipos impuestos desde fuera. En la pieza se respira libertad, alegría, conexión con la naturaleza.
Por último, El patriarcado es una anomalía histórica hace énfasis en la urgencia de cambiar un sistema tan antiguo como las religiones que impide la evolución de nuestra sociedad hacia un mundo igualitario y mejor.
Las obras comparten la frescura de un simbolismo propio y desenfadado que conecta directamente con el espectador. En cuanto terminé de ver las imágenes quise consultar su currículum, quería saber de dónde venía esta artista de nombre tan peculiar, del que sin duda me hubiese acordado de haberlo escuchado antes. Leerlo fue la segunda sorpresa en varios sentidos. Para empezar, su carta de presentación no tenía nada que ver con una biografía profesional al uso, de hecho, poco tenía de lo que entendemos por profesional. Señalaba los hitos importantes a nivel vital, no los logros cuantificables. Hablaba de conectar con la esencia, deshacerse de la máscara y no tener prisa: formas de espiritualidad que se trasladan a sus pinturas.
La ausencia de trayectoria en galerías, ferias o tan siquiera presencia destacable en el circuito artístico, me hizo entender su mirada desinteresada exenta de elitismos o perversiones y, también, el carácter de hallazgo que implicaba mi encuentro con su obra. Os dejo un diamante en bruto, ojalá se mantenga así mucho tiempo.
Eres psicóloga de profesión ¿también has estudiado bellas artes o eres autodidacta?
Me licencié en psicología por la UAM, pero mi oficio es crear. Soy autodidacta en lo creativo.
Antes de pintar escribías poesía ¿en qué momento das prioridad a la pintura?
Mi forma de expresión esencial desde bien pequeña ha sido el dibujo, pero en algún momento de mi desarrollo creí entender o aprendí de mi contexto que eso no era una actividad a la que pudieras dedicarte, sino más bien un hobbie, algo pasajero o una pérdida de tiempo. Sin embargo, mi mente funciona como funciona y no como le dicen que debería funcionar, así que para sobrevivir comencé a usar la creatividad con las palabras. Empecé a escribir de seguido con 13 años, a raíz de la muerte de mi padre, y a los 30 años se publica mi primer libro de poemas. Desde que nace mi hija, con 33 años, me atrevo a reconectar con la pintura. Cuanto más me afianzo en ser yo misma y dejarme llevar por las imágenes, las palabras naturalmente dejan de ser protagonistas. Dejó de apetecerme escribir y dejé de hacerlo. Ya no lo necesitaba.
¿Qué vínculos encuentras entre la poesía y la pintura? ¿Con qué te sientes más cómoda?
Cuando escribía poesía solía decir que me ayudaba a traducir el mundo a un idioma comprensible para mí, no se me da bien expresarme en el lenguaje conversacional normal, no me gusta hablar, pero con los poemas conseguía respirar. Eso era lo que sentía, que podía respirar con y en ellos. Cuando volví a pintar una amiga me dijo que tenía sentido porque para ella mis poemas eran cuadros pintados con palabras. Me pareció hermosísimo y me ayudó a entender. El vínculo es la conexión con otras realidades y planos que existen, pero están invisibilizadas o ninguneadas y que para mí son mi hogar, mi lugar seguro, mi universo. Antes escribía porque no sabía que podía dibuntar y pintujar, ahora que sé que puedo, los poemas se han retirado solitos porque saben que ya no son necesarios. Lo que queda de ellos son los títulos de los proyectos y los cuadros, el juego entre imagen y palabra me divierte.
Desde tu nacimiento hasta el 2017 «sobrevives» con una máscara. ¿Qué quieres decir?
El contexto en el que crecí no tenía alimento para mi esencia, lo recuerdo emocionalmente como un desierto. Desarrollé una máscara o personaje para poder sobrevivir en ese ambiente, y esa máscara o personaje fue mi identidad durante mucho tiempo. Mi esencia estaba dentro, a buen recaudo, para que nada ni nadie pudiera alcanzarla ni herirla. Por supuesto, eso no funcionaba, simplemente era profundamente infeliz y fingía muchísimo sin saberlo. En 2011 nace mi hija y yo no quiero que le pase lo mismo que me pasó a mí. Para que eso no ocurra, la única opción es que yo me deshaga de mi máscara y empiezo a hacerlo (todo esto de una forma más inconsciente que consciente, yo lo siento como una marea que me invade ya desde el embarazo). En 2016 veo claramente quién soy, en 2017 me cambio el nombre y en 2018 me prometo ser fiel a mi inapelable salvajismo y dejarme vivir desde mi esencia.
¿Qué hechos en tu vida conectan directamente con tu espíritu artístico y necesidad de crear?
Siempre he necesitado crear, otra cosa es que me lo haya negado porque no sabía que se podía vivir como yo necesitaba. Es como si hubiera estado apagada durante 33 años. Hay tres momentos en mi desarrollo en los que me siento viva antes de ser yo: la primera vez tenía 17 años y estaba observando, escuchando y oliendo el mar de Nerja donde veraneábamos; la segunda debía tener unos 27 y estaba paseando por un canal en un pueblo del Oxfordshire al que había ido a trabajar de camarera en un hotel; la tercera, con unos 37 y ya divorciada, en el piso en el que vivía con mi hija, regando descalza las plantas de la azotea. Estoy convencida de que en las tres el canal por el que esa sensación llegó a mí fue el agua. En la tercera ocasión ya estaba más en contacto con mi esencia y no volví atrás. Recuerdo muy bien que esas tres veces me sentí como ahora es mi vida: viva, presente, alegre, ilusionada, yo: y eso es para mí la creación porque mi esencia es crear, así funciona mi cuerpo, nací para eso. Pero la liberación de mi esencia ocurrió a raíz de mi embarazo, pensé que yo iba a ser el modelo de mujer en el que se iba a mirar mi hija y no me gustó lo que vi, así que lo cambié. Me ha llevado años, pero hoy por hoy puedo decir que lo he conseguido. Y estoy contentísima.
¿Qué significa para ti la pintura?
La felicidad. Es mi lugar en el mundo. Es un portal gracias al cual entro en otro estado, en otro lugar, y puedo traer nuevos mundos a este. Contar historias que no puedo contar de otra manera, generar sensaciones que no podría explicar de otro modo. Es como ser yo.
¿Dirías que tienes una línea o estilo pictórico? ¿Cuál es?
Pues no tengo idea, la verdad. Hay gente que me dice “esto es de tu estilo” o “esto es muy tú”, pero yo no sabría definir lo que hago. Es verdad que luego veo mi obra y siento una coherencia y un desarrollo, me gusta pensar que hay algo infantil y punk al mismo tiempo, lo infantil y lo punk me parecen formas de mirar el mundo muy sabias y denostadas socialmente, y me gusta reivindicarlas. Yo lo llamo dibunturas y pintujos, porque mi base es y siempre ha sido el dibujo, incluso cuando hago mis esculturitas, mis muñecas de tela o las piezas textiles, el dibujo siempre está presente.
¿Qué temas tratas en tu pintura?
La mujer y lo salvaje, la intuición, el sentido del humor, la confrontación de lo hegemónico, la lucha contra el patriarcado, el capitalismo, el colonialismo y el racismo. La creación de nuevos referentes, de referentes disidentes, referentes de ternura, amor, alegría, diversión, cuidados, independencia, determinación, decisión.
Para mí es importante la recuperación del término “poder” desde otro lugar: actualmente el poder se asimila con la competición, la lucha, el ganador o el perdedor, la imposición, la violencia, etc… para mí eso no tiene nada que ver con el poder, sino con el miedo. El poder para mí es la calma, la tranquilidad, la sonrisa, la alegría, la ilusión, la comunidad, la interdependencia, la autonomía, el cuidado, el respeto, la conexión, etc.
¿Qué importancia tiene en tu obra el discurso feminista?
Soy feminista incluso antes de saber que lo era y eso empapa cómo vivo, cómo pienso, cómo respondo y cómo creo. Siempre estoy aprendiendo y tratando de ser humilde y aprender más. Sé que hay compañeras que tienen mucho que enseñarme y trato de escuchar y deconstruir lo que se me ha ido instalando en el desarrollo y de lo que todavía no soy consciente. Todo esto se refleja en lo que hago, en mis cuadros, en mis obras textiles, en mis muñecas, en mis cómics, en las historias que cuento. Y he metido ‒y sigo metiendo a día de hoy‒ mucho la pata, pero intento reconocerlo y aprender de ello. Todas las personas que hemos crecido en un contexto machista somos machistas en mayor o menor grado y necesitamos referentes disidentes que nos ayuden a entender el mundo de otra manera, a tener esperanza de que hay otras formas de vida posibles, otras formas de relacionarse y mirar, yo intento aportar mi granito de arena con mi oficio y mi forma de vida.
¿Podrías hablarme de la serie Feminismo o Barbarie?
Es una serie que hice para participar en el premio BMW de pintura. Nunca había hecho cuadros en formato grande y me enamoré. Esta serie habla de la sanísima trinidad del feminismo: el primer cuadro se llama “Soy la absoluta reina de mi ser” y trata de que la mujer es y debería poder ser dueña de sí misma en todos los ámbitos que la atañen; el segundo se llama “El patriarcado es una anomalía histórica” y habla de la conexión y de la inclusión e integración de las múltiples realidades que conviven, tan necesarias y sin embargo tan denigradas; el tercero se llama “Ada y Evo” y quiere reflejar la alegría y la belleza de ser quienes somos sin necesidad de adaptarnos a normas y miedos que no nos pertenecen.
Haces fanzines y dibujo. ¿Qué es lo que te gusta de este tipo de narrativa?
Desde pequeña he dibujado y me he inventado historias, así que supongo que es una conclusión lógica. Me gusta mucho las posibilidades que te da el dibujo, desde pequeña me fascinaba cómo con un lápiz y una hoja en blanco podías crear universos de la nada. Es muy divertido, además, elegir ambientes, paletas de colores, personajes, y darme la libertad de hacer las cosas como me venga en gana, me encanta inventar historias locas y probar, investigar formas de crear.
¿Ilustración y pintura tienen espacios diferentes?
Para mí dibujo y pintura van unidos. Ilustración y pintura sí van tomando espacios diferentes. Para la ilustración me voy sintiendo más cómoda con una mezcla de analógico y digital, y para mis dibunturas y pintujos lo analógico, lo físico, las manos, mancharme. Pero igual cambia, me dejo llevar bastante, en mi cabeza no siento las cosas compartimentadas de antemano, sino que se van colocando intuitivamente dónde mejor se sienten. Y yo las dejo, porque confío en ellas.
Hace muy poco tiempo que has metido la cabeza en el circuito artístico. ¿Qué ha supuesto para ti ser seleccionada entre los 10 finalistas del premio BMW de pintura?
Una alegría enormísima. La oportunidad de que personas del mundo del arte se fijen en mi trabajo, además de una manera muy respetuosa y cálida. Lo cual está facilitando que mi obra se conozca más, tenga más posibilidades de encontrar su lugar o lugares en el mundo de la creación.
Además, conocer a personas que me despiertan curiosidad, lo que me hace muy feliz. También mi pareja y yo pasamos una tarde noche muy divertida en la gala, en una situación completamente fuera de lo común para lo que es nuestra vida, comimos sushi y jamón, y nos reímos muchísimo. Y el momentazo: escuchar “el patriarcado es una anomalía histórica” retumbando en el Teatro Real, me pareció ya un pedazo de premio. No sólo porque fuera mi cuadro, sino por el significado del título: pensar en el patriarcado como algo pasajero, como un error, como un suspiro histórico que va a corregirse. Oír esa frase en ese contexto fue un regalo para mí.
¿Te planteas intentar entrar en una galería?
Me encantaría. Ahora tengo algunas obras a la venta en La Otra Galería, es una galería online que no tiene exclusividad. Lo gestiona Marta Soriano, que es profesional y cercana. Para mi es importante sentirme cómoda con las personas con las que trabajo.
¿Has tenido alguna exposición individual?
En galería, no. Entre Marzo de 2020 y 2021 gestionamos el espacio Giganta Telier mi compañera Sandra Gobet y yo. Allí hicimos exposiciones conjuntas e individuales. Yo organicé dos propias: “Criaturas posibles vidas nuevas” con todos los seres de cerámica, pasta de modelar y textiles que había creado hasta el momento, y “Algo animal, salvaje y rojo como un latido” una expo interactiva con el público y con la colaboración del músico Diego Harris. Al ser en plena pandemia era con cita previa y eran encuentros de tú a tú. Fueron experiencias muy especiales. Ahora estoy preparando otra exposición individual en el espacio Titania cultura inquieta, en Mieres con mis obras más pequeñas, un par de figuras y algún textil. Estará ente el 20 de Marzo y el 20 de Mayo. Lo gestiona Cris Hernando junto a Ana González, que están haciendo un trabajo de lo más cuidadoso y respetuoso.
¿Cuál es tu máximo objetivo?
No volver a ponerme una máscara nunca más.
Nerea Ubieto. Web. Bio MMM.
India Toctli. Web. Bio MMM.
Imagen destacada: Free the nipple.
Otras publicaciones de Nerea Ubieto en MMM: Verónica Ruth Frías. Olalla Gómez. Romina Rivero.