Gema Polanco Asensi. Sutiles fórmulas de opresión.
ISABEL LÁZARO mirando a GEMA POLANCO ASENSI
Gema Polanco Asensi (Valencia 1992) es una de esas mentes inquietas y reflexivas a la vez. Una de esas personas sensibles a las situaciones que la envuelven y la cambian, siempre en constante proceso de aprendizaje, sacando múltiples versiones de sí misma con un rigor absoluto en los procesos.
Gran observadora de lo que le rodea, Gema trabaja con especial atención su propia biografía como fuente de recursos inagotables para sus proyectos. Una vida cotidiana sobre la que reflexiona y saca la esencia en forma de una imagen sutil, limpia y fina para acabar transmitiendo un mensaje universal sobre la condición humana, las relaciones y los condicionantes en el mundo femenino de la vida occidental.
Su proyecto Como Dios Manda ha atravesado formatos desencadenando en unos productos finales como son las exposiciones, el audiovisual y el fotolibro de una forma impecable. La secuenciación, el atrezzo y los complementos que diseña para cada uno de ellos amplifican y concretan su mensaje apoyándose en ellos sin que sus imágenes, de manera individual, pierdan fuerza.
Su evolución y madurez se ha instalado en el proyecto. Expuesto en sitios diversos lo hemos visto crecer. En el CC Pati Llimona de Barcelona se expuso de forma pequeña y casi coqueta en su sala de las ruinas romanas. Desde ahí ha ido creciendo hasta la actual muestra en la Kursala de Cadiz ampliando en materiales, imágenes y acabados. De ahí ha desencadenado en el que ya podemos destacar como uno de los libros del año.
Su «Como Dios Manda» en formato de pequeño fotolibro presenta muchos cuidados detalles. Desde la tipografía a los materiales y sobre todo el relato traslada un mensaje tan universal como cotidiano. Cercano al raw book en forma pero con una esencia que aunque parece inmediata está calibrada al milímetro.
La esfera de la familia de clase media-alta se despieza en sus imágenes. Las miradas y gestos descubren una serie de condicionantes, de cuidados y tabús hacia la mujer desde lo que se intuye como un matriarcado amoroso pero a su vez lleno de presiones heredadas. Presiones que hacen ir hacia delante y atrás en las imágenes creando un viaje de ida y vuelta.
Fotografías de archivo que se confunden con las imágenes creadas actualmente mediante una cuidada técnica. Entrelaza escenas y personajes para demostrar esa heredada conciencia de grupo que manifiesta su propia familia y que es completamente extrapolable desde el título hasta cualquiera de los detalles casi litúrgicos que nos va desvelando en el recorrido.
Trabajadora incansable, Gema va un paso más allá y traslada actos tan sencillos o a simple vista inocentes como el peinar a una hija para darle una vuelta más. Ese momento íntimo se transforma en la clave de todo lo que nos quiere demostrar.
El video que se desprende de este momento, incansablemente largo y casi tedioso, traslada al espectador con el ensordecedor ruido del secador para instalarle en el subconsciente el mantra tácito del título. Como Dios Manda, eso es lo que se espera y desea de una mujer joven en el seno de una familia acomodada.
Materializando esta idea encontramos desde la belleza dulce y eterna de la madre a la ruda mirada de la abuela. De la omnipresente figura del abuelo a la inquieta pasividad de la nieta que en este caso es la misma autora. Todo ello envuelto de recuerdos, fotos de otras épocas, cuadros, elementos decorativos y un tono cálido que inunda esa memoria colectiva a la que evoca desde su propia biografía como una forma de resistencia hacia lo que se espera de ella y que pretende revisar al analizarlo y reflexionar para desbordarlo.
Una autora a tener en cuenta, Gema Polanco Asensi ya tiene un recorrido a sus espaldas y reconocimiento con destacados eventos que han valorado su trabajo como Photo España, UNSEEN, Circulations, PhotoAlicante, Panoramic de Granollers y Art Photo Bcn así como la marca Swatch. Es fundadora de Navaja Automática, sello desde el que edita libros y diseña diferentes productos culturales para vehicular su mensaje de libertad y reflexión sobre su entorno que se hace nuestro.
Ahora que nos encontramos en un paréntesis obligado de vidas secretas, de intimidad forzosa y encierro en nosotros mismos, la apertura de su propia familia me parece especialmente interesante.
Revisitar los propios elementos de liturgia de cada unidad familiar y esos mantras escondidos a los que nos remiten, esas miradas y tensiones en los actos cotidianos para reconocer lo que se espera de nosotros como piezas de un engranaje mayor, de una superestructura extrapolable a la sociedad completa y compleja en la que nos instalamos.
Un trabajo que habla del individuo y como este encaja y se disipa en una atmósfera llena de significados.