Corporeidad y psiquiatría en la obra de la fotógrafa Elssie Ansareo
LAURA PINILLOS VILLANUEVA mirando a ELSSIE ANSAREO
Conocí a Elssie Ansareo (CDMX, 1979) al poco de terminar mis estudios de licenciatura. Ella me enseñó lo que nadie me había enseñado en la carrera: que la fotografía era mucho más que apretar un botón, que tiene alma, que se pueden contar historias con ella, y que está provista de una gran carga conceptual. Hasta el momento, yo solo conocía la teoría de los métodos de revelado y la historia de su evolución que me habían enseñado en la asignatura de Técnicas Artísticas. Porque en la carrera de Historia del Arte, poco más espacio se le dedicaba a este medio. Esta lacra en mis estudios resultó ser una oportunidad, ya que fue lo que me permitió conocer y trabajar con esta gran artista.
Tras emigrar a Bilbao desde su México natal para cursar estudios de Bellas Artes, Ansareo decidió afincarse definitivamente en la ciudad, donde sigue desarrollando su carrera artística.
En 2008 recibió el Premio Creación Injuve con la obra La Danse des Flanêuses (2007), hoy en la Colección Guggenheim Bilbao. En ella ya se empiezan a ver elementos que perdurarán a lo largo de su trabajo, como una cuidada puesta en escena, cierto aire de teatralidad y unos tintes de barroquismo. Las grandes dimensiones de esta obra, y sus figuras a tamaño casi natural, hacen que el espectador se vea enseguida absorbido por la propia pieza, de la que pasa a formar parte. Heredera de la fotografía tradicional familiar, representa, en este caso, a la familia que se elige y trata de derribar las convenciones sociales: “Puedes adoptar el papel del padre si te vistes del padre”.
De 2009-2010 data su serie The Misted Glass, en la que vuelve su mirada a sí misma, en un ejercicio de introspección. The Misted Glass se sitúa en ese punto tensionado en el que la percepción de nosotras mismas difiere de la imagen real que proyectamos al exterior y cómo éstas entran en conflicto. Elssie Ansareo se plantea esta serie como un autorretrato, a través del cual reflexiona sobre la representación del cuerpo, y en concreto del cuerpo femenino, que es tratado como un objeto y sobre el cual todo el mundo tiene una opinión. Por eso, ella presenta su inserción en la imagen como un mero componente más de las naturalezas muertas, en las que cada elemento es portador de una fuerte carga simbólica.
En 2013 inicia con El Observatorio un trabajo más centrado en la psiquiatría. Parte de una investigación junto con el psicólogo Imanol Amayra sobre la invención de la histeria. Con sus fotografías reproduce en cuerpos masculinos las poses forzadas y la teatralización que el Dr. Charcot llevó a cabo con las mujeres internas en La Salpetrière para ilustrar sus estudios sobre esta supuesta enfermedad relacionada con la sexualidad femenina en la Iconographie photographique de la Salpetrière. Acompaña a las imágenes un glosario que surge de las conversaciones mantenidas entre la artista y el psicólogo sobre las propias fotografías que integran el proyecto, imágenes extraídas de los estudios del hospital parisino y otras obras artísticas que versan sobre esta temática. Mediante estas descripciones de las imágenes, ponen de manifiesto la teatralización y puesta en escena de las mismas, evidenciando su artificialidad.
Continuando con sus investigaciones en torno a la psiquiatría y la salud mental, realiza en 2014, junto a Alaitz Arenzana y en colaboración con la Universidad de Deusto, el documental (Preposición) La habitación, ganador de la beca de producción a la creación videográfica DKV-Es Baluard. En él, entrevistan a seis personas ingresadas en el Hospital Psiquiátrico de Zamudio que cuentan su experiencia como internos en una institución de este tipo. En la pieza reclaman mejoras en las condiciones de habitabilidad así como una mayor información sobre su condición y cambios en el trato médico-paciente. Para ello, reclaman la construcción de una habitación propia en la que poder relacionarse con los terapeutas de igual a igual, en la que ser tratados como personas antes que como enfermos y en donde prime la palabra y una terapia más personalizada por encima de la medicación como respuesta a todos los problemas.
En 2015 fue invitada por el Azkuna Zentroa y el “Encuentro Internacional de Nuevas Formas Escénicas 3,2,1” para realizar una instalación artística. En la obra 321 maneras de decir tresdosuno, la fotógrafa contó con la participación del público y de personas pertenecientes al ámbito de las artes escénicas en su sentido más amplio. Estos individuos fueron los protagonistas de la obra, para la que realizaban una serie de acciones que eran recogidas por la cámara de Ansareo. Estas actuaciones contenían referencias a la historia del arte, la performance, el teatro, el cine o la cultura popular. En ellas se pudieron ver, por ejemplo, dantzaris, personajes del travestismo local, o citas a artistas internacionales como Gilbert and George o Marina Abramovic.
En 2016 dio comienzo a su último proyecto, en el cual se encontraba trabajando con la irrupción de la pandemia: Tu nombre está seguro en mi boca. En él, rompe metodológicamente con sus proyectos anteriores, al salir al exterior y prescindir de la preparación y orquestación que brinda el trabajo en estudio.
Esta serie se inicia a raíz de una residencia artística en Países Bajos, y el descubrimiento de Doel, una ciudad abandonada creada en torno a una central nuclear. Con ella, Ansareo reflexiona sobre la noción del fantasma en su vertiente psicoanalítica, la figura humana, tan presente en su trabajo, y la dualidad presencia-ausencia. En esta ocasión revierte este concepto a través de la inclusión de la figura fantasmagórica haciendo patente la ausencia a través de la propia presencia del espectro, que se inserta en la imagen en su representación más tradicional. La propuesta fotográfica se completa con una serie de historias creadas por la escritora mexicana de literatura fantástica Gabriela Damián: “detrás de la ausencia, del vacío, de todo memento mori, está la posibilidad de la presencia, del goce y de la vitalidad más plena. Hacemos que los fantasmas habiten el arte para que no olvidemos esto”.
La conclusión del proyecto se articula en torno a un libro de artista (aún en desarrollo) en el que las imágenes y los textos no son sólo complementarios, sino que tanto las fotografías como las historias comparten la capacidad narrativa.
Al margen de su producción artística, Ansareo lleva trabajando desde 2014 para la ONG Anesvad, con la que ha realizado proyectos en Benin y Ghana. En ellos, ha retratado el sistema de salud de los países en los que la fundación lleva a cabo proyectos sanitarios, a través del retrato de las personas encargadas de gestionar, de enseñar y de curar, y también de las personas que enferman y sanan.
Condensar la trayectoria de Elssie Ansareo en una sola publicación no es tarea fácil, pues, como hemos podido ver, las implicaciones conceptuales de su trabajo son numerosas, además de las referencias a otras disciplinas como la psicología o la filosofía. Os invito a todas a profundizar más en su trabajo a través de las distintas entrevistas o reseñas de su trabajo que se pueden encontrar en la web.
Elssie Ansareo. Web. Bio MMM.
Laura Pinillos Villanueva. Web. Bio MMM.