viernes, marzo 29, 2024

    Elena Jiménez, ruina, cuerpo y resistencia.

    ANA ROBLEDILLO CEBRIÁN
    mirando a
    ELENA JIMÉNEZ

    Elena Jiménez (Alicante, 1965) es una superviviente del mundo de arte. Después de casi treinta años de producción, haber vivido varias crisis del sector y superado los momentos de ausencia de colaboración con galerías de arte, Elena Jiménez sigue trabajando incansablemente.

    Estos últimos años ha recibido varios premios y ayudas que le han permitido continuar su proyecto artístico. Una obra ésta que ha girado desde sus inicios entorno a la identidad, el cuerpo, la memoria y la violencia a través del archivo y la apropiación.

    Elena Jiménez aborda, ahora, una época de madurez artística generando trabajos de mayor complejidad y rotundidad, como en sus últimas piezas Memory Hole y Qué puede un cuerpo ambas pertenecientes al proyecto «No puedo decir que no he roto un plato».

    Elena Jiménez ha transitado por el camino de la investigación y experimentación desde sus primeros trabajos donde exploraba los caminos de la gráfica hasta una investigación más conceptual, performativa e instalativa en sus últimas obras. En definitiva, una creadora comprometida con la propia experimentalidad y heterogeneidad del arte que establece un fuerte diálogo entre lo propio y su reflejo en el entorno social.

    Este último año has presentado un proyecto «No puedo decir que no he roto un plato» que marcan un punto de inflexión en tu carrera, a mi modo de ver. En él, hay una madurez y contundencia de tu obra que se aproxima de forma directa a la fragilidad del objeto, usando para ello materiales como la cerámica, y de forma velada a la vulnerabilidad del cuerpo ¿qué es lo que te interesa de esa relación ambigua con la corporeidad?

    Este último trabajo es un punto de inflexión donde hablo abiertamente de temas que me interesan y sobre los que he trabajado en los últimos años. En esta última exposición, el proyecto No puedo decir que no he roto un plato está marcado por ese doble negativo, que convierte la frase en positiva, esa manera velada de ocultar sobre formas gramaticales, siempre me ha interesado, muestran el interés que en toda mi obra tiene el lenguaje, ya sea introduciéndolo en la pieza o en los títulos de las obras de las exposiciones.

    Instalación No puedo decir que no he roto un plato. Elena JIménez

    Instalación No puedo decir que no he roto un plato, 2019. Vídeo 5´. Acción de la destrucción y Platos de cerámica impresos reconstruidos

    Este proyecto está compuesto por varias instalaciones en las que represento el cuerpo y lo comparo con fórmulas físicas relativas a la fragilidad o la tenacidad, como la plasticidad, la resistencia mecánica o la respuesta a estímulos, y los uso para mapear diferentes síntomas y diagnósticos físicos.

    Para esta representación me apoyo en la selección de los materiales con diversas características de resistencias y grados de fragilidad, ductilidad, dureza y tenacidad, algunos de ellos con la capacidad de ser fragmentadas por un golpe, caída o agresión.

    En este trabajo expongo sobre como romper con normas sociales que considero obsoletas y que nos obligan a decir yo no he sido, de aparentar que estamos dentro de ciertos parámetros que se supone debemos cumplir en las estructuras impuestas por la sociedad. Hablo de normalización de conducta y estética que nos impiden mostrar nuestras debilidades. Me interesa la ambigüedad del uso brutalista de la representación en las piezas para hablar de la fragilidad. La corporeidad la planteo como existencia, pues la percepción del mundo que nos rodea la realizamos a través de nuestro cuerpo y la interacción con nuestro entorno.

    o puedo decir que no he roto un plato, Fotograma 2019. Vídeo 5´. Acción de la destrucción Elena JIménez

    No puedo decir que no he roto un plato, Fotograma 2019. Vídeo 5´. Acción de la destrucción de la acción selfportrait, 2009. Creación de 50 dibujos sobre papel de 120 x 80 cm en polvo de grafito.

    La instalación Que puede un cuerpo está creada por planchas irregulares de cerámica impresa que forman pequeñas esculturas sujetas por tensores desde el techo, parece que ceden ante la presión exterior creando un trampantojo, pues en la distancia no aprecias que son cerámicas, te parecen realizadas con otro material más dúctil, causando una ilusión al espectador. Esta ilusión se enriquece con los mensajes impresos en cada pieza en color azul cobalto o negro Que puede un cuerpo atención muy frágil que ayudan al espectador a comprender mejor esta pieza. Otra obra homónima al proyecto No puedo decir que no he roto un plato está compuesta por un video de los platos estrellándose contra el suelo, saltando en pedazos junto a la pieza con esos mismos platos recompuestos; con este trabajo quiero manifestar la vulnerabilidad del cuerpo y la mente, nuestra capacidad para caer y levantarnos.

    En tu obra Memory Hole, la huella, los rastros que se podían observar en tus obras anteriores, apropiaciones semánticas con significantes propios se han desdibujado o borrado, literalmente escurridos en los agujeros. ¿Cómo ha sido ese proceso de pérdida? ¿Cómo te has aproximado a ese vacío a través de la frialdad de la cerámica, pero desde la cercanía de alguien que conoce el proceso orgánico camuflado en las heridas que el cuerpo inflige, por ejemplo, a través de la enfermedad?

    En esta pieza, compuesta por varios platos hondos de cerámica con unos singulares orificios, la batalla de la materia sobre la información, la gana la fisicidad del material. La información se borra para que hable el silencio a través del blanco de la porcelana, pero este borrado es orgánico; surgió de una manera natural en el proceso. Quizás la cerámica es un elemento frío para transmitir la pérdida de los recuerdos, pero antes de que el fuego la transforme la arcilla es dúctil lo que me permite dejar huellas, revelando lo físico. Para mí, era un reto utilizar el plato como objeto y su relación con lo doméstico para contar esa historia sobre la pérdida de memoria social y fundamentalmente individual.

    Memory holes, 2019. Elena JIménez

    Memory holes, 2019. Cerámica, Instalación 12 platos.Medidas variables

    En esta obra necesitaba que el plato ya naciera roto, inútil, sin necesidad de agredirlo, los procesos propios de la cerámica me dieron la clave para crear estos agujeros, creo que bellos y tristes a la vez y que convierten el objeto en algo inútil. El interés que tengo en que el objeto deje de ser eficaz sugiere también otro tipo de pérdidas relacionadas con la inoperancia a la que se ve sometida un cuerpo enfermo.

    Como curiosidad te contare que descubrí que el llamado Memory Hole (agujero de memoria) es un mecanismo para la alteración o desaparición de documentos u otros registros, particularmente como parte de un intento de dar la impresión de que algo nunca sucedió. El concepto que se popularizó en la novela distópica de George Orwell 1984 habla del derecho de ser olvidado y del control social. Esta nueva información sobre la lectura del título de la pieza pasará a formar parte de la continuación de la obra. Tengo pensado realizar algunas acciones con estos platos. Continuare trabajando con estos elementos sin abandonar otras referencias semánticas.

    Desde 2004, donde viviste los atentados de Atocha muy de cerca, te interesó reflejar esa violencia en las obras posteriores. ¿Cómo ha ido evolucionando en tu obra a lo largo de estos catorce años, desde las Manos negras pasando por Patchwork hasta No puedo decir que he roto un plato? ¿Cuánta de esa violencia remite al propio cuerpo doblemente golpeado por ser mujer y pobre, y cuanta de esa violencia es estructurada por lo social mediante un sistema capitalista y patriarcal?

    Desde 2004 las reflexiones sobre sociedad y violencia son constantes en mi obra mediante el análisis del cuerpo, así como, mi toma de conciencia de las normas y estructuras que nos atenazan en nuestro tiempo. Comencé, a partir de esa fecha, a trabajar sobre las series basadas de manera simbólica en los viajes de Gulliver, usando imágenes de la naturaleza desde un punto de vista diferente al que venía haciendo hasta entonces y a incorporar cabellos, manos o personajes iconográficos clásicos que representan los distintos estamentos de la sociedad, representada como un teatro de sombras.

    Estas imágenes me acompañan en las residencias de trabajo en diferentes ciudades Berlín, Londres, Madrid, donde continúo con el mapeo a través del Patchwork mientras éstas evolucionan a nivel formal. Investigo sobre diferentes técnicas y soportes diversos, estampaciones en papel, impresiones digitales montadas en bastidor, pinturas sobre cristales y maderas troqueladas que se combinan con los materiales impresos creando grandes murales, que a su vez documento fotográficamente, pues suelen ser efímeros y del que surgen nuevas obras. Estas imágenes las he traslado a nuevos materiales, construyendo instalaciones con elementos escultóricos mientras continúo hablando con estos nuevos medios cómo la violencia que me rodea me afecta a nivel físico y emocional.

    Patchwork CMYK 2016. Ceramicas impresas

    Patchwork CMYK 2016. Cerámicas impresas calcografía, 300 x 200 cm.

    No puedo cuantificar, ni diferenciar, las diferentes violencias que me afectan, están entrelazadas en mi identidad. Como mujer artista enfoco con atención la violencia patriarcal y la muestro en las imágenes que produzco, dónde se visualizan y verbalizan los estereotipos de género y del poder del sistema que nos impiden ser libres. Somos más vulnerables a esta violencia social y hay que evidenciarlo, para ello el arte, la cultura y la educación, son elementos fundamentales.

    ¿A qué se debe la necesidad de apropiación de la imagen iconográfica, en gran medida artística? ¿Cuál es el proceso que te hace elegir una imagen y no otra; es algo intencionado o es un proceso natural subordinado a las circunstancias? ¿Eres consciente del metalenguaje artístico creado? Nos puedes explicar el desarrollo o la evolución mediante el cual legitimas el nuevo significante.

    Esta necesidad parte de mi visión como recolectora coleccionista de objetos e imágenes, empecé muy joven trabajando con objetos encontrados. Fue en 2008 en Nueva York cuando decidí conscientemente volver a apropiarme de material, en este caso papeles impresos, para crear una nueva obra. Este proyecto titulado Patchwork consiste en realizar intervenciones sobre material impreso utilizado en espacios culturales para publicitar sus convocatorias y exposiciones. Para crear estas labores de retales de información utilizo planos superpuestos de collage y estampaciones como recurso para hablar sobre la identidad y reflexionar sobre la individualidad, a partir de los elementos que conforman un entorno urbano domesticado.

    La selección de imágenes está subordinada espacial y temporalmente porque todos esos recursos gráficos que utilizo son recogidos personalmente, por lo que se podrían considerar una autobiografía. Primero los conservo hasta que estoy preparada para montar el mural y comienzo la clasificación y el descarte, espero un momento vital hasta ser capaz de releer esas informaciones pasadas y conocer que quieren contarme. El material impreso lo intervengo, modificando así su información real por la interrelación de sus mensajes y las sinergias cinematografías o literarias que se desprenden de la narración, creando ese metalenguaje que enriquece la información y ayuda a una mejor comprensión de las imágenes y los textos que he seleccionado.

    Scraps of words CMYK 2014, impresión digital sobre madera

    Scraps of words CMYK, 2014, impresión digital sobre madera, plásticos y sargentos. 800 x 100 cm.

    Es un trabajo en el marco de investigación sobre gráficas contemporáneas y técnicas de reproducción de imágenes con reminiscencias a sus orígenes: arte americano de los 60 y el arte urbano experimental.

    Hemos hablado en varias ocasiones sobre tu proceso de investigación teórica, el cual es simultáneo a la investigación formal, mediante la experimentación plástica. Donde, como tú dices, romper, equivocarse, rehacer y volver a empezar es una parte esencial de la evolución de cada proyecto y con cada fallo se construye un nuevo acierto. El error posibilita el éxito. El binomio destrucción-construcción física y formal va en paralelo al discurso teórico. Me gustaría saber si este proceso teórico al imbricarse de una manera tan procesual ― siendo al mismo tiempo es una construcción muy sólida― se ralentiza y se expande en el tiempo.

    Hasta aquí he llegado por un camino seguro pero sinuoso. Como artista busco constantemente medios y recursos para desarrollar las ideas que necesito transmitir. En mis trabajos hablo sobre las fragilidades humanas y la cultura visual contemporánea. Desde que nacemos comenzamos a apropiarnos de nuestro entorno, a intentar entender quiénes somos, a utilizar los recursos que nos rodean como búsqueda de nuestra identidad. Para evolucionar hay que equivocarse, el error es necesario e imprescindible para crecer en general y en el mundo de la creación en particular. Si no arriesgas, solo queda la repetición. Yo prefiero jugar y perderme, buscar y encontrar, es lo que da sentido a continuar en este oficio.

    La teoría y la práctica en mi cabeza se funden como algo orgánico y natural. El lenguaje plástico, las ideas y la forma crecen paralelamente en mí, modeladas según el momento y el lugar. Esta manera de toma de decisiones es mi forma de entender el mundo, tanto físico como emocional.

    Scraps 2016. Cerámicas impresas calcografía

    Scraps 2016. Cerámicas impresas calcografía, 130 x 90 cm.

    En tu última exposición No puedo decir que no he roto un plato realizada en la Casa de Cultura de Campello en abril de 2019, se proyectó el video No puedo decir que no he roto un plato donde el sonido es fundamental para la comprensión de la obra. También ocurre lo mismo las piezas audiovisuales Que puede un cuerpo y Atención muy frágil ¿Qué es lo que te ha llevado a romper el silencio que atempera tus trabajos y donde subyace oculta una violencia muda? ¿Por qué decidiste incorporar la performance, mediante tu propio cuerpo a estas dos obras?

    En 2013 realice una instalación Camuflaje acompañada de un taller con actividad de sonido: entorno, interpretación y respuesta. Básicamente trabajaba como un sonido modifica nuestra percepción de una imagen. En este último proyecto, la incorporación del sonido comenzó con una necesidad de que el estruendo de la rotura de los platos formara parte de la obra. En el video No puedo decir que no he roto un plato la violencia sonora apoya a la visual; para forzarla en esta pieza existen unos silencios pautados que intensifican el sobresalto que produce el ruido. El sonido funciona como una figura de repetición, un pleonasmo, para expresar algo con más fuerza. La ecofonia del plato estrellándose la asocias inmediatamente con una realidad violentada, hace de sustantivo para nombrar sensaciones y sentimientos.

    En los otros dos videos del proyecto Atención muy frágil y Cerrado por obras documento las acciones de destrucción de porcelanas con mis manos en el primero y escayolas a martillazos en el segundo. Las realizo personalmente porque la entiendo como una coreografía, con un ritmo que cambia si la ejecutan diferentes protagonistas. Ya en 2009 performé unos dibujos autorreferenciales en la pieza El sueño de la razón produce monstruos son propuestas que surgen de una necesidad íntima de expresarme a través de mi cuerpo.

    Atención muy frágil. Fotograma Video

    Atención muy frágil. Video, 2´, 2019

     

     

     

    El sueño de la razón produce monstruos. Fotografías documentales de la acción selfportrait, 2009. Creación de 50 dibujos sobre papel de 120 x 80 cm en polvo de grafito.

    El sueño de la razón produce monstruos. Fotografías documentales de la acción selfportrait, 2009. Creación de 50 dibujos sobre papel de 120 x 80 cm en polvo de grafito.

    Es curioso como el concepto de resistencia ha ido creciendo y madurando en estos diez últimos años, especialmente en tus últimos trabajos se ha acentuado. ¿A crees que es debido? ¿Quizás a un distanciamiento a tu propia corporeidad que te ha permitido mostrar con mayor claridad la presión traducida al objetivo artístico, la fortaleza de la recomposición ―como es el caso de volver a unir los platos rotos, casi como un puzle, a pesar de no poder incorporar todos los pedazos―, mostrando la herida infligida?

    La vida del artista esta precarizada, no se cumplen los manuales de buenas prácticas y no se escuchan nuestras reivindicaciones, por eso tenemos que crear vínculos para ser más resistentes. En mi opinión ser mujer artista es multiplicar por dos la capacidad de resiliencia. Nacen así las reflexiones de la lectura de mi trabajo, busco respuestas y comparto preguntas para un cambio personal y colectivo. Como te comentaba antes, creo que muchas estamos constantemente recomponiéndonos en este oficio y en mi obra quiero mostrar estas cicatrices.

    La utilización de nuevos materiales más escultóricos, como la cerámica y la escayola, ¿qué crees que te han aportado en la fisicidad del objeto plástico siendo una artista que proviene de la experimentación hasta ahora gráfica, en su gran mayoría, reflejada en formatos planos?

    Este último material, la escayola, es usado en Cerrado por obras como material de construcción. Su propia destrucción rodeada de herramientas de trabajo nos remite al concepto de ruina. Una ruina no solo como paisaje social sino más bien como vestigios interiores ¿cuál es la relación que estableces entre el proceso de interiorización y exteriorización? ¿Cómo partiendo de lo íntimo generas o modulas una metáfora donde se implica a lo social? ¿A qué nuevos materiales te redirige este camino?

    El uso de estos materiales me permite representar con mayor rotundidad la resiliencia, creando imágenes que evocan la memoria que permanece en un cuerpo tras someterla a una deformación. Las roturas y agujeros, como representación de un sentimiento, una enfermedad o un dolor. Quiero continuar trabajando en este tema, analizar de manera transversal las diversidades funcionales de cuerpo y las disidencias creadas por patologías neuropáticas. Estas diversidades físicas tienen complejidades adjuntas como la falta de comprensión del entorno o el uso generalizado de la táctica del silencio por el miedo a lo diferente. Estos cuerpos singulares y diversos, se encuentran entreverados en la sociedad, pero no aceptados.

    Papers of NY. 2008 Intervención urbana

    Papers of NY. 2008 Intervención urbana. material impreso en Lower East Side Workshop. `

    Quiero trabajar sobre como romper con el silencio y la dificultad de visibilizar problemas en enfermedades invisibles, continuare trabajando con escayolas, cemento, plastilina, vidrio o papel. El uso del video para documentar las acciones y el uso de mi propio cuerpo. Persistiré con la artesanía tradicional, mis investigaciones sobre técnicas clásicas de la estampación y mis labores de retales de imágenes creadas con información multirreferencial, sobre conductas y estéticas culturales contemporáneas. Un trabajo mestizo, con información de la era digital, en un formato con una lectura museística casi arqueológica. Utilizando el dibujo como autorepresentación, los moldes del cuerpo como espejos y retratos, la piel como soporte.

    Recién cumplidos los 54 años y, tal y como te defines de artista recolectora, hacia dónde crees que se encamina tu obra. Cómo piensas que ha evolucionado algunos conceptos claves para entender tu obra: identidad, memoria, cuerpo, el dolor, etc. tras tus últimos trabajos.

    En treinta y cinco años de trabajo nunca me he dormido, mis intereses han ido evolucionando y lo he mostrado en mi obra. Al alejarme de la dictadura del mercado, me liberé. Soy una eterna estudiante, desde el principio autodidacta; desde niña aprendí a través de los recortes de imágenes que me interesaban sacados de cualquier publicación. Y, aunque todo ha cambiado, continúo siendo la misma artista con mucha curiosidad y quiero continuar evolucionando. Con la experiencia soy más consciente de los conceptos de identidad y memoria; de la relación entre la idea de cuerpo y dolor. Este crecimiento personal se evidencia en mi trabajo, creo que de manera más valiente.

    Durante estos treinta y cinco años de producción artística, con apertura y cierre de taller, traslados a diferentes países, con galería y sin galería, como mujer artística como crees que ha determinado tu género en tu trabajo y su repercusión laboral. ¿Crees que ahora se trabaja por un mayor compromiso institucional y privado por la igualdad?

    Durante los primeros años de mi carrera, no era consciente de que mi género era determinante en la mirada de otros profesionales, me creía valorada en igualdad y estoy muy orgullosa de los logros de mi carrera desde mis comienzos. Pero era solo una apariencia, yo sentía que algo se escapaba a mi comprensión, estaba pasándome. Hace diez años, al asistir a primera asamblea fundacional de Mujeres visuales, escuche las voces de grandes profesionales, con carreras conocidas y contrastadas, relatar las diferencias de trato. Fui consciente de que no estaba sola. Realmente, la altura de los obstáculos que tenía que saltar para mantenerme era mayor para mí que para otros compañeros, y que no solo afectaba el género sino también la clase social a la que perteneces.

    Hoy en día trabajamos más para eliminar la desigualdad, por lo menos se visibiliza, las instituciones tienen leyes que cumplir y vamos a intentar que así sea luchando entre todas, cada vez a hay más grupos, asociaciones y plataformas como esta Mujeres Mirando a Mujeres que nos dan voz para quien quiera escucharla.

    © Elena Jiménez. Web
    Ana Robledillo Cebrián. Bio

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