ELENA GARCÍA mirando a PAULA CALAVERA
Paula Calavera (Ceuta, 1989) lleva más de una década desarrollando su trabajo como artista muralista, un ámbito históricamente masculinizado. En su obra fusiona lo tradicional y lo contemporáneo abordando temas como la identidad, el feminismo y la memoria colectiva.
“La idea que atraviesa y origina la mayor parte de mis proyectos es la intimidad. La pintura supone para mí un ritual. Una práctica emocional e intelectual con la que atesoro mi espíritu infantil.” Paula Calavera
Me gusta comenzar el diálogo con una pregunta más personal y que me genera cierta curiosidad. ¿Qué música sueles escuchar para inspirarte o mientras estás creando una obra?
No soy muy melómana y realmente la música que consumo es la que he ido conociendo por otras personas que la han traído a mi vida y yo la he integrado en mi banda sonora. Así que tengo listas bastante diversas.
La música me lleva a su ritmo o vibración. Y esto me permite forzar el estado de energía en el que necesito trabajar en ese momento. A medida que entiendo mis ritmos en el proceso creativo uso la música: para permanecer o llegar al estado de concentración y emoción que preciso. A la vez esta música, si no es la primera vez que la escucho, tiene su carga vital y emocional. Está asociada a momentos y estados anímicos a los que puedes volver con más facilidad.
Las últimas incorporaciones a mis listas en los últimos años han sido: Pupkulies & Rebecca, Nicolas Jaar, Califato 3/4, Axel Krygier, Rodrigo Cuevas, La Muchacha, Silvia Pérez Cruz, Las Nietas de Charli, Bradien y Eduard Escoffet o Rawayana.
Creo que fue tu madre quien desde pequeña empezó a introducirte en el mundo del arte, así que vamos a viajar en el tiempo y a pensar en la Paula Calavera de hace 20 años. ¿Cómo imaginaba su futuro esa muchacha adolescente de 15 años? ¿Ya rondaba por su cabeza la idea de dedicarse plenamente al arte?
Vaya. Me he emocionado un poco leyendo la pregunta, al recordarme adolescente.
Pues dibujaba lápices y ceras blandas y escribía poesía. En esas edades también me daba por hacerme mis confecciones de vestimenta, terribles. Y quizás pensé en la moda, en el diseño de moda. Pero pensaba más a menudo en el periodismo o en grabar documentales por el mundo. La fotografía, porque en mi casa siempre hubo alguna cámara. Pero en ese momento los oficios artísticos que imaginaba eran artes aplicadas y no artes plásticas. Porque es lo que conocía como oficio. Me acuerdo que una vez en la escuela de arte me llamaba la atención la cerámica y la madera, y quería estudiar un ciclo de ebanistería o de cerámica. Pero finalmente estudié Bellas Artes. Y en Bellas Artes conocí la pintura. Y me enamoré del color, de poder mirar el mundo también a través de la pintura.

Fragmento del mural Los vedores en Santa Cruz de Tenerife
Escribes, pintas, ¿Qué otras disciplinas artísticas te interesan?
Pues también he hecho teatro. Y es algo que me gustaría retomar este año de alguna manera. Porque creo que sería enriquecedor para mi práctica artística y mi equilibro personal. Tengo una asignatura pendiente con el cuerpo, que trato de cubrir bailando. Este último año he bailado como propósito, pero como algo para disfrutar. El teatro si lo veo como una herramienta para mi trabajo.
Háblanos de tu primera obra mural, ¿esa pared sigue en pie? Si hoy pudieses volver al momento en el que la pintaste, ¿Cambiarías algo?
Pues lo primero que pinté realmente fue El Puerto de Los Cristianos, que se pintó en 2014 y que sigue en pie, sí. Aunque después de 11 años va necesitando un “amorose”. Y sí, si volviera a tener que pintarlo sería igual de ambiciosa que en ese momento, pero con un dominio de la pintura, los procesos y procedimiento y un trabajo emocional y profesional que me permitiría aprovechar mejor la oportunidad que, en ese momento, me vino como un poco grande.
Fue un aprendizaje y una oportunidad determinante para mí y, precisamente por eso, me siento en deuda con el resultado plástico de ese medio kilómetro de fondos marinos de Canarias. Ahora lo aprovecharía, lo disfrutaría y lo llevaría a otro nivel. No me pilló preparada con 24 años.
Maribel Nazco o Pedro González son algunos artistas canarios referentes para ti, ¿Qué elementos suyos crees que han influenciado en tu obra?
Pues creo que su pasión se refleja en la obra y en su trayectoria personal. Son personas relevantes en el círculo intelectual de la pintura y lo son por la honestidad con la que se enfrentan al proceso y la técnica, de manera muy personal pero haciendo escuela. A nivel de registro e intención plástica han sido referencias para mí, porque esa energía del expresionismo figurativo, del registro, y el trabajo de la superficie y el material son una manera de estar frente al soporte. El uso del color en la última exposición que vi de Nazco en la Agencia ATC de Santa Cruz, directamente me hizo llorar.
O el recuerdo de la primera vez que vi unos catálogos de Pedro González, de las series “Santa Cruz” y de la serie “La Pera”. Donde me resonó mucho el delirio, lo juguetón de su narrativa. Una característica que también quise reconocer en la exposición “A dos” de Maribel Nazco y Juan Pedro Ayala, en 2018, en la galería Magda Lázaro. La necesidad de hablar de pintura y hacerlo pintando, por encima de todo.

La Cogida, 2020. Técnica mixta sobre lienzo 100 x 100 cm.
¿A qué artistas contemporáneas (canarias o de fuera de las islas) admiras? ¿Con cuáles te gustaría trabajar?
Pues muchas, la verdad. Como colaboraciones pendientes me viene a la mente Mireia Tramut, Paula Fraile o Agus Rúcula, que lo dije ya desde 2020. Con Dafne Three me gustaría tener una nueva oportunidad después de casi 10 años.
En Canarias me gustaría pintar más con compañeras con las que ya he pintado en Tenerife: Federica Furbelli, Belen Déniz Martín, Elia Estévez o Manez.
Como deseos de colaboración futuras, ojalá, en México hay una cantera de muralistas con una escuela figurativa y de color que me tiene cautivada también ahora mismo: Ale Poire, Janin Nuz o Yuda. Y entre máximas referentes estarían Alba Fabre y Gleo. Me fascinan.

Live painting de Paula Calavera en Lapanera Espacio, 2024
Sueles recibir encargos por parte de diferentes instituciones, y aquí quiero meter un poco “el dedo en la llaga”. ¿Suelen poner muchos límites? ¿o dependiendo del proyecto te dejan más o menos libertad a la hora de crear crear?
La verdad es que con el tiempo, a medida que vas encontrando tu manera de trabajar en el sector, vas pudiendo llevártelo más a tu terreno. Porque al final se trata de encontrar tu manera de tratar ciertos temas en el espacio público, es decir, en la pintura mural muchas veces la narrativa de las temáticas sociales o politizadas se impone sobre los aspectos puramente estéticos o de discursos menos populares del arte contemporáneo. Por lo que hay ocasiones que tienes la oportunidad de hacer un proyecto basado en el uso del color o el impacto psicológico de una acción e intervención con un valor más abstracto. Pero en otros proyectos, como los encargos de temáticas populares y/o politizadas, el posicionamiento del discurso parece que viene dado. Y es complicado encontrar la manera de hablar honestamente, mediante la pintura y sin caer en los clichés y la tiranía de lo figurativo.
Sin embargo he de decir que esta exigencia hace que salgas de tu zona de confort y llegues a otros resultados, modifiques tu proceso o tu concepto creativo, llegando a otras maneras que luego podrás integrar. Es aprendizaje y es necesario, desde mi punto de vista, las cesiones, el diálogo, la búsqueda de posiciones intermedias ya que estamos trabajando en el sector de lo público, en la calle. Es la base de la convivencia de alguna manera. No imponer tu idea sino integrarla en lo que ya hay. Esa es una clave indispensable en el arte urbano.
Otra cosa es cuando la gente no respeta tu criterio o no se puede trabajar en una dirección común. Esos proyectos no salen o si salen no se llega a explotar el potencial de la acción y la creación. Sientes que no estás aportando y que es únicamente un trabajo. Cumplir. Pagar facturas.

Las Conjuras. Mural en Aulario de la ULL, 2018
Si pudieses elegir un lugar donde pintar un mural de forma libre, fuera de encargos. ¿Cuál sería tu espacio soñado?
Cada vez que paso por la Calle la Noria veo dos pasajes debajo del puente todavía vacíos. Del lado del TEA hay 3 bóvedas pintadas y este otro lado del barranco quedan 2 soportes por pintar. Y me gustaría uno para mí. El formato es precioso y la ubicación inmejorable. Ahí un desarrollo de color abstracto, por supuesto, nada de relatos figurativos.
Y otro tipo de soporte que me gustaría poder trabajar pronto es el suelo. La variedad de formas arquitectónicas susceptibles de convertirse en soportes murales es un reto. Y poder enfrentarlas desde el expresionismo y el estudio de color es la mayor de las libertades, en lo que a la acción de la pintura de gran formato se refiere, y en mi manera de vivirlo: un cuerpo a cuerpo con el espacio, el material y la escala.

Mural en Escaletras, 2024
Háblanos de tu última exposición, “Mental Tribe en Tagoror”, ¿cómo surge la idea? ¿Vas a seguir explorando esa línea discursiva?
Esta muestra tan reciente fue una idea de 2023, desarrollando ideas y visiones absurdas o surrealistas con mi amaga Patrilo Lorenzo, escuchando unos vinilos después de una free party de Basalto Sound System.
Tuve la oportunidad de empezar esta serie en 2024, gracias a la invitación del Espacio La Panera y tú Elena, de hacer obra nueva, empezar algo nuevo. Porque muchas veces sucede que no tenemos el tiempo de desarrollar algunas de las muchas ideas que nos vienen. Y se les pasa el momento.
Esta serie es una idea sobre la posibilidad de un viaje en el tiempo de la antigua población Canaria, prehispánica, a una free party en el presente en su territorio. Resultando de este viaje una conexión genuina entre el modo de vida de los pueblos indígenas de Canarias y los grupos juveniles que actualmente organizan raves en entornos naturales.
La imagen mental de la que surge el desarrollo es un guanche viajando en el tiempo, como en un tambor de lavadora con luces de colores, y apareciendo en su propia cueva o tagoror en presencia de una fiesta de música electrónica. Y quedando maravillado con la deriva de su pueblo.
Me gustaría este 2025 seguir trabajando en la serie. Dado que las obras que presenté en noviembre el La panera plantean la representación de figuras humanas tatuadas con grabados rupestres y acompañadas por animales que sirven como símbolo de identidad de cada uno de los diferentes pueblos que había repartidos en las diferentes islas. También he planteado unos registros más sintéticos de las figuras y algunos cambios en la paleta en los que necesito profundizar, trabajando en la linde entre abstracción y figuración. Fondo y figura quieren el mismo protagonismo en la escena.

Vista de la exposición Mental Tribe en Tagoror, en Lapanera Espacio, 2024
Las sillas. Háblanos de este objeto que antes representabas con frecuencia en tus obras más figurativas.
Pues las sillas son como alegorías a personas. Me resultan como fáciles de animar o personificar. Es un objeto con multitud de diseños que también dan información y tiene aportaciones estéticas en un objeto cotidiano que, además, sirve para recogernos. La silla tiene la presencia de la persona que estuvo y habla del tiempo al que pertenece por su aspecto. Y sus proporciones y formas son formas que nos hablan de cuerpos, aunque estos ya no estén. Imaginar nuestro propio cuerpo al sentarnos en determinada forma o diseño.
Y bueno, también me gusta sacar fotos de los muebles que encuentro en la basura. Me genera cierta ternura y atractivo visual de estas acumulaciones de objetos domésticos en la calle. Tengo una colección de fotos de basuras desde 2018. Y cierto fetiche con las sillas y sillones. Hace poco escribí “el camino correcto son sillones amarillo Yosemite”.

Fragmento mural CEPA. Finca Pancho
¿Cuál piensas que debería ser el propósito de una artista? ¿Sientes que, como mujer, tienes una responsabilidad especial a la hora de usar tu arte para reivindicar y dar visibilidad a ciertos temas o causas?
Para mí el arte o desarrollarme como artista ha sido y es una forma de trabajar individualmente, una necesidad personal de crear cosas como forma de autoconocimiento y conocimiento de la psicología de la percepción. Pero en el espacio público quizás las posiciones están más definidas, los espacios de intervención y los motivos y temáticas que se trabajan como lait motive sociales. Y entonces claro, tienes el espacio para posicionarte respecto a temáticas sociales, tienes que mojarte y elegir tu posición. Porque va junto con la práctica me parece a mí, el contenido social y el posicionamiento político que puedes adoptar para trabajar en la vía pública.

Fragmento del mural A la salud de Ofra. Servicio Canario de Salud, 2015
¿Dentro del medio, siempre te has sentido arropada por tus compañeros hombres?
Pues la verdad es que sí. Mucho. Muchos compañeros de esta escena me han apoyado y valorado y dado oportunidades. Empezado por mi maestro Severo Acosta. Y siguiendo por artistas de Tenerife como Ayoze Jiménez, Acon, Matías Mata, Erik Air, Juin o Feoflip, entre otros. Me han arropado e invitado a crecer mediante oportunidades y con su reconocimiento a mi trabajo.

Valla publicitaria. Proyecto CreAS, 2020
¿Nos puedes avanzar algo sobre los proyectos que tienes programados para este año 2025?
De momento estaré en Hybrid Fair este 2025. Gracias a la AICAV, junto a otras 4 Artistas: Emma Jane Bach, Cristina Millares, Óscar Deluis y Cristina Déniz.
Me gustaría encontrar un estudio pronto, que estoy un poco de aquí para allá pidiendo favores los últimos 9 meses que me fui mudé. Y seguir trabajando en Mental Tribe en Tagoror y en las cápsulas de pintura. Ojalá algo de cerámica y tierras.
Y en cuanto a pintura urbana me han invitado a algunos proyectos y asociaciones en Canarias para este 2025 que estamos cerrando ahora: en abril estaré en el CEMFAC de La Palma, colaboraciones con Madre del Monte y Mural Basement o Desidia Mural. Y en verano un proyecto para el suelo una vivienda de diseño en Gran Canaria. Y por último estamos concretando un proyecto de formación de pintura urbana a jóvenes mediante el programa de Merkarte junto a mi compañera Elia Estévez, para Cabildo de Tenerife.
Para terminar el diálogo me gustaría que nos contases qué te llevó a animarte a participar en esta iniciativa de Mujeres mirando Mujeres.
Pues llevo unos años siguiendo la plataforma porque me atrae mucho el formato y también por las redes que teje y la visibilidad que da. Y me hizo muchísima ilusión que Elena me plantease esta convocatoria para este 2025. Compartir un espacio de reflexión con otras artistas y comisarias en este formato me resulta muy rico para mi desarrollo.