Mariela Soldano, buscando la conexión de las historias personales con la memoria
DORA ROMÁN mirando a MARIELA SOLDANO
¿Quién es Mariela Soldano?
Mariela Soldano es una artista visual y gestora cultural argentina residente en Uruguay. Con una amplia formación académica, ha expuesto sus obras en diversos lugares tanto del continente americano como europeo, y cuenta con experiencia como docente y coordinadora de diversos proyectos.
Su obra es de corte existencialista, el cuerpo físico y la esencia íntima en enlace con vicisitudes del colectivo humano. La deconstrucción es una operación que se repite en sus proyectos. La vibración es una sensación presente en el modo de ver el cuerpo, el color y la música.
¿Cómo entiendes el arte contemporáneo?
Creo que el arte contemporáneo hoy debe ser un práctica que le aporte al ser humano un modo de experienciar la vida.
La vida es un tránsito, un cúmulo de experiencias y el arte contemporáneo es un modo de conexión potente conmigo, como artista, y con el mundo como parte de ‘el. Si además el espectador percibe un efecto con la obra, genera un sentimiento, pensamiento, sensación o reflexión intelectual, entonces en ese intercambio, se genera una experiencia compartida. Lo interesante es que cada quien ve y siente lo propio, y todas estas experiencias se acumulan en una misma como artista y vas cambiando de un proyecto a otro, como va cambiando lo que sucede en el mundo.
Así, unas veces quiero que se piense más; otras, que no se piense nada y se deje ir; o que se emocionen, quieran tocar o vincularse con algo más primario. La obra siempre surge de mi interior mas intimo, pero como el arte es mi manera de conectarme con la otredad, elijo lenguajes distintos para que esa comunicación sea más diversa, y por ende más rica.
En tus proyectos están presentes varias disciplinas artísticas: instalaciones, videoarte, obra plástica…
Es cierto que en mi cuerpo de obra hay una elección muy variada de lenguajes y técnicas diferentes para cada investigación. Como artista no me conformo con la repetición, y como ser humano me distancio de lo rutinario, de ahí mi búsqueda continúa hasta estar convencida de que el lenguaje elegido es el que realmente quiero usar para decir lo que quiero decir. Evidentemente, esto causa que cada proyecto necesite un proceso más largo de búsqueda, tanto en lo conceptual como en lo técnico, pero vale la pena.
¿Te identificas más con alguna de ellas?
La escultura ensamblada y la deconstrucción son técnicas que me gustan mucho. Digamos que desde un lugar muy infantil, esperanzado y juguetón, casi de inconsciencia, busco inventar un mundo nuevo. A veces, trabajos que realicé en 2D siguiendo un proceso casi filosófico y los recorté, deconstruí o reinventé, evaluando qué parte quiero o no para hacer la obra y reinterpretar los objetos a mi manera.
Este proceso de deconstrucción como una necesidad de romper lo establecido, de desafiar lo que existe y darle una interpretación diferente creo que me identifica bastante, no sé si es lo principal pero diría que sí es lo más íntimo e inconsciente.
¿Hay alguna seña de identidad que caracteriza tu obra?
Creo que es ese ese lado más rebelde, no en el sentido de irreverencia desde la destrucción sino de la posibilidad. La rebeldía de pensar por qué no se puede hacer algo que podría ser mejor, por qué no cuestionarse las cosas. Mario Benedetti en su hermoso poema “Yo no entiendo a la gente grande” pone su voz a un niño que hace una especie de listado de cosas que no comprende de los adultos.
Dormí con eses poema toda la vida en la cabecera de mi cama, y yo misma siento que muchas veces no entiendo la gente grande, no entiendo la envidia, la comodidad, la ambición, la política, la guerra, la discriminación, diría que eso son las cosas que claramente me desvelan, sobre todo lo vinculado a la violencia, lo entiendo como una falla intrínseca del ser humano, conectada con el ego deformado que tenemos y eso lleva como consecuencia la discriminación, la guerra, la pelea por fronteras… no entiendo que el ser humano no se dé cuenta de que si todos estamos mejor, cada uno individualmente estaremos también mejor.
Si me detengo a pensar si mi discurso artístico tiene sustento emocional, social o político, creo que están los tres juntos. Mi discurso es emocional porque tiene mucho de mi esencia más íntima, busca sentido al devenir de la vida en cada paso.
En lo que se refiere al diálogo con mi entorno, me cuesta entender el egoísmo de muchos actos sociales y políticos. Digamos que puedo pensarlos, pero afecta más profundamente y por eso los vivencio como emocionales.
Esa violencia afecta principalmente a las mujeres.
No entiendo qué sentido tiene la discriminación por color de piel o por género, lo maravilloso es que seamos distintos y desde ese lugar enriquecernos y ahí es donde el arte me permite elegir elementos, discursos y técnicas distintas, porque en cada uno de los proyectos abordo un aspecto mío y un interés propio.
¿Qué buscas transmitir con tus obras?
En el fondo creo que todas mis obras tienen algo en común, lo que intento decir es que la vida tiene mucho sentido, si la honramos al cuestionar continuamente, cada día, cada cosa, cada decisión. Mi búsqueda es desde lo más nimio, lo más sencillo, -que diría que es la infancia-, y desde lo más loco o fantasioso como el surrealismo. Algo así como haberme quedado en la etapa de los POR QUÉ.
Busco un sentido de reflexión, de cuestionamiento de quienes somos, qué hacemos, dónde vamos, cómo vivimos, morimos, transitamos, compartimos, nos aislamos, nos conectamos más con la tierra y con otros seres, nos conectamos con nuestra esencia en nuestro interior, de qué se trata esto de la vida, la muerte, lo íntimo. Es muy existencialista mi búsqueda: entender qué es este tránsito, que empieza un día que nacemos y termina otro que nos morimos y ya.
Por eso las esculturas ensambladas me permiten conectar con el pasado, con cosas que encuentro que hoy son basura pero que fueron otras cosas para otros seres del pasado, y me conecto con ese pasado reconstruyendo un elemento que ojalá fuera para el futuro. Me pasa lo mismo cuando trabajo con instalaciones o ahora con piezas de video, la observación y la pregunta están siempre presentes. Invito al espectador a preguntarse ¿qué es la vida? ¿qué estamos haciendo? ¿de qué trata todo esto? ¿Qué hacemos con el cuerpo que nos lleva? ¿Somos cuerpo? ¿Somos nuestras memorias?
¿Alguna obra que te haya impactado?
En una visita a un Museo en Alemania descubrí las Jaulas de Louise Bourgeois. Fue tremendamente intenso entrar en ellas, descubrir los colchones, los trapos, los muñecos… Me quedé horas mirando todo, sin poder despegarme, algo me apretaba el pecho, y pensé que eso era arte, el arte que quería dejar huella de su vivencia, un arte que no te da igual.
Hace poco, alguien que vio mis obras de Sostén en una galería me escribió diciendo que no entrabas y salías igual después de verlas, intento en ellas invitar sobre lo que te sostiene para ser coherente en tus decisiones, viviendo en este sinsentido cada día. Quisiera que en mis obras hubiera una intención y una reflexión tal como yo las viví en aquella exposición de Bourgeois y eso es lo que que busco no que digan que mi obra es linda en el sentido de liviandad de la belleza.
¿Tienes algún artista de referencia?
Si tengo que elegir a alguna referente elijo a Louise Bourgeois. El trauma hecho obra. Increible.
Pero a su vez, en cada investigación para desarrollar un nuevo proyecto, descubro artistas con perfiles tan diversos, y tan ricos que no retengo sus nombres.
Soy proclive a tirar las barreras tan estrictas entre lo que es diseño, arte, tecnología, naturaleza, sino todo lo contrario, los proyectos deben moverse por carriles transversales y un proyecto será más completo cuanto más se alimente de distintas disciplinas y mayor sea nuestra formación.
En ese sentido un artista que además de trabajar en el mundo del arte estudió biología es un gran referente. Alguien que es ingeniero, sin duda, porque piensa, crea, estimula desde otro lugar, quien es diseñadora de indumentaria y arista, hace lo propio y se separa de quien no lo es. Todos ellos, con sus perfiles diversos, y no salidos de fábrica de una única formación en arte, son mis grandes referentes.
Opino que hay que tirar fronteras y tratar de deconstruir compartimentos estancos. Eso permitirá que surjan espacios más enriquecidos y mezclar aportes transversales en una misma persona enriquece más el trabajo que si lo abordamos desde un único punto de vista. Esto en la vida en general, y si sos artista, ni hablar. ¡Mezclate!
Además de tu propia obra personal desarrollas otras facetas relacionadas con el arte..
Si, y me conforma tanto como el hecho de ser artista en sí. En ese objetivo de ser un ser mezclado en mi misma. Durante bastante tiempo sentí la necesidad de justificarme porque no había estudiado Bellas Artes a mis 18 años, hasta que un curador uruguayo muy reconocido me convenció para que no lo hiciera más, ¡no es preciso! . No justifico más: mi formación como artista es ecléctica como yo.
En su momento ví esas carreras como anticuadas, me pareció que no funcionaban como una expresión de lo contemporáneo, sino que más bien se encaminaba hacia los aspectos técnicos y eso no me interesaba. A mi me atraía comprender al ser humano, emprender una búsqueda vincular y de conexión más bien de preguntas y respuestas y decidí estudiar Comunicación como primera carrera de grado y después Diseño como segunda formación, además de numerosas formaciones en arte contemporáneo realizados en lugares como Buenos Aires, Alemania o el MOMA en NY, Uruguay, España. Y en ese camino autogestionado, crecí en paralelo como artista y como gestora.
Ese tránsito diverso, me da la fortalezas de la experiencia durante años en el mundo de la comunicación y el diseño de interiores, y me hacen sentir muy cómoda en el diseño expositivo. Una formación que en latinoamérica no existe, y yo creo que me he auto-formado para ello. Aquí aun eso lo hacen los curadores o comisarios. Y diría que no es lo mismo.
Lo mismo en lo que se refiere a la comunicación y management, mi perfil de gestión habiendo estudiado esas carreras y trabajado en esas áreas, en otras industrias, cuando no existía la gestión cultural me permite dirigir y gestionar Puertas Adentro casa de artista como directora y comisaria, con la sensibilidad y la mirada de la artista en el medio.
¿Cómo y por qué surge Puertas Adentro?
Puertas Adentro es un proyecto que incubé mientras hacía la Maestría de Diseño de Experiencias Culturales en la Universidad Valencia. Estuve un año entero buscando una especialización que me sirviera para confirmar lo que yo quería hacer de manera intuitiva, porque sentía que necesitaba un período de engrosamiento académico teórico antes de tomar una decisión como esta, y pensar cómo dar forma a una casa híbrida que pudiera sostenerse, que a la vez que casa familiar fuera también residencia artística.
Viví en Buenos Aires durante muchos años, un lugar con un colectivo enorme de artistas, y lo mismo en Montevideo, la capital de Uruguay, que aunque solo está a dos horas de aquí aparentemente está muy lejos. Maldonado, el lugar donde vivo es históricamente una ciudad solo de veraneo, de esas ciudades que tienen poca identidad porque la gente viene de paso, para estancias cortas y no hay intención de crear un entramado. Ahora somos más los que hemos decidido vivir permanentemente en este lugar, y desde que fundé Puertas Adentro se están generando en paralelo otros espacios. Aquí funcionamos desde un lugar sencillo e íntimo, sin un gran presupuesto, pero he logrado que la gente vea esto como algo muy auténtico y positivo, y ya hemos realizado varios encuentros y tres ediciones de residencias artísticas, en las que queda claro que esto es un lugar autogestionado, con un motor único que soy yo, pero sobre todo con mucha pasión y profesionalismo, y la gente lo agradece y ayuda a empujar hacia adelante. Esta vinculación física en la que yo actúo como bisagra conectora, es necesaria para relacionarse con el territorio, con la Naturaleza de la zona de chacras en la que estamos, y sobre todo para que los artistas que vienen de distintas partes del mundo se conecten con los locales.
Y lo mismo que yo siento que, aunque tenga los pies en tierra uruguaya, me gusta armar proyectos con personas de cualquier parte del mundo, he decidido que todos los que se quieran subir a este espacio híbrido de arte, esos artistas que no pueden viajar por diferentes motivos, tengan la posibilidad de acceder a una residencia y sentarse, enriquecerse con artistas de otros lugares, desde sus casas. Tomar lo virtual y lo físico como un todo, y al ser híbridos, experienciar la vida mejor.
Además, realizamos encuentros periódicos de temas concretos sobre los que debatimos y compartimos con libertad absoluta, discutiendo libremente sobre tales asuntos y generando un espacio de confianza, compartiendo sobre proyectos abandonados, proyectos que no llegaron a ningún lado, conversaciones que pueden suponer una posibilidad de avance y a los que asisten artistas de diversas disciplinas, uniéndose y reflexionando todos con sus saberes.
Además, es un proyecto dirigido especialmente a mujeres
Aunque no solamente, sí, porque siempre es más difícil para nosotras desarrollar nuestras profesiones fuera de nuestro lugar de vivir. Hay aquí algo de feminismo encubierto, pues Puertas Adentro les facilita la posibilidad de realizar de forma virtual una residencia, de estar en contacto con otros artistas durante un tiempo y, finalmente, presentar su obra en una exposición internacional, y si pueden, venir a la clausura. Este mismo planteamiento es útil para docentes que no pueden abandonar sus cursos durante muchos días para realizar las residencias.
¿Qué diferencias encuentras entre el arte actual latinoamericano y el europeo?
En Latinoamérica hay una revisión muy potente del colonialismo español, y con cierto enojo, por el aplastamiento que supuso sobre las culturas previas a la conquista española. Eso es algo que en Europa no existe.
En mi caso personal, valoro muchísimo todo lo que se está haciendo ahora en el arte sobre los pueblos originarios, sus lenguajes, sus vinculaciones con la tierra y los ancestros, todo aquello que claramente en el periodo de la conquista española no fue comprendido, pero soy nieta de españoles y tengo una visión dual porque la observación se hace desde el hoy cuando en otros momentos todo eso que nos estamos preguntando y que estamos criticando ni siquiera era pensado, y ahí hay un punto importante: la crítica entiendo que no es a España sino a la deshumanización de los procesos políticos económicos. Y, eso claramente debe ser observado.
Creo que la principal diferencia es que Latinoamérica está mirando para atrás, tratando de reordenar su pasado, mientras que en el caso europeo hay una mirada hacia adelante, más contemporánea y que tiene que ver con materias como la inmigración y las temáticas medioambientales.
Próximos proyectos ¿alguno soñado que te gustaría que se pudiera llevar a cabo pronto?
Sueño que cuando Puertas Adentro cumpla cinco años se pueda hacer un hermoso libro, una proyecto editorial a modo de bitácora de viaje de todo lo que ha pasado por acá en las residencias, en los encuentros y puestas en común, y poder contar y presentar a todos los artistas que fueron pasando.
A más corto plazo, quiero que Puertas Adentro pueda recibir duplos en diálogo de personas de saberes y lugares distintos, por ejemplo conjugar un docente de artes visuales de Uruguay con otro de Brooklin, o una persona que trabaje la temática de la tierra viviendo en Uruguay con otra de la India, o alguien que hable de los derechos de la mujeres en Latinoamérica con otra que sea feminista viviendo en España o Francia. Me interesa el cruce, la mezcla, y a la vez poder seguir acompasando Puertas Adentro con mis proyectos personales como artista. En ese sentido mi sueño más próximo es presentar muy pronto mi primera pieza de videoarte, ¡que ya está casi lista!.
Dora Román. Bio MMM. Web.
Mariela Soldano. Bio MMM. Web.