DOA OA, la explosión vegetal en el arte urbano
PILAR SÁNCHEZ MONJE mirando a DOA OA
El Arte, como forma de expresión humana, ha servido de reflejo de nuestra continua tensión con la Naturaleza. Una relación bipolar marcada por nuestra dependencia y nuestra soberbia, nuestra indefensión y maltrato. Pruebas de estas fluctuaciones las vemos manifestadas desde las paredes paleolíticas a las excelsas decoraciones vegetales barrocas, desde la minúscula proporción del ser humano en los sublimes paisajes románticos a los reivindicativos proyectos de Land Art.
Desde la segunda mitad del siglo XX, se han venido desarrollado prácticas artísticas sensibles a entablar una relación más cordial con el medio natural al tiempo que son transmisoras de una toma de conciencia. Son intervenciones que nos obligan a mirar y reflexionar sobre lo que conocemos, sobre nuestro pasado y a cumplir un compromiso medioambiental con nuestro futuro.
El arte urbano está siendo una herramienta fundamental para reclamar atención y la urgente puesta en marcha de acciones ante la grave crisis ecológica en la que estamos sumidos. Esta crisis está íntimamente ligada a cuestiones de injusticia social resultado de la desigualdad distributiva de los recursos. Los colectivos más frágiles, con las mujeres a la cabeza, son los primeros en sufrir sus consecuencias.
Por otro lado, una característica fundamental de este arte urbano es su ocupación del espacio público. De forma tradicional, las fuentes de pensamiento y opinión emanaron de círculos elitistas reunidos en los espacios formales de saber. Estas fuentes eran las únicas legitimadas para difundir conocimiento, lo doméstico, lo popular, quedaba en un segundo plano, en lo privado. La cultura urbana da la vuelta a este concepto y ocupa lo comunitario, reivindica otras formas de pensamiento y mueve a la acción desde el lugar, como bien sabe la publicidad, con la mayor proyección: la calle, lo cual no está exento igualmente de dificultades. Como afirma Amabel González Troncoso. “El grafiti es un regalo para ese mismo espacio público. El artista sabe que puede desaparecer. Lo pueden borrar las instituciones, o tapar la publicidad, pero asume ese riesgo”.
Doa Ocampo Álvarez, Doa Oa (Sober, Lugo, 1986) desarrolla su obra explorando estas líneas de trabajo: el compromiso ecologista, la reflexión colectiva sobre nuestro acervo cultural y la comunicación desde el arte urbano. Un par de ojos, cerrados o abiertos, estampados en los muros de las ciudades y acompañados de la frase abre os olhos (abre los ojos) nos plantea, de una forma simple, que debemos mirar, estar atentas. La artista nos interroga para que volvamos la mirada sobre aquello que se invisibiliza.
Porque, como ella misma escribe, “Un dónde nada hay, todo es posible”. Estos ojos nos miran y también nos incomodan. Quedan fijados en nuestro paisaje cotidiano. Algunos de ellos quedaron estáticos en las paredes, otros, efímeros, fueron proyecciones de luz, otros más saltaron a las telas, a nuestra ropa, a ondeantes banderas en los que la mirada se dispara al universo.
Su pintura mural se desarrolla bajo una metodología bien definida. Estudia e investiga sobre los elementos vegetales del paisaje, el entorno y su relación con las gentes que lo habitan. La forma en la que la artista se enfrenta a este cometido está basada en el consenso entre la comunidad y la artista fundidas ambas dentro del espacio a intervenir. Para la artista adquiere más relevancia este proceso, la experiencia, el aprendizaje, la interacción con el lugar, la cultura y las personas que el producto final en sí.
Sin embargo, el resultado es brillante: diseños que insuflan oxígeno a los lugares que habitamos, regenerando su presencia ante nuestros ojos, embelleciendo el edificio y lo que le rodea. Pero no podemos verlo como un mero juego decorativo o de revalorización inmobiliaria. Doa busca dar luz, en el sentido de destacar, aquello que se ha perdido, algo que formaba parte de nuestra identidad y acervo cultural: nuestro entorno y la vegetación antropológica que nos ha servido de medicina y alimento.
Es así como surge Reforestando en 2014 con una doble intención. Por un lado, hablamos de volver a repoblar lo vegetal, que vuelva a nacer, para destacar la belleza de la biodiversidad y abrir su conocimiento para mudar nuestro modelo de consumo. Y por otro, hacerlo en nuestra cercanía, recuperando espacios comunitarios. “Cultivar vacío” escribe Doa, conocer para empatizar y que resulte más fácil respetar.
Sus pinturas lo ocupan todo: medianeras y fachadas, a lo alto y lo ancho. A la manera de ilustraciones botánicas pinta flores, hojas y frutos en una proporción extraordinaria, inundando de color y de sinuosas formas construcciones invisibilizadas por la homogeneidad urbanística, por el paso del tiempo o por su localización periférica. Sus diseños parecen identificarse con el pensamiento de Georgia O’Keeffe: “en cierto modo, nadie contempla realmente una flor. Es tan pequeña -no tenemos tiempo-, pero para mirar se necesita tiempo de la misma forma que las amistades requieren tiempo. (…) Entonces, me dije, voy a pintar lo que veo, lo que significa la flor para mí. Pero voy a pintarla grande para persuadir a la gente de que se tome el tiempo necesario para contemplarlo”. Doa Oa nos regala ese tiempo para contemplar, comprender y dar valor a la naturaleza y al espacio donde se instala.
La elección de la planta no es aleatoria, como ya comenté es fruto del estudio de la zona y de un proceso de diálogo con la comunidad. Doa visibiliza los saberes de las mujeres y su vinculación con la Naturaleza. Con la ruda y la belladona que representa en el mural “Xuntas sanamos”, en Tomiño, dentro de la campaña Mulleres en Acción: Violencia Zero de la Diputación de Pontevedra, rinde homenaje a aquellas curanderas o menciñeiras, poseedoras y transmisoras del conocimiento sobre las artes medicinales, relegadas a lo privado y por tanto duramente perseguidas.
La reivindicación ecofeminista se revela en el objeto de la obra. Lejos del error de asociar simplemente flores con mujeres, Doa utiliza el medio vegetal con conciencia ecológica y ahonda en su connotación social. Como comenta Teresa Alario Trigueros cuando transcribe las palabras de Ruth Lowe Hubbard, “nuestra tarea [la de las mujeres] consiste en reinventar una relación que realice la unidad del género humano con la naturaleza y que trate de comprender su funcionamiento desde dentro”.
Pero también hay una llamada de atención desde la práctica. El arte urbano ha sido un campo complicado para el desarrollo de las mujeres artistas. Si bien es verdad que su participación está creciendo, aun se evidencia un desequilibrio. Recordemos que lo público, además de elitista, ha sido una posesión tradicionalmente masculina. Por eso son necesarias las iniciativas que muestran el talento de las mujeres en el grafiti y la pintura mural como el Delas Fest, organizado por 7H Coop.Cultural, el primer festival europeo en este ámbito con perspectiva de género donde Doa Oa participó en 2021 con una instalación en Bertamiráns (Ames). Los vecinos y vecinas le proporcionaron información sobre la vegetación comestible local para, finalmente, realizar un mural en la Casa de Barbazán donde las hojas, los tallos y las enormes flores de la Eruca vesicaria (rúcula silvestre) abrazan la última casa antigua, como la artista piensa, como una coraza de protección ante su demolición.
Reforestando ha recorrido el mundo apegándose al territorio y a las comunidades, cultivando plantas locales en las paredes de lugares en riesgo de desaparición o de interés social. Así, en Ferizaj (Kosovo) se abrirán las flores de Rosa Canina (Rosal silvestre). El Ruscus aculeatus (Gizbarbeiro) trepará los muros del mercado en Rigueiró dos Vinhos, (Portugal). El Triflollium pratense (trébol rojo) reforestará Espacio Oculto en Madrid.
Cultivará en el parque Horta de la Sinia en Vic (Barcelona) la medicinal Verónica pérsica. En Picassent (Valencia) florecerá la Cichorium intybus (Achicoria); la belleza autóctona del Allium roseum (Ajo de la culebra) se abre en el barrio de San Blas de Cáceres; un Gossypium o planta del algodón ilustra una fachada en los Chaos de Monforte de Lemos (Lugo); la Salvia officinalis (Salvia) se asoma al mar desde Can Picafort en Mallorca; un lienzo del patio de la Facultad de Bellas Artes de Sevilla se ilumina con las hojas y frutos del Quercus ilex (la encina). Y así podíamos seguir citando un número sinfín de intervenciones murales que continúa expandiéndose.
Una intervención mural más minimalista es la realizada en 2012 en las Azores, Contrailhas, Sobre la base encalada, y a modo de esgrafiado, cartografía el archipiélago señalando los puntos históricos de su actividad sísmica.
De una forma más íntima, Experimentum(s) es una serie de diseños en papel donde el color desaparece dando paso a sombras sugeridas por la estampación en seco. Los motivos, geométricos y de inspiración vegetal, quedan en relieve. En otros casos se produce un interesante juego entre la materia, la tinta y el vacío producido por cortes en el propio papel, como ya ocurriera en Contrailhas.
Esta temática de lo íntimo impregna también su colección de fotografías, Ambiguando, donde el detalle, la casualidad, lo vegetal y el paisaje se captan sin engaños.
Doa Oa es apego al territorio y compromiso con nuestro patrimonio vegetal, y su obra, un regalo a nuestra mirada.
Pilar Sánchez Monje. Web. Bio MMM.
Doa Oa. Web. Bio MMM.
Otras publicaciones de Pilar Sánchez Monje en MMM: Luz Darriba