DARLYN CARRERA KRAUSE mirando a LISA GRANADA

 

Pequeños gestos como preparar una taza de té en una tarde invernal, disfrutar del café matutino o garabatear en un cuaderno parecen actos insignificantes, pero encierran un significado que va más allá de la simple repetición diaria. Estos instantes, impregnados de automatismos y gestos inconscientes, junto con los objetos que los acompañan, reflejan nuestra presencia en el mundo y nuestra propia identidad. En la cotidianidad, estos rituales sutiles dan forma y sentido a nuestra existencia, marcando un ritmo que nos ancla y nos define. Lisa Granada (Bogotá, 1991) comprende que la «repetición» de hábitos no es una mera trivialidad, sino una narrativa personal que deja huella en nuestra manera de estar en el mundo.

Con su práctica artística, Lisa Granada se inserta en la cotidianidad de las personas. Para ello, (re)valoriza objetos mundanos que forman parte de esa cotidianidad, elementos que suelen permanecer desapercibidos como objetos de valor: posos de café, bolsitas de té, fichas de juegos de mesa tradicionales, etc. Para Granada, estos objetos no son meros desechos; son portadores de narrativas únicas y personales, vestigios de momentos de la vida que, en su aparente banalidad, encierran una profunda humanidad. Sus obras plantean una reflexión crítica sobre la vida cotidiana y su potencial para configurar nuestra percepción de los espacios personales y colectivos. Estas obras se configuran, a su vez, como experiencias artísticas participativas y reflexivas que cuestionan las nociones establecidas de límite y monotonía. A través de obras que se mueven en las intersecciones de la escultura, la performance, el dibujo e incluso el textil, Granada profundiza en cómo nuestras prácticas cotidianas, moldeadas por contextos sociales y culturales, son espacios fértiles para repensar las nociones de límite y frontera. Dichas ideas no se asumen como naturales o fijas, sino como constructos susceptibles de ser cuestionados y transformados. Granada no se limita a crear objetos permanentes, sino que incorpora elementos efímeros y participativos que desafían los requisitos materiales de lo que entendemos por obra de arte. Sus esculturas no son objetos inmutables, sino procesos vivos, en evolución, que invitan al espectador a reflexionar sobre su propia acción.

Cartografía inconclusa, Lisa Granada | Mujeres Mirando Mujeres | Darlyn Carreira Krause

Cartografía inconclusa. Bolsas de té. 9,50 × 3,60m aprox. Desde 2016. Foto: cortesía de la artista.

Si nos acercamos a «Cartografía inconclusa» (un proyecto en desarrollo desde 2016), por ejemplo, observamos que la artista se sirvió de bolsitas de té ya consumidas. Entretejiéndolas como si de una gran tela infinita se tratase, desafía las nociones de lo que entendemos por escultura. Su belleza reside no solo en su monumentalidad, sino también en los múltiples colores, matices y fragancias fruto de las diferentes hierbas y especias que contenían estos envoltorios. De forma simultánea, la obra también responde a nuestra presencia y a la de su entorno: se mueve y contonea suavemente al compás de nuestros movimientos mientras la observamos desde distintos ángulos y transforma sus matices de color en función de nuestra perspectiva y la incidencia de la luz. Así pues, «Cartografía inconclusa» es el resultado de un dibujo colectivo que se transforma en un objeto que transgrede su propia bidimensionalidad e inmutabilidad.

Cartografía inconclusa, Lisa Granada | Mujeres Mirando Mujeres | Darlyn Carreira Krause

Cartografía inconclusa (detalle). Bolsas de té. 9,50 × 3,60m aprox. Desde 2016. Foto: cortesía de la artista.

Recuerdos entrelazados, Lisa Granada | Mujeres Mirando Mujeres | Darlyn Carreira Krause

Recuerdos entrelazados. Hilos de té tejidos. ø 80cm, aprox. Desde 2019. Foto: cortesía de la artista.

Asimismo, la predilección de Granada por determinados materiales y su modus operandi enlazan con las corrientes artísticas de la segunda mitad del siglo XX. Sus obras se acercan a una estética posminimalista que evoca el legado de artistas tan significativas como Doris Salcedo, Delcy Morelos o incluso Eva Hesse, entre otras; artistas que desafiaron y continúan desafiando las concepciones tradicionales del arte al integrar materiales cotidianos y orgánicos como portadores de significado y dignos de valor estético. Granada encuentra en este linaje una fuente de inspiración y también un marco para expandir su propia práctica artística. Su sensibilidad hacia lo efímero y lo orgánico remite al trabajo de Eva Hesse, quien exploró las posibilidades del material como un medio expresivo en constante transformación. Asimismo, la manera en que Granada aborda la memoria y los objetos como catalizadores tiene una resonancia particular con la obra de Doris Salcedo, cuyas esculturas interpelan de forma visceral las huellas del trauma colectivo. Su interés por lo ritual y lo sensorial tiene reminiscencias de Delcy Morelos, cuyas grandes instalaciones plantean una experiencia inmersiva y meditativa. En el caso de Granada, estas influencias se entretejen para dar lugar a un lenguaje propio que no solo revaloriza materiales humildes, sino que también invita al espectador a una experiencia holística y reflexiva.

Lo que dejamos atrás, Lisa Granada | Mujeres Mirando Mujeres | Darlyn Carreira Krause

Lo que dejamos atrás (detalle). Dominós de carbón, instalación. 2022. Foto: Patricia Paryz.

Hasta aquí, Lisa Granada | Mujeres Mirando Mujeres | Darlyn Carreira Krause

Hasta aquí. Instalación, performance. Sello y pintura, medidas variables. 2022. Foto: Patricia Paryz

Otro aspecto clave de la obra de Lisa Granada es su interés por el acto de la «repetición», presente en toda su práctica artística. Desde la recolección de materiales destinados a transformarse en arte hasta la manipulación de estos mediante gestos reiterativos —dibujar patrones, coser hilos o estampar sellos—, cada acción se convierte en un ritual introspectivo que reafirma su condición de artista y la conexión entre ella y las historias personales que captura. Esto se manifiesta especialmente en la performance «Hasta aquí», del año 2023. Durante varios días consecutivos, la artista llevó a cabo un intenso e incesante acto de repetición, estampando las palabras «Hasta aquí» en las paredes de una de las salas de exposiciones de la Villa Merkel en Stuttgart. Con una persistencia inquebrantable, Granada cubrió las superficies de la sala hasta convertirlas en una manifestación física del peso y significado de estas palabras, que se multiplicaban y superponían hasta difuminar la frontera entre la acción deliberada y la compulsión obsesiva. En ese proceso, el enunciado inicial, que podía interpretarse como un gesto de delimitación o resistencia, se expandía hacia significados más ambiguos, transformándose en un eco material de agotamiento y persistencia.

Hasta aquí, Lisa Granada | Mujeres Mirando Mujeres | Darlyn Carreira Krause

Hasta aquí. Instalación, performance. Sello y pintura, medidas variables. 2022. Foto: Tino Kukulies

Hasta aquí, Lisa Granada | Mujeres Mirando Mujeres | Darlyn Carreira Krause

Hasta aquí (detalle). Instalación, performance. Sello y pintura, medidas variables. 2022. Foto: Tino Kukulies

Hasta aquí, Lisa Granada | Mujeres Mirando Mujeres | Darlyn Carreira Krause

Hasta aquí (detalle). Instalación, performance. Sello y pintura, medidas variables. 2022. Foto: Tino Kukulies

Ese mismo año, Granada presentó por primera vez otra obra destacable: «Was wir hinter uns lassen» («Lo que dejamos atrás»), una pieza performativa que aborda la crisis internacional provocada por la guerra ruso-ucraniana. En esta obra, la artista se introduce por primera vez en cuestiones políticas al abordar las huellas que las decisiones de otras naciones dejan en su país natal. Como colombiana residente en Alemania, fue testigo directo de las repercusiones que la guerra ha tenido en la política y la economía germanas y de su reverberación más allá de las fronteras europeas.

Para «Lo que dejamos atrás», la artista creó piezas de dominó con carbón mineral, un material de gran carga simbólica. En los últimos años, Colombia ha aumentado considerablemente las exportaciones de carbón a Alemania, debido a la preocupación de este último por la escasez de suministro energético vinculada a las tensiones con Rusia. Esta obra evidencia un fenómeno global que muchas veces pasa desapercibido: cómo un conflicto en una región puede desencadenar un efecto dominó de consecuencias económicas, sociales y ecológicas en otras partes del mundo. En el caso de Colombia, el aumento de la extracción de carbón para satisfacer las demandas internacionales amenaza tanto los recursos naturales como el equilibrio social y ambiental de las comunidades locales. Para completar su propósito, «Lo que dejamos atrás» requiere la participación directa del público. Las personas que se sientan a jugar al dominó acaban con las manos manchadas de carbón, un gesto que simboliza nuestra participación involuntaria en un sistema de consumo y explotación. Este recurso performativo enfrenta al público con su papel dentro de la dinámica global, transformando la experiencia en algo vívido y significativo. La artista consigue señalar con sensibilidad y eficacia los límites y las consecuencias de nuestras acciones, porque todos los que participamos nos ensuciamos inevitablemente las manos.

Lo que dejamos atrás, Lisa Granada | Mujeres Mirando Mujeres | Darlyn Carreira Krause

Lo que dejamos atrás (detalle). Dominós de carbón, instalación. 2022. Foto: Tino Kukulies

La obra de Lisa Granada es transformadora y poética: trata la experiencia y la memoria tanto individual como colectiva, a la vez que explora cuestiones fundamentales para el arte contemporáneo a nivel técnico y conceptual. Su práctica artística es un recordatorio de que nuestra manera de vivir no es solo una sucesión de hábitos; es el reflejo de nuestras elecciones, nuestra forma de abordar la vida y de dejar huella.

Darlyn Carrera Krause. Bio MMM.
Lisa Granada. Web. Bio MMM.