Cuerpo y Resistencia: Prácticas artísticas de mujeres
PAOLA CORREA presenta CUERPO Y RESISTENCIA
Proyecto de la Fundación Cultural Waja – Bogotá, Colombia
En 2021 la Fundación Cultural Waja realizó en Bogotá el proyecto de creación performativa “Cuerpo y resistencia: prácticas artísticas de mujeres” [1], instaurado desde el lugar del agenciamiento corporal, la enunciación femenina, la organicidad, lo vivo del proceso creativo y la resistencia poética de un grupo de once mujeres.
Después de varios meses de una obligada distancia social aquellas mujeres se juntaron y encontraron para manifestarse, explorar con sus cuerpos, ocupar espacios públicos y lugares dedicados al arte en la ciudad, desde sus preguntas y sensibilidades sobre lo que significa ser y vivir como mujer. El proyecto se soportó en la singularidad de sus discursos e imágenes corporales mediante el despliegue y acompañamiento de procesos de creación performativa. Acudimos al arte de la performance por su potencia para desestructurar, quebrar, confrontar, dudar, dar espacio a otras voces y relaciones con el mundo, interrogando el cuerpo de las mujeres desde su propio hacer.
El proyecto también reveló que las formas particulares de ser, pensar y crear de las mujeres, construyen otros sentidos e instauran posturas críticas sobre realidades y hechos que urden la vida íntima, privada y pública desde un lugar de la resistencia. Esta comprendida como un accionar no domesticado de los cuerpos en un marco blando, por decir dúctil, de los procesos de creación performativa; la resistencia, un punto de fuga a lo establecido y a la homogeneización de los cuerpos, una posibilidad de contacto, de transformación; la resistencia sentida como una capacidad plástica que da paso al disenso.
El laboratorio de creación
Los procesos de creación performativa se dieron en modo laboratorio desde un compartir y una transformación constante de experiencias para mirarse, mirar a la otra, detonar la fuerza del cuerpo y producir conocimiento. El laboratorio se desarrolló en un formato híbrido y colectivamente, cruzando acción y pensamiento desde diálogos horizontales con interlocutores, un alto grado de experimentación y una primacía de los procesos de creación sobre los resultados. Esta forma generó una interconexión de afectos y confianzas entre las mujeres y el arte de la performance, a la vez que permitió profundizar en lo que significa poner el cuerpo como materia en la práctica artística, reconocer las distintas declaraciones políticas de las participantes, descubrir la fuerza poética, dejarse permear por los hallazgos y reinterpretar el propio hacer de cada una.
El laboratorio agrupó tres componentes entrelazados para aportar a los procesos creativos: las sesiones de laboratorio, la palabra y las tutorías personalizadas. Las sesiones de laboratorio se soportaron en la experimentación en tanto umbral detonador de preguntas por el cuerpo, su capacidad poética y de agencia política. En las sesiones se ofrecieron herramientas creativas desde modos de hacer multidisciplinares otorgando un amplio y diverso espectro de posibilidades a los procesos de creación de cada mujer, a partir de una serie de ejercicios corporales y exploraciones performáticas que habilitaron experiencias físicas y sensoriales, el riesgo de exponerse, la conciencia, la postura corporal, así como la pregunta por la resistencia.
La palabra, expresada en el diálogo y la voz, se dio a través de conversaciones virtuales y presenciales articuladas por las propias participantes de acuerdo a lo acontecido en las sesiones del laboratorio. En ellas se tensaron asuntos vinculados con la política, las representaciones sociales, la poética corporal de las mujeres, lo que tienen permitido y no, la identidad, la protesta social, la memoria, la resistencia y el silencio. Estos diálogos conformaron una plataforma fértil para manifestar la voz singular de las mujeres en un espacio de libertad, tranquilidad y cuidado.
Las tutorías personalizadas se enfocaron en un pensar/hacer agudo sobre los procesos de creación performativa. Invitamos artistas de distintas latitudes y lenguajes a activar la creación de performances y su vínculo con el rol de las mujeres en un contexto transformado por la pandemia, debido a que este nuevo marco de realidad viró a otras preguntas por el lugar del cuerpo, el ímpetu de la performance y su capacidad de resiliencia, además de una urgencia por la presencia, la cercanía y el contacto físico en las prácticas artísticas corporales latinoamericanas.
Muestras públicas
En “Cuerpo y resistencia: prácticas artísticas de mujeres” se organizaron dos muestras del estado de los procesos de creación de las mujeres participantes: la primera, en la Sala de Exposiciones Débora Arango del Centro Cultural Gabriel García Márquez y, la segunda, en espacios públicos de Bogotá. En las muestras se incluyó la exposición presencial y virtual en vivo y en diferido de diversas prácticas artísticas corporales. Adicionalmente, se diseñó una página web en tanto una plataforma de archivo y memoria del proyecto y del arte de la performance en Colombia.
La primera muestra sucedió como un laboratorio que desencadenó un constante hacer en el espacio expositivo, caracterizado por la multiplicidad de formas de presentar los procesos de creación performativa, incluyendo el montaje y desmontaje, así como una serie de ejercicios colectivos y conversatorios con las artistas y los públicos.
Se presentaron instalaciones con video performance, acciones en vivo de largo aliento, transmisiones en tiempo real, video performance, gestos performáticos y laboratorios abiertos desde la naturaleza y vivencias de cada mujer. Estas prácticas indagaron sobre lo que se puede y no decir, qué urge manifestar a las mujeres, el lugar de lo público, lo cambiante de la identidad, la herida, el peso del testimonio, la apariencia física, el borramiento de los límites de las formas de vida, el espacio doméstico, su relación con el afuera, el linaje femenino y el territorio.
En la segunda muestra el espacio público convocó los cuerpos de las participantes derivado de las profundas afecciones y experiencias de la primera muestra. ¿Cómo continuar los procesos de creación?, ¿qué pasó con los deseos e investigaciones propias?, ¿cómo retornar al espacio público? Estas y otras preguntas se activaron por el cambio de formato de exposición: de un espacio cerrado y cómodo a lugares públicos con otras dinámicas y tensiones de fuerzas.
El paso fue complejo y lleno de dudas, por lo mismo, absolutamente potente para las mujeres, el proyecto y el arte. Cada mujer encontró su manera de compartir en público hasta conformar una muestra heterogénea de acciones corporales que tejió distintos sentidos sobre el sonido, la violencia de género, los cánones de belleza, la memoria, lo íntimo, los desaparecidos, la experimentación en colectivo y la conexión con la tierra. Estas acciones se revelaron como actos de resistencia frente a la domesticación y el deber ser del arte de las mujeres.
Resonancias colectivas
El proyecto produjo dos resonancias colectivas: la primera, “Las bañistas”, una exploración que cuestionó los estereotipos y cánones sociales del ser-hacer-mujeres desde la iconografía pictórica de la mujer, utilizando un cuadrado de tela blanca como lugar simbólico de lo posible: al ingresar al lugar se activaron poses y posturas corporales que interrogaron dichos patrones, provocando “desrepresentaciones” del ser-hacer-mujeres.
La segunda resonancia fue “Susurradoras”, un colectivo de presencias femeninas que desató el susurro como resistencia y el vagabundeo en tanto dispositivo performático de relación. “Susurradoras” surgió en este proyecto por el deseo de las participantes de accionar en colectivo y en espacios públicos, a partir de la encarnación y la objeción a las asignaciones sociales de las mujeres.
[1] Nota de contexto. Es importante mencionar que el proyecto se desarrolló en medio de una serie de protestas sociales en Colombia, marcadas por el abuso del poder estatal y la violencia descarnada de sus fuerzas armadas hacia la población civil. Las protestas fueron producto de un absoluto descontento social frente a las políticas públicas del gobierno en turno.Artistas participantes del proyecto: Elizabeth Tascón, Sayri (Stefanny Morales), Diana Molina, Laura Riaño, Colectivo Andanza (Yaqueline Parra y Angie Arango), Sule Suárez, Andrea Martinez, Sören Molano-Cajamarca, Luz Adriana Vera y Omaira Joya.
Coordinación del proyecto: Paola Correa. Artista de performance y gestora cultural y Gustavo Gutiérrez. Artista y realizador audiovisual.
Fotografías archivo documental Fundación Cultural Waja: Paola Correa y Gustavo Gutiérrez.
Paola Correa. Web. Bio MMM.
Web del proyecto Cuerpo y resistencia.
Web de la Fundación Cultural Waja.
Blog del Laboratorio Experimental de Performance.
Imagen destacada: Sesión de laboratorio. Parque Guernika, Bogotá. Participante Laura Riaño.