Fuera de horario. Isabel Martí.
CHIARA CARZAN mirando a ISABEL MARTÍ
Isabel Martí es una artista amateur. Su arte habla de todas las mujeres que, como ella, desafían los roles tradicionalmente asignados al dedicar tiempo «fuera de horario” a la creatividad.
Para comprender su arte, es esencial conocer su historia.
Nacida en 1960 en la huerta de Valencia, Isabel Martí creció en un entorno natural, entre lagartijas, ranas y ratas de marjal. Desde muy joven joven empieza a trabajar para ayudar a su familia, el trabajo dentro y fuera de la casa fue una constante en la vida de la artista.
En la adolescencia se sumergió en el mundo artístico como musa, en un grupo de rock llamado “Ventall”. Luego con el colectivo de artistas “Pinça”, ubicado en l’Horta Nord del país valencià, Isabel Martí entendió que ser mujer no es solo ser musa y empezó a explorar su habilidad para la escritura, ganando reconocimiento en varios concursos en los que participó.
Esta fase de su vida la conectó con diversos talentos creativos, estableciendo relaciones significativas con poetas como Manel Alonso, Xavier Roig y Vicent Penya. Además, compartió experiencias con pintores destacados como Josep Llopis y Jaume Panera, así como con fotógrafos como Pep Cristal, Vicent Salvador y Maria Josep Bermúdez.
El matrimonio con Martíllopis, uno de los artistas con los que compartió su vida artística, fue un paso importante en su viaje personal. De esta unión nacieron dos hijos, añadiendo nuevas dimensiones a su vida entre el arte y la familia.
Boda de Isabel Martí. Rafelbunyol.1981
Incluso durante esta etapa en la que combinaba responsabilidades laborales con los cuidados familiares, Isabel Martí nunca abandonó su afán por la creatividad.
Comenzó a coser retazos de colores con restos de manojos de lana que le proporcionaban las madres de su esposo y la suya. Esta práctica indica una conexión profunda con la expresión artística a través de la costura y simboliza la integración de las influencias familiares en su obra, fusionando las tradiciones y experiencias compartidas a través del tejido.
Al cumplir cincuenta años, la artista se dedicó a explorar su pasión por la pintura, inscribiéndose en el taller de Josep Llopis y luego en la universidad senior. Aprendió a trabajar con óleo de la mano de Mery Sales y se sumergió en la abstracción del color bajo la tutela de Rafael Calduch. Participó en exposiciones colectivas y exploró diversas técnicas abstractas, desde el frottage hasta la deconstrucción.
Las lecciones de Calduch fueran fundamentales para la artista, influyendo en los colores cargados de sensaciones y emociones de sus obras abstractas. Su viaje artístico, que abarca diversas técnicas y estilos, refleja una evolución continua y una conexión con la esfera emocional.
Work in progress. 2012
La trayectoria artística de Isabel Martí evoluciona hacia una etapa en la que, con los años y las experiencias acumuladas, siente la necesidad de compartir su perspectiva sobre la vida de las mujeres que trabajan y cuidan. Su expresión artística se convierte en un medio para narrar historias que reflejan las vivencias de muchas mujeres que, queriéndolo o no, han desempeñado el papel de cuidadoras.
La participación de Isabel en exposiciones colectivas en lugares destacados como Arco en Madrid y Art Libris en Barcelona indica un reconocimiento más amplio de su obra en el ámbito artístico. Además, su presencia en el Centro Cultural de México, su participación en el grupo LAPASSA, con acciones realizadas en festivales y espacios culturales en Valencia, y su inclusión en exposiciones universitarias en Valencia, Altea y Teruel revelan su deseo de compartir su mensaje en diferentes contextos y lugares.
Work in progress. 2014
La trayectoria artística de Martí se ha extendido a lo largo del tiempo, transitando por diversas etapas. Cada fase de su vida contribuye a la riqueza y complejidad de su obra.
La pintura es, sin duda, la primera etapa. Isabel Martí no es una pintora del color, pero sus colores son radiografías de sí misma. El azul celeste, sublime, lleno de esperanza y de vida; los ocres terrosos, propios del campo y de la huerta donde se crio; la pureza del blanco, su firmeza, su inocencia. Todos sus colores, contrastan con la realidad diaria de consumo y auto-explotación. A nivel técnico, trabaja la pintura a partir de tierras y pigmentos. Estos y sus devaneos provocados por las aguadas múltiples son el rizoma de su proyecto.
Murieron en silencio y solos. Alboraia. 2020
La artista con tintas y pigmentos crea un otro mundo lleno de empatía, de feminismo y de “nosotros”. Un proyecto intimista, donde el cromatismo y las texturas se unen para formar un solo cuerpo.
Como hemos visto, la artista comparte un vínculo con mujeres que, al margen de los horarios laborales, se entregaron al arte. En el ámbito de la pintura, encontramos una similitud notable con Séraphine de Senlis. Nacida en 1864 en una familia modesta, Séraphine dedicaba sus noches, en momentos de solitaria enajenación, a la creación artística. Este paralelismo destaca cómo, a pesar de contextos y épocas diferentes, mujeres como Isabel y Séraphine hallaron en el arte una expresión vital fuera de las obligaciones cotidianas.
Blue serenade. Russafa. 2014. 23 x 23 cm
Aunque la pintura sigue siendo fundamental, el reciclaje y la costura también han conformado su repertorio.
La costura es una de las armas más poderosas que ha permitido a las mujeres artistas abrirse paso en un mundo del arte, acaparado por lo occidental, lo blanco y el masculino.
El hilo, al igual que el hilo umbilical, nos permite aunar y soldar. Al mismo tiempo la aguja es necesaria para tejer un “nosotros”, para atar nuevos lazos, repuntar nuevos sentimientos para un todo común, lejos de la competencia agresiva e individualista del mercado laboral y del machismo dominante de nuestra sociedad.
Al igual que Maria Lai, artista italiana más conocida por sus prácticas textiles, las obras de Isabel Martí simbolizan la emancipación femenina al representar el trabajo de las mujeres, a menudo realizado delante de un telar.
Work in progress. 2023
“Fuera de horario”, da título a su último trabajo con las telas. Con la costura y reciclaje de telas manchadas de hogar, Isabel Martí explora realidades interiores. Risas y lágrimas de recuerdos íntimos, realidades compartidas con el otro. La obra está realizada a partir de retazos de sabanas que sus vecinas le han regalado. Un manto de recuerdos de esas mujeres que han dedicado su tiempo al cuidado de la casa, la familia y las personas.
A través de esta obra, la artista hace referencia a Mierle Laderman Ukeles, artista feminista de la segunda mitad del siglo XX. Una artista de «trabajo sucio», que hizo visible la vida cotidiana de las mujeres, a menudo oculta e invisible. Entre 1973 y 1976, Ukeles, fue autora de una serie de diecisiete performances donde trastocó la idea de cuidado y tareas domésticas. Las performances empujaban el observador a cuestionar las divisiones sociales y a dar crédito a las mujeres que llevaban a cabo tareas fundamentales, y a la vez invisibles, para la vida de la comunidad. Con el mismo principio Isabel Martí, ama de casa y artista amateur, en su labor diaria, al igual que una performance intencionada, desafía este papel, reclamando un espacio para su creatividad y reciclando telas para rescatar memorias que no deben olvidarse.
Fuera de horario. Ayodar. 2023. 3500 x 4500 cm
La memoria es otro de los sustratos que se puede apreciar en su trabajo. Al reciclar telas e instalarlas en la calle entre las casas, Isabel Martí no solo aborda cuestiones ambientales, sino que también nos invita a reflexionar sobre nuestra realidad. Reciclar como una propuesta de vida. Reciclar para aunar lo artístico y la memoria. Su arte, que va más allá de la imagen visual, se convierte en una experiencia que conecta con nuestras vivencias compartidas.
La obra «Queremos pan y también Rosas» es un homenaje al poema feminista que Helen Todd realizó en 1911 y que luego las activistas estadounidenses utilizaron para reclamar mejores salarios. Una vez más la costura forma parte de su obra, destacando la necesidad de reconocimiento para las mujeres. La artista nos presenta una máquina de coser vuelta del revés, patas arriba, para reivindicar que, sin ellas, nada funciona. Un ready-made que parte de las enseñanzas de Duchamp y aterriza en una obra feminista.
Queremos pan y también Rosas. Teruel. 2021
Pan para todos y rosas también. Bétera. 2022
El trabajo de Isabel Martí reclama espacio para las mujeres. No busca un estatus superior, sino un reconocimiento genuino de la labor femenina en todas sus facetas.
La artista reclama protagonismo y visibilidad, una llamada a preservar el cuidado y la memoria, una llamada a tejer el «nosotros» más allá de las fronteras individuales.
