Carol Solar. Transcendiendo los tópicos para entrar en la controversia
MIRIAM CALLEJO mirando a CAROL SOLAR
Al mirar la obra textil de Carol Solar (Santiago de Chile, 1975), lo primero que se ve es ingenuidad, colorido, formas infantilizadas y sencillas, una vivacidad que se transmite al espectador. Sin embargo, si se hace con detenimiento, alcanzando el siguiente nivel de lectura, las formas que anteriormente nos fascinaban por sus “buenas vibraciones” se convierten en la herramienta para reivindicar precisamente la problemática de nuestro mundo actual. Escenas que nos muestran la realidad tal y como es, fuera de ese mundo de felicidad y corrección pretendidas por la propia sociedad, las redes sociales y los prejuicios a mostrar nuestra verdadera personalidad. La situación de la mujer, los temas de género, como una de las mayores reivindicaciones históricas de nuestra sociedad, no escapa a su particular visión, mostrando tanto ese camino que estamos actualmente labrando, logros ya conseguidos, como los tópicos que aún rodean a la mujer desde hace siglos.
Tu obra es de colores vivos, a primera vista transmiten una energía y alegría contagiosa, pero según uno se va acercando y observa con más detenimiento, surge muchas veces una sensación de incomodidad, un toque siniestro, como si tuvieran un lado oscuro, ¿cuál es la historia detrás de tus obras?
Somos una sociedad que ha crecido entre dibujos animados y videojuegos, ahora es normal que con más de 40 años sigamos viendo Los Simpson o pelis de Pixar o de Marvel, es habitual que entidades bancarias o aplicaciones empresariales se dirijan a nosotros a través de muñequitos, emojis o incluso memes, nos estamos infantilizando cada vez más. La estética y el trato se van volviendo cada vez más infantiles, pero los problemas a los que nos enfrentamos cada vez son más graves y globales: epidemias, fascismo, desigualdad… Estamos haciéndonos selfis y postureando delante del incendio. Mi obra representa esa infantilización, pero no pierde de vista la gravedad de los tiempos que corren.
La parte más importante de tu trabajo es escultura e instalación textil, y es inevitable pensar en Louise Bourgeois, ¿en qué medida te ha influido su obra? ¿Quiénes son tus referentes?
Louise Bourgeois es casi el primer referente para cualquier artista textil, su trabajo demuestra la fuerza y la trascendencia que puede alcanzar la obra textil. Además, ella como persona es fascinante, me encantan esas fotos suyas ya de anciana, trabajando, feliz y apasionada, o esos vídeos en los que canta en su estudio… después van apareciendo otros referentes no menos importantes: Annette Messager, Dorothea Tanning, Vasconcelos… me suelo fijar más en contemporáneas y voy cambiando mucho a mis ídolos: Nick Cave, Greyson Perry… ahora en el altar de mi devoción tengo a Dorothy Iannone. Sin olvidar a los del cómic como Moebius, dibujos animados como Hora de Aventuras o diseñadoras como Ágatha Ruíz de la Prada.
Sueños solares son viñetas surrealistas y con mucho humor, pero al mismo tiempo muy reales y personales que, además de en tu web, podemos disfrutar en Instagram, ¿cuándo decidiste compartirlos en redes sociales? ¿Qué importancia das a las redes sociales en el actual mercado del arte?
Pues como no llevo mucho en el mundo del arte, ya que comencé tarde en este camino, no me explico cómo funcionaban antes los artistas sin las redes sociales. ¿Cómo los veían las galerías? ¿cómo se enteraban de convocatorias? ¿de dónde sacaban los Likes para darse ánimos? En fin, me parecen una gran herramienta (o arma, según cómo se utilicen).
Mis Sueños Solares vienen de unos cuadernos que llevo escribiendo años. En ellos nada más despertar, apunto mis sueños sea la hora que sea. Es un ejercicio muy curioso, cuanta más atención le prestas a los sueños más complejos y detallados se vuelven. Cuando después de un tiempo leo estos cuadernos no recuerdo nada, me resultan totalmente ajenos. Me parecían muy divertidos y muy locos, así que los voy dibujando y los comparto en Instagram (@suenossolares) a la espera de que me descubra una gran editorial, me lance al estrellato y me forre haciendo viñetas. También me planteo la autopublicación, por si lo anterior no ocurre nunca. Creo que ahora las editoriales se fijan sobre todo en los seguidores que tiene un autor para ver si es publicable o no. ¿Llegarán las galeristas a hacer lo mismo? ¿Acabaremos valorando el talento en función de Followers y Likes? ¿Será todo como en aquel episodio de Black Mirror?
Comentas que empezaste tarde en esto del arte, cuéntanos un poco sobre cómo llegaste a este camino.
Aunque siempre me gustó el dibujo, la pintura, el cómic, etc. en mi juventud quise ser práctica, me asustaron las estrecheces económicas de los artistas que conocía. Con 16 años iba a clases de dibujo con un pintor buenísimo y venían sus amigos artistas a verle, le decían “venimos a ver si tienes algo de comer” y él les decía con todo el cariño “sí, claro, hay un poco de pan en la cocina, cogedlo”, se me partía el corazón. Esto es un poco extremo, pero unido a todos los comentarios de “no vas a aprender nada”, “eso no vale para nada”, “te vas a morir de hambre”, etc., preferí elegir otro camino más seguro, la informática. Buenos trabajos y buenos sueldos, pero aburrimiento máximo. Pero al final la cabra tira al monte. No podía más con la frustración y con 32 años dije, pues me da igual todo, yo quiero aprender a pintar y me metí a estudiar Bellas Artes. Jamás aprendí a pintar, pero aprendí lo que es la felicidad auténtica. Y siempre hay un amigo que te da un trozo de pan, jaja.
Como mujer artista que ha comenzado su carrera artística a una edad mayor de lo habitual y, por tanto, con otro punto de vista sobre la vida, ¿cómo ves la situación de la mujer en el mercado del arte? ¿Es más complicado para una emergente hacerse un hueco cerca de la cuarentena?
Si hacemos un cuadrante joven/mayor/hombre/mujer, está claro que el cuadrante mujer-mayor es el que más difícil lo tiene. Muchas ayudas o convocatorias limitan la edad a 35 y aunque esto perjudica a hombres y a mujeres por igual, en concursos y en galerías siguen seleccionando a un porcentaje de hombres más elevado. No hay más que ver las cuentas que MAV saca cada año sobre presencia femenina en Ferias de arte, o los premiados en concursos de pintura. Aunque las instituciones están empezando a ponerse las pilas en cuanto a igualdad, todavía hay mucho que hacer entre galerías y coleccionistas, que son al fin y al cabo, los que nos permiten seguir creando.
Siempre me ha gustado cómo hablas con naturalidad y humor de temas escatológicos, pero naturales para el ser humano, que suelen quedarse en la esfera privada o que, directamente, se quedan en nuestros pensamientos. Somos una sociedad cargada de prejuicios, ¿ves en tu obra un modo de liberación de esas cadenas impuestas por la religión, la moralidad, nuestras propias vergüenzas?
Totalmente. Muchas de mis piezas hablan justamente de eso, de quitarse tabús, de no adaptarse a las normas, de aceptarse a uno mismo… Tengo una serie de obra erótica que habla de eso precisamente, de mirar con más ternura nuestras rarezas. Y El Trono o los muebles de PlayHouse son una forma de decir: aquí estoy yo, paso de imposiciones o normas, me construyo mi propio hogar a mi medida. En el mundo del arte estamos llenos de “deberes”: El artista debe representar a su tiempo, debe ser reivindicativo, debe ser original, debe dinero… buf… pues paso de ser artista, con intentar tener un poco de libertad ya tengo bastante.
El trabajo textil está históricamente vinculado a la mujer, solo hay que ver representaciones de hace más de dos mil años con mujeres ante un telar, pero los nombres que pasan a los libros de historia y que son objeto de investigación son de sastres y modistos, porque, al fin y al cabo, el trabajo de la mujer ha estado ligado al hogar, ¿es el arte textil actual la principal vía de reivindicación de estas técnicas artesanales asociadas a lo femenino, de la labor de esas mujeres que han que permanecido siglos en las sombras?
Bueno, en el pasado los hombres se comieron todos los sectores de cualquier profesión, solo ellos trascendían en cualquier campo. Es verdad que en lo que se refiere al arte textil, hay una gran mayoría de mujeres y creo que muy reconocidas mundialmente. En el mundo de la moda en cambio, siguen predominando los nombres masculinos en los puestos directivos aunque en las escuelas el porcentaje de hombres es mínimo… En el arte en general pasa lo mismo, el porcentaje hombre/mujer se invierte una vez se sale de las facultades.
Siguiendo este hilo, ¿qué factores crees que influyen para que se dé esa inversión? ¿Podrá tener remedio a corto plazo?
Hasta ahora se ha dado esa inversión por factores culturales y educacionales. Vivíamos en un mundo diseñado principalmente por hombres y se ve que ellos encajaban mejor en su propia creación. Creo que galeristas, coleccionistas e instituciones confiaban más en la carrera artística de un hombre que en la de una mujer, entre otras cosas porque ellos no se ocupaban del cuidado de los hijos, mientras que las mujeres sí. Ahora que esto está empezando a repartirse mejor, obligatoriamente tendrá que notarse el ajuste de porcentajes. En este sentido soy positiva. Hay varias acciones importantísimas trabajando por la visibilidad de las mujeres, como esta misma: Mujeres Mirando Mujeres, o el gran trabajo que ha hecho Diana Larrea con su Tal día como hoy, o María Gimeno con su Queridas Viejas… todo esto da mucho impulso a las mujeres y le abre los ojos a muchos hombres.
En muchas de tus obras se aprecia una inspiración en la mitología, la leyenda, el cuento y, en tu última exposición, la etnografía, ¿en qué manera crees que estas tradiciones, muchas veces transcritas o registradas tras siglos de oralidad, muestran nuestra naturaleza interior?
Me gusta buscar lo que hay de común en tradiciones, cuentos o religiones, ajustarlo a mis propias creencias y así hacerme la ilusión de que no voy desencaminada. Esto es un poco pretencioso, pero creo que el arte esconde verdades universales que incluso el propio autor ignora a veces. Esto me lo enseñó una exposición de Louise Bourgeois, precisamente. Fue en la Casa Encendida y su obra me habló directamente al alma, comprendí el profundo mensaje que había en su trabajo, más allá de las explicaciones que se leen en los textos. Desde entonces veo que algunos artistas están buscando esa verdad universal con honestidad, otros pocos privilegiados la han encontrado y otros han olvidado por completo que tal verdad existe siquiera.
La figura femenina destaca sobre las masculinas y las infantiles en tus obras, muchas veces como bruja, ¿cuál es su papel?
Sí, es curioso, las mujeres representamos mucho a las mujeres… será por hacernos visibles de una vez. En mi caso me fijo en temas muy cercanos y accesibles. He utilizado la figura de la bruja para hablar del miedo, de cómo se nos manipula a través del miedo y de la ignorancia, de cómo se anula la voz de mujeres sabias e independientes o de todo aquello que pueda suponer una amenaza para el poder establecido.
Antes de tu exposición en el Museo de Artes y Tradiciones Populares, ya empleabas la máscara, ¿qué representa en tus piezas?
Casi siempre hay un doble juego en mi trabajo, por un lado muestro lo que nos gustaría ser y por otro lado muestro lo que intentamos ocultar, ¿será porque soy Géminis? Me atrae la dualidad, pensar que detrás de lo que percibimos hay un misterio escondido, que las cosas no suelen ser lo que parecen. Me interesa mucho ese afán que tenemos ahora por aparentar, nos ponemos esa máscara sobre todo en redes sociales, ¿para qué? ¿para que nos quieran? ¿para que nos admiren? ¿estamos todos tan necesitados de atención? Qué felices y qué guapos somos todos en Instagram.
Para finalizar, ¿cuáles serán tus proyectos para este 2020?
Estoy contenta porque este año tengo bastante movimiento programado con antelación… además de la pequeña exposición en el Museo de Artes y Tradiciones Populares que hice en enero (que forma parte del proyecto anual Nuevas Miradas, comisariado por Domingo Huertes y Alison South) y la colectiva de Hybrid Fair en febrero, en junio tengo una exposición individual en el Espacio Balmes y en octubre expongo en Alcobendas, en el Centro Anabel Segura. Como Alcobendas es la ciudad donde me he criado, tenía ganas de exponer allí.
© Carol Solar. Web.
Miriam Callejo. Bio.
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