MARIA ARREGUI mirando a ANA ARREGUI
La artista Ana Arregui es natural de Osuna (Sevilla), y actualmente reside en Madrid. Desde sus inicios, su trabajo siempre ha partido de la investigación en torno a los constructos sociales y culturales que se han desarrollado en base a la morfología de los cuerpos, y cómo ello afecta al individuo tanto en su autopercepción como en la de los demás. Los cánones de belleza asfixiantes, las violencias ejercidas a través de la objetualización y la sexualización de los cuerpos, así como la necesidad de devolverle su esencia y libertad al ser fuera de esta mirada inquisitiva, son las preocupaciones que Ana Arregui aborda en toda su obra.
He tenido la suerte de poder conocer tu obra y tus procesos de creación desde tus comienzos, pero me sigue sorprendiendo tu capacidad de hallar siempre nuevos modos de cuestionar e incluso de denunciar esos “estigmas” del cuerpo, como tú los llamas. Lo son en tanto que dañan al individuo -a veces tanto física como psicológicamente-, especialmente en la mujer. ¿De dónde surge esa necesidad de evidenciar y señalar las connotaciones que la sociedad le ha impuesto a los cuerpos, e incluso a ciertos fragmentos de éstos?
Desde mis inicios académicos, el cuerpo siempre ha sido un tema recurrente en la medida en que mis piezas podía designarlas como propias, en el sentido de relacionarlas a un concepto o un discurso donde entonces no estaba muy claro o no era intencionado más allá de la experimentación plástica. Al final de ese periodo, empecé a cuestionar mi proceso, mi discurso y elaboré una investigación que se extendió más de dos años para el proyecto fin de máster en la Universidad Politécnica de Valencia (UPV): Retóricas Corporales, donde indagué en la relación cuerpo-sujeto de otras mujeres y sus testimonios a través de la fotografía.

Serie Retóricas Corporales. 2010. Fotografía intervenida.
Desde una perspectiva espectadora, entrevisté a mujeres de mi entorno que me contaron sus experiencias y vivencias a través de la relación con sus cuerpos mientras yo documentaba y elaboraba piezas plásticas en relación a estos testimonios. Toda esta investigación fue un despertar feminista: la toma de conciencia del lugar de la mujer y sus cuerpos en la sociedad, en la historia, en el arte, hasta mi propia existencia y autopercepción. Cómo entender el arte como herramienta para denunciar estas desigualdades y el cuerpo como un medio de acción fue y es la manera en la que entiendo la creación y los discursos en la mayoría de mis trabajos.
Abordas la fotografía, la instalación, el dibujo, pero sobre todo, creo que podemos afirmar que la pintura es el medio más catalizador de tu producción. Existe una energía que se traslada a tus lienzos que son muy evidentes al observar tus trazos. En la performance Arqueolejías -que has realizado en residencias, ferias y certámenes, y que trasladas a varios de tus proyectos– el público ha podido ver en directo esa seguridad y rapidez con la que haces aparecer las figuras -con gran expresividad, por cierto-. Me detengo en esta parte procesual porque es importante saber que no existen en estas obras pausa, sino pulsión. Me pregunto si las otras técnicas te permiten expresar otros aspectos de tu discurso y tu personalidad como artista.
La experimentación plástica es parte de mi proceso e identidad como artista, trabajando diferentes disciplinas que se van adaptando a los discursos, los tiempos y a mi contexto vital. La pintura la vivo como algo muy físico, catalizador como comentas, donde además la acción de compartir el acto pictórico traslada emoción, atmósfera y el público se convierte en parte imprescindible. Esta inmediatez y seguridad define mi proceso pictórico sin duda y mi sino como artista, sin embargo, en otras prácticas como la escultura e instalación, me he enfrentado al reto del tiempo y la espera.

Serie Arqueolejías. 2014. Tinta y lejía sobre papel.

Serie Racimos. 2018. Instalación. Técnica mixta.
Pieza seleccionada en la XXXIV Muestra de Arte Joven en La Rioja.
Organiza Gobierno de La Rioja. Noviembre 2018.
En el proyecto Racimos –donde represento el cuerpo femenino de una manera no normativa, desafío las lecturas tradicionales que se han hecho en torno a él, y a mi propia autorrepresentación a través del dibujo, escultura y la instalación- adapté el proceso creativo a los tiempos de fraguado que requiere la materia.Transformé la inmediatez y la impronta en tiempos de secado, iteración y medición, y esto me ha permitido evolucionar el concepto hacia otras líneas de acción como el proyecto Naturalezas y Cuerpos,-donde reclamo la conquista del espacio público a través de estas piezas (pechos de cemento)-. La observación del entorno, el detalle, la ciudad y, sobre todo, la naturaleza, se aúnan como parte de la obra. Y esto requiere parar y observar.

Serie Naturalezas y Cuerpos. 2021. Técnica mixta.
Naturalezas y cuerpos es el trabajo donde estás más inmersa últimamente, es un proyecto de largo recorrido en el que llevas trabajando varios años y que precisamente, esa alusión que haces a “parar y observar”, podría hacer que aún trabajes en él por un tiempo indefinido. ¿De dónde nace un trabajo como éste?
Este proyecto surge como una respuesta a la desconexión de muchas sociedades contemporáneas con la naturaleza, así como de una profunda exploración personal de la relación entre el cuerpo, el entorno natural y el espacio público.

Serie Naturalezas y Cuerpos. 2024. Técnica mixta.
A lo largo de mis derivas, he tenido la oportunidad de observar y reflexionar sobre cómo las formas de la naturaleza evidencian casualidades morfológicas con la representación anatómica en la manera en la que yo la trabajo, revelando una conexión que, a día de hoy no es solo casual, sino que observo, relaciono y creo contínuamente, generando patrones y piezas que se entrelazan, dialogan y reconectan el entorno a través del arte. Una selección casi taxonómica de la naturaleza que me rodea, con sus peculiaridades y diferencias, y que tiendo a corporeizar, ya sea con la intervención de las propias piezas en el entorno, o bien haciendo una comparación posterior en un diálogo fotográfico vs plástico.
No es casualidad que tus primeros trabajos académicos profundizaran en la relación mujer-cuerpo-arte, puesto que todos estos conceptos definían no solo tus intereses sino tus circunstancias vitales. Recuerdo que mientras elaborabas tu proyecto Retóricas Corporales, que versa sobre cómo los condicionantes físicos de las mujeres que entrevistaste y fotografiaste influyeron en sus relaciones sociales y vida en general, tu propio cuerpo se transformó como resultado de esa implicación y esfuerzo. ¿Cómo percibes ahora lo que experimentaste en aquél momento?
En Retóricas Corporales tomé una postura observadora y de escucha de los testimonios y vivencias de otras mujeres en relación a sus contextos y cuerpos. Paralelamente, debido a mi compromiso con el proyecto, la empatía hacia esos testimonios de las mujeres que accedieron a colaborar conmigo y mi vida personal, mi propio cuerpo experimentaba un enorme cambio del cual yo no estaba siendo consciente. Separé mi cuerpo de mi experiencia vital, donde su significado más literal de soporte y contenedor de materia se traducía en una desconexión total.
Una vez acabada esa etapa y tomando conciencia de mi realidad, tomé mi cuerpo como protagonista de mi investigación artística y empecé a realizar varios proyectos en torno al “yo” ( No Autorretrato, Proyecto_Pluriempleo, Racimos…).

Serie Racimos. 2018. Instalación. Técnica mixta.
Proyecto seleccionado dentro del marco de Convocatorias de proyectos para el espacio extensión AVAM en Matadero Madrid. Junio 2018.

Serie Racimos. 2018. Video.
Después de todas estas reflexiones que nos trasladas a través de tus obras, sería interesante que compartieras cómo piensas que el hecho de ser mujer ha influido en tu carrera profesional en general, y en concreto en la artística. Yo, desde mi posición de hermana, pero también como profesional del arte, he visto en primera persona cómo aún existe muchísimo pudor a trabajar con mujeres que hablen del sexo y el estigma de una manera tan clara como lo haces tú.
Ser mujer ha condicionado mi carrera artística de manera profunda y transversal, sin duda. No solo por el lugar que ocupo dentro del sistema del arte, sino por cómo mis discursos, que abordan el cuerpo y el género desde una mirada crítica, se reciben. Como bien mencionas, sigue existiendo una resistencia a que las mujeres hablen de su propio cuerpo con total autonomía, sin necesidad de asociarlo a su sexualización. A lo largo de mi trayectoria, he sentido en varias ocasiones que ciertos espacios prefieren discursos menos incómodos, mientras que otros, aunque abiertos a la diversidad, siguen condicionados por dinámicas de mercado o estructuras patriarcales.

Serie Racimos. 2018. Instalación. Cemento y peana.
Sin embargo, el cuestionamiento constante ha sido una fuerza impulsora en mi obra. No entiendo mi producción artística sin esa mirada crítica. Más que limitarme, me ha obligado a construir mi propio camino, a generar mis propias oportunidades y a conectar con redes de creadoras que comparten inquietudes similares. La sororidad y la autogestión han sido clave para avanzar en un contexto que muchas veces nos invisibiliza o nos encasilla en etiquetas limitantes. Todo esto lo exporto a otros ámbitos como es mi carrera de diseño, donde aplico la perspectiva de género como propósito fundamental que atraviesa cada decisión que tomo, desde la elección de imágenes y narrativas hasta la accesibilidad y representación en los proyectos que desarrollo para construir discursos más inclusivos y equitativos.

Serie Racimos. 2018. Tinta sobre papel.
Tu trabajo en el diseño es otra faceta dentro del ámbito de la creación que tengo la suerte de seguir de cerca, y que desde luego, daría para otra entrevista. Para concluir me gustaría preguntarte, ¿qué consejos le darías a las artistas que quieren comenzar su carrera enfocada a las cuestiones de género y desde la perspectiva del feminismo y que teman que ese enfoque pueda afectarles negativamente en su crecimiento y/o reconocimiento?
A las artistas que quieren comenzar una carrera enfocada en cuestiones de género y feminismo, les diría que, aunque el miedo a la censura o al rechazo es legítimo, la voz propia es lo más valioso que tenemos. El arte, como cualquier otro ámbito, sigue siendo un espacio de disputa, y es precisamente ahí donde radica su potencial transformador. Les animaría a investigar, a rodearse de otras mujeres artistas, teóricas, activistas, a apoyarse en referentes que les ayuden a sostener su discurso con firmeza. También a buscar estrategias para que su trabajo no dependa exclusivamente de los circuitos convencionales, explorando la autogestión, las residencias o los espacios alternativos.

Serie Autocorpografías. 2024. Acrílico sobre lienzo. 130×90 cm.
Finalmente, les diría que la autenticidad en el discurso y la persistencia en la práctica son las mejores herramientas para abrirse camino. Ser fiel a una misma, a los propios procesos y cuestionamientos, es lo que realmente da sentido a la trayectoria artística, más allá del reconocimiento inmediato.
Voy a permitirme la licencia de agradecerte el haber sido la primera mujer y artista en abrirme el mundo de los estudios de género, y en concreto, del feminismo. Y gracias por alentar con tan acertadas palabras a quienes duden en adentrarse en este ámbito, porque como bien dices, el arte es un espacio de disputa, y ahí es justamente donde encuentras los obstáculos, pero también las alianzas.