martes, marzo 19, 2024

    Rebeka Elizegi: la inspiración de nuevas miradas a través del collage

    Ana GR Yñáñez MIRANDO a Rebeka Elizegi

    La obra de Rebeka Elizegi trae sin duda esos aires de las vanguardias de principios del siglo XX. La idea de experimentación, de ruptura, de novedad, de búsqueda del shock en el espectador que desarrollaron movimientos como el dadaísmo o el surrealismo, lenguajes inspiradores para la artista.

    Una experimentación que no sólo se produjo a nivel creativo, sino que implicó también nuevas formas de mirar y nuevas formas de verse en el mundo, especialmente en el caso de las mujeres artistas, muchas de las cuales marcaron las líneas de investigación del arte feminista. Ellas trabajaron en una constante exploración de la identidad, el cuerpo, la imagen, los procesos creativos en un mundo en un constante proceso de cambio, que incluía al menos la posibilidad de empezar a valorarse en primera persona y a hacerse preguntas. Empezar, en definitiva, a cuestionar, de alguna manera, todo lo impuesto y establecido como universal para el género femenino, aunque no sin enfrentarse a las fuertes barreras de género que los principales integrantes de los movimientos de vanguardia tampoco se interesaron en romper.

    A través de sus collages artesanales, Rebeka Elizegi nos devuelve a ese mundo experimental y crítico bajo una mirada actual. Con sus figuras volumétricas de diversos materiales y formatos, Elizegi muestra un universo propio en el que la figura femenina también se convierte en eje central de su obra, sin dejar de lado otros temas como la diversidad de género o cuestiones de ámbito social.

    Con obras de interpretación abierta, Elizegi nos plantea una imagen sin un significado definido, requiriendo así la atención del espectador, su mirada y su contexto. Y es que el artista, dice, «es simplemente el punto de partida de la obra.»

    La llorona - Serie de 10 piezas © Foto: Paul Lataburu

    La llorona – Serie de 10 piezas © Foto: Paul Lataburu

    Es sorprendente que en los tiempos que corren y viniendo del mundo del diseño gráfico, te decantes por una técnica manual, ¿qué es lo que te mueve a hacerlo así?

    El trabajo manual ha sido una práctica constante en mi vida. Tanto en mis primeros juegos como niña, como en proyectos actuales de diseño, he utilizado técnicas manuales. De hecho, me decanté por estudiar diseño gráfico porque era la profesión que más se aproximaba a mi manera de jugar, de sentir y de comunicar, a partir de la imagen y la expresión plástica. Hoy en día, el ordenador y las aplicaciones informáticas son la herramienta principal para cualquier grafista, pero cuando yo comencé en la profesión, hace ya más de 25 años, aún se trabajaba de forma manual en los estudios. Hoy, tengo la suerte de poder combinar ambas técnicas, aunque para la creación de mis collage, trabajo exclusivamente de forma manual.

    Exposición en galería La Isla, Madrid © Foto: Raul Bartolomé

    Exposición en galería La Isla, Madrid © Foto: Raul Bartolomé

    En los últimos años me he alejado un poco del mundo del diseño, para adentrarme en profundidad en el trabajo artístico, el cual me permite una expresión más libre y personal, en este caso a partir del collage, que es mi medio y mi lenguaje artístico.

    Trabajo piezas de pequeño, medio y gran formato, aplicando la técnica del collage clásico (ready made). Realizo mis piezas siempre con material encontrado, no redimensiono ni retoco digitalmente las imágenes previamente, y todos los recortes con los que trabajo son de imágenes encontradas en publicaciones tanto antiguas como actuales, buscando la mezcla de temporalidades y orígenes diversos.

    Como característica diferenciadora de mi trabajo, destacaría que generalmente silueteo mis piezas sobre soporte rígido, de forma que se convierten en figuras corpóreas, pequeñas esculturas de papel y cartón.

    Black © Foto: Raul Bartolomé

    Black © Foto: Raul Bartolomé

    Adentrémonos, dentro de lo posible, en tu método de creación, ¿dirías que tus obras son resultado de impulsos o hay una meditación profunda, una intención clara, detrás de cada una de ellas? ¿cuáles son tus influencias o puntos de inspiración?

    Generalmente parto de una idea inicial, un proyecto, un guión premeditado, casi nunca comienzo a trabajar sin establecer un concepto previo y habitualmente trabajo series, pocas veces realizo piezas sueltas. Me gusta desarrollar mis composiciones dentro de un marco temático, con un guión preestablecido. Según la idea y el tono que pretendo transmitir, preselecciono y recorto una serie de materiales que me ayuden a plasmar la idea que busco, y a partir de ahí, me dejo llevar, entro en una especie de “trance”, en el que los retales toman vida propia y deciden a su antojo qué lugar de la composición deben ocupar; ese momento es mágico, único y diferente en cada proyecto. Considero que en la práctica del collage como disciplina artística, es imprescindible dejar espacio a la improvisación, la casualidad, dejarse llevar para provocar serendipias o descubrimientos inesperados que se producen de manera casual durante el proceso de trabajo y que lo enriquecen.

    Me inspira el propio material que voy encontrando. Siempre estoy alerta en este sentido. Me interesa mucho que el material llegue a mi de forma casual o inesperada, generalmente son los mejores hallazgos. También busco y compro material en mercadillos, anticuarios o librerías, pero prefiero que los materiales vengan a mi, más que ir yo a buscarlos.

    Gutmann 1 © Foto: Raul Bartolomé

    Gutmann 1 © Foto: Raul Bartolomé

    Es evidente tu afinidad a los movimientos de las vanguardias históricas, rasgos del surrealismo y dadaísmo están presentes en tus collages. Aquellos movimientos surgieron como rechazo a lo establecido, buscaron, según estableció uno de los principales teóricos de las vanguardias, Peter Bürger, la integración del arte en la praxis vital, lo que implicaba una transformación de lo socialmente establecido, una ruptura, dando al arte un poder o confiando en sus posibilidades como motor de cambio. ¿Qué es lo que te une o te admira de estos movimientos, la estética o la intención transgresora con la que surgieron? 

    En este sentido, efectivamente me inspiran movimientos artísticos como el surrealismo, el dadaísmo, el ready-made, el pop art, el street art y toda aquella idea que pretenda transgredir lo socialmente establecido como discurso normativo.

    Por supuesto la estética surrealista me fascina, sobre todo porque permite al espectador hacer su propia lectura de forma libre, pero lo que más me interesa de los maestros del surrealismo es su carácter transgresor, su respuesta alternativa y contestataria al arte tradicional de su momento.

    Por otro lado, ¿cómo te identificas con ellos en cuanto a objetivos o aspiraciones, crees que sigue siendo posible un cambio social a través del arte o crees que ha perdido todo su poder en ese aspecto?

    Quiero pensar que sigue siendo posible un cambio social a través del arte, o al menos que el arte es una tabla de salvamento y de liberación. Vivimos en una sociedad excesivamente globalizada, llena de patrones preestablecidos que nos encorsetan, en la que se nos da todo hecho y prefabricado, hasta las ideas, y creo que es imprescindible combatirlo, planteando visiones alternativas, incomodando, interpelando, haciendo pensar al espectador. Si no abrimos miradas y potenciamos el criterio propio de cada individuo, no avanzaremos.

    Europe © Foto: Rebeka Elizegi

    Europe © Foto: Rebeka Elizegi

    Centrándonos ya en tu propia obra, cuál es tu postura al respecto, por ejemplo, en el uso de la figura femenina que podríamos decir funciona como eje central de la misma. ¿Hay una intención crítica o quizá la exploración de un universo propio, la exploración de la propia identidad, una intención más intimista?

    Principalmente me interesa analizar y reflexionar sobre la situación de la mujer a lo largo de la historia, y supongo que en esa búsqueda hay también parte de exploración de mi propia identidad. Busco dar luz a colectivos de mujeres que han aportado valor y trabajo en el pasado, sobre todo en el ámbito cultural y artístico, y que se han mantenido a la sombra debido a la narración patriarcal de la historia en general, y de la historia del arte en particular.

    También trabajo sobre la idea de la diversidad de género y las personas que sienten y viven de forma diferente a la norma binaria establecida; me interesa lo diferente, lo alternativo, lo queer.

    White © Foto: Rebeka Elizegi

    White © Foto: Rebeka Elizegi

    Las imágenes de cuerpos también son una constante en mi trabajo; el cuerpo entendido como espacio que encierra, que oprime, que marca y estigmatiza por color, edad o género, que tantas veces es motivo de sometimiento, y que intento liberar a partir de mis composiciones.

     Recording © Foto: Rebeka Elizegi

    Recording © Foto: Rebeka Elizegi

    Tu trabajo recuerda inevitablemente a Hannah Höch, una de las artistas más reconocidas de este periodo vanguardista, integrante del movimiento dadá en Berlin. La obra de Höch, como la de otras artistas del momento, se ha sometido a una lectura de intención feminista, aplicando esa transgresión de la vanguardia a cuestiones de género. Höch exploró la idea de belleza establecida, la construcción del género, al igual que otras artistas de su generación. Si nos paramos a analizar, ¿crees que ha habido una evolución en el tipo de lecturas a las que se somete el arte femenino o en esencia nos mantenemos en los mismas intenciones y cuestionamientos?

    Más que el “arte femenino”, me gusta hablar de “arte hecho por mujeres”, y en este sentido, sí, creo que se ha evolucionado en el tipo de lecturas desde la mirada de mujeres artistas. Lo que creo que no ha cambiado tanto por desgracia, es la mirada de la sociedad hacia la figura de la mujer, los cánones de belleza por ejemplo, por tanto considero necesario seguir examinando y enjuiciando la idea de belleza establecida y las construcciones de género. Eso hace que el trabajo de Höch siga siendo actual, ya que aunque hayamos avanzado en derechos y libertades, en el fondo algunos cánones no han cambiado tanto.

     La novia © Foto: Raul Bartolomé

    La novia © Foto: Raul Bartolomé

    Totalmente de acuerdo en que la definición «arte hecho por mujeres» es más acertada. Siguiendo en esta línea, ¿crees que sigue siendo necesario afrontar la lectura del arte realizado por mujeres desde una perspectiva de género? ¿Crees que entraña riesgos?

    En una hipotética sociedad igualitaria (en la que por desgracia no vivimos) la lectura debería ser desde una perspectiva artística global, sin diferenciar arte hecho por mujeres u hombres; eso seria normalizar y equilibrar la situación, considerar que ambos géneros trabajan y aportan valor de forma idéntica, tanto en las artes como en otros aspectos de la vida.

    Pero por desgracia, a lo largo de la historia esto no ha sido así, por tanto, creo que sigue siendo necesario potenciar esta lectura para contrarrestar la invisibilidad a la que ha sido sometida la mujer en el entorno artístico durante tantos siglos, hasta conseguir una situación equilibrada en este sentido.

     Mina © Foto: Rebeka Elizegi

    Mina © Foto: Rebeka Elizegi

    Para finalizar, ¿nos podrías adelantar algo de tus próximos proyectos?

    Actualmente estoy trabajando en una serie de 8 piezas de gran formato sobre las poetas de la generación Beat, que expondré próximamente en la inauguración del hotel y residencia artística One Shot situado en el centro cultural Tabakalera de Donosti. A la finalización de esta exposición, las obras iterarán por los diferentes hoteles de la cadena-residencia.

    Paralelamente, y en el entorno editorial, estoy comisariando y diseñando un libro que recogerá el trabajo de 50 mujeres collagistas de todo el mundo y que verá la luz a inicios del 2019, de la mano de Promopress Editions, editorial especializada en libros de arte y diseño. Este es un proyecto que me hace especial ilusión, ya que me permite dar visibilidad y voz al trabajo de otras colegas.

    La llorona © Foto: Paul Lataburu

    La llorona © Foto: Paul Lataburu

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    Ana GR Yñáñez | web

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